Todos pasamos por una etapa en la que usamos el ‘te odio’ deliberadamente, sin sentirlo ni comprender lo que en verdad significa. Simplemente, producto de nuestra rebeldía adolescente, la usamos porque queremos herir a la otra persona: un hermano, un amigo o a nuestra madre.
Cuando somos adolescentes, rara vez admitimos que estamos equivocados. Nuestros padres siempre exageran, siempre dramatizan y siempre van a estar erróneos en lo que digan. Es así. Nosotros estamos bien y ellos están mal. Proponemos las ideas más insólitas y pensamos que es lo más normal, hasta que nuestros padres se encargan de bajarnos de la nube y hacernos ver lo contrario.
La película «J’ai Tué Ma Mère» (2009) o «Yo Maté A Mi Madre» es una producción canadiense, hablada en francés, escrita, dirigida y protagonizada por el joven y talentoso realizador Xavier Dolan; en quien, de hecho, está basada la historia. Con tan solo 20 años de edad, Dolan llevó a la pantalla grande y a varios festivales de cine, entre los que se encuentra el Festival de Cannes (en el que ganó tres premios), su relación con su madre en la adolescencia. Expuso su vida privada en pantalla, sin que su madre siquiera supiera lo que estaba contando en su película.
Hubert Minel (Xavier Dolan) es un chico en sus últimos años de secundaria. Vive con su madre Chantale (Anna Dorval), quien se divorció de su padre, a quien él prácticamente no ve. Hubert es un chico culto, artista (le gusta la pintura), con un pensamiento liberal. Es homosexual, pero no se lo ha dicho a su madre. Sin embargo, su novio, Antonin (Francois Arnaud) sí tiene una relación abierta con su madre. Son casi como amigos. Hubert lo visita a su casa, están los dos acostados en la cama sin camisa y fumando marihuana, la madre de Antonin entra y actúa como una amiga más. Hubert anhela esa relación con su madre, pero no la tiene. Su madre es más hermética, conservadora y hasta cierto punto distante. Entonces sucede lo que a todo adolescente le pasa: todo lo que haga su madre le molesta. Le molesta su ropa, le molesta su gusto por la decoración, le molesta los sonidos que hace, le molesta la voz, todo.
Hubert le propone a su madre la opción de mudarse solo a un apartamento. La madre, para salir del paso y que la deje seguir viendo televisión, le responde que está bien. Al día siguiente, cuando él le comenta emocionado que ya vio un lugar para mudarse, la madre actúa como si él estuviera loco y le responde que «vivir solo a los 16 años es ridículo. Mejor espera hasta tener 18». Hubert no lo puede creer, se molesta con ella y la insulta.
Su molestia con la madre llega al punto de que en una asignación del colegio tiene que elegir a uno de sus padres para hablar de su profesión y Hubert le dice a la maestra que él no tiene contacto con su padre y que la madre está muerta. La maestra le creyó, apenada, pero luego se da cuenta que miente y citan a la madre al colegio, quien enojada va hasta el salón de clases y le grita frente a todo el mundo.
Hubert desarrolla una amistad con la maestra a quien le mintió. Se queda a dormir en su casa o en la de su novio, con tal de no volver a la suya. Su madre preocupada recurre a llamar a su exesposo para que tome cartas en el asunto. El padre de Hubert lo invita a cenar con la excusa que lo quiere ver. Hubert va emocionado y se encuentra a su madre sentada en la sala de la casa de su padre para una intervención, que consiste en mandarlo a un internado para que termine el año escolar.
Esta decisión de sus padres desata la ira de Hubert, a quien no le quedó más remedio que irse al internado y terminar el año; pero lo que no sabía es que el próximo año volvería al mismo internado. Cuando la madre lo está llevando a tomar el bus hacia la ciudad donde está localizado el internado, Hubert le grita toda clase de insultos y barbaridades a la madre, rehusándose a despedirse de ella.
Un minuto antes de mi cumpleaños #18 te voy a llamar y después no volverás a saber más de mí. Tú y tus sucios hábitos encajan mejor con un cerdo. Tu Alzheimer de mierda, tu ropa vieja de repulsivos colores, tu expresión de oveja, las mariposas de tus paredes, tu manipulación… ¡Quédate con todo! ¿Qué harías si me muriera hoy?
La madre regresa a su auto y voltea a mirarlo. Hubert se voltea y camina hacia el bus. La madre respondió la pregunta para ella misma, con mucha tristeza de verlo partir, sin que él la escuchara:
Me moriría mañana.
Al final, Hubert es víctima del bully de su escuela y lo golpean unos chicos. Él escapa del internado y se va a una casa de campo donde vivió con su madre cuando era chico y de dónde guarda buenos recuerdos con ella. La madre se entera que él está ahí y va a buscarlo, cuando se encuentra con el novio en la sala, quien le indica que Hubert está afuera en unas piedras cerca del lago. La madre camina hasta allá, se sienta con él y solo lo abraza… Así acaba la película.
Una obra de arte. Una de las mejores películas que he visto a nivel guion y fotografía. Dolan es detallista en sus encuadres y en la composición de los mismos. Los planos cerrados tienen cierta fuga al lado contrario a la mirada del personaje que da cierta sensación de desbalance y ausencia. Cada objeto del decorado está meticulosamente colocado para que esté en armonía con la historia. A través de la utilería y de la ambientación podemos llegar a conocer el personaje de la madre, por ejemplo. Sus gustos excéntricos tanto en la casa como en su vestimenta. Dolan, además, agrega escenas surrealistas como producto de la imaginación del personaje que metafóricamente se refieren a sus propias sensaciones de impotencia frente a las decisiones y actitudes de la madre.
Es una historia cómica, pero a la vez dramática, con la que estoy seguro muchos se sentirán identificados.
(El máximo de pantallitas es 10)
Trailer:
Escrito por: Enrique Kirchman
Un comentario en “«J’ai Tué Ma Mère»: Adolescencia Rebelde Y Amor De Madre”