Una de las películas más esperadas de 2012 fue «Les Misérables», basada en la novela del escritor francés Victor Hugo, la cual publicó en 1862. Tal vez muchos han escuchado este título por la famosa obra teatral y musical que ha estado por muchos años dándole la vuelta al mundo, desde 1980, en ciudades como París, Londres, Nueva York, Buenos Aires, Madrid, entre otros. También, habrán tenido la oportunidad de ver algunas de las muchas adaptaciones que se han realizado para el cine a lo largo de su historia, como la del director Richard Boleslawski en 1935 (que recibió cuatro nominaciones al Oscar), la de Lewis Milestone en 1952 o la de Bille August en 1998, que contó con las actuaciones de Liam Neeson («Taken»), Geoffrey Rush («The King’s Speech»), Uma Thurman («Kill Bill Vol. 1») y Claire Danes («Homeland»).
«Les Misérables» es una historia triste. Un drama con una crítica social acentuada, que habla de una época específica en Francia, en la cual el pueblo se rebela por la marcada diferencia de clases. La carga dramática la llevan personajes como Fantine, una chica trabajadora de una fábrica, que luego de ser despedida de su trabajo, se ve obligada a prostituirse para poder enviarle dinero a la familia que se encarga de mantener a su hija. Jean Valjean es un hombre que pagó muchos años de cárcel por haber robado un pedazo de pan y, liberado condicionalmente, omite reportarse a las autoridades y con ayuda de un obispo, recoge suficiente dinero que años después le permitieron ser alcalde de la ciudad. Valjean es el dueño de la fábrica de la cual su capataz despidió a Fantine, por lo que él se compromete a hacerse cargo de su hija, para compensar su omisión en ayudarla anteriormente. Javert es un miembro de la milicia que se ensaña contra Valjean, advirtiéndole que lo vigilará y esperará el momento en que cometa otro crimen para traerlo de vuelta a la cárcel. Luego de muchos años, Javert descubre que Valjean es el alcalde Madelaine y continúa su persecución. Cosette es la hija de Fantine, que luego es rescatada por Valjean de las garras de los bribones monsieur y madame Thénardier, quienes solo la tenía bajo su techo para cobrar el dinero que Fantine les enviaba. Valjean le paga una gran suma a los Thénardier y se lleva a Cosette desde pequeña, que años después, convertida en una hermosa mujer, se enamora a primera vista de Marius, un chico adinerado que se une a la revolución. Éponine es la hija de los Thénardier, que se crió junto a Cosette. Cuando se vuelven a encontrar, Éponine siente celos de Cosette y Marius, ya que está enamorada de él y pierde su vida salvándolo de un disparo.
En esta versión dirigida por el ganador del Oscar Tom Hooper (por «The King’s Speech»), protagonizada por Hugh Jackman («X-Men»), con las actuaciones adicionales de Russell Crowe («Gladiator»), Anne Hathaway («Devil Wears Prada»), Amanda Seyfried («Red Riding Hood»), Sacha Baron Cohen («The Dictator»), Helena Bonham Carter («The King’s Speech»), Eddie Redmayne («My Week With Marilyn») y Samantha Barks; «Les Misérables» destaca por el gran diseño de producción, al recrear la pobreza de la ciudad de París en 1830 con escenografías y locaciones que transmiten sensaciones por sí solas. El vestuario y el maquillaje, como parte de la dirección de arte, también son factores positivos que resaltan por el atinado uso de los colores que contrastan perfectamente con la escenografía donde dominan los colores cálidos.
Uno de los mayores retos de Hooper fue grabar las canciones in situ y no en postproducción, lo cual representó un gran desafío a los actores que debían mantener no solo un nivel de canto excelente en una película musical, sino también lograr la excelencia en su nivel actoral. El desplazamiento en escena, la expresión de las sensaciones dramáticas y que todo eso se transmita a través de las canciones es muy difícil; por lo tanto, es admirable esta decisión del director. Sin embargo, en mi opinión, fue mal utilizada. ¿Por qué? La película es cantada casi en un 95%. Los diálogos son expresados con una tonada musical entre las inclusiones de los famosos temas conocidos como «I Dreamed A Dream», «On My Own» y el tema nuevo «Suddenly», escrito especialmente para esta película. Los diálogos cantados, hasta cierto punto, no eran tan atractivos. Especialmente por actores que no tienen una preparación de canto como Russell Crowe. Por otro lado, Hooper no supo incluir los temas importantes de la película de tal forma que siguieran contando la historia, sino que parecía como que hacía una pausa en el relato para cantar y luego continuaba (por lo menos en la gran mayoría), por lo que la película se volvía densa y tediosa de ver. No es lo mismo ver musicales como «Moulin Rouge!», «Grease» o «Hairspray»; que no eran totalmente cantados y, sin embargo, la inclusión de las escenas musicales relataban parte de la historia. En «Les Misérables» no sucede eso y aburre, porque ni siquiera son temas rítmicos y coreografiados en su mayoría, sino que son temas más lentos.
A nivel actoral, quedo satisfecho con las actuaciones de Hugh Jackman y Anne Hathaway, aunque considero que Hugh Jackman no es merecedor del Oscar por su interpretación, lastimosamente, por lo que auguro que seguro le ganará Daniel Day-Lewis por «Lincoln». Por el contrario, la actuación de Hathaway sí fue conmovedora, a pesar de ser breve, ya que aparece mayormente en el primer acto de la película; pero su intensidad dramática es merecedora del reconocimiento que ha tenido como nominada al Oscar en la categoría de Mejor Actriz de Reparto y sigo opinando que debe ser la ganadora. Por otro lado, también me gustaron las interpretaciones de Samantha Barks y Eddie Redmayne (y sus voces), de hecho, hasta le hubiera dado una nominación a Redmayne como Mejor Actor de Reparto.
Mis personajes favoritos, y creo que muchos coincidirán conmigo, fueron los de monsieur y madame Thénardier, interpretados por Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter. Estos dos son los que le añaden cierta chispa y picos altos de acción a una película que se mantuvo recta como el electrocardiograma de un muerto. Baron Cohen y Bonham Carter interpretaron personajes jocosos que le añadieron ese sello que caracteriza a ambos actores. Por otro lado, Daniel Huttlestone, quien interpretó a Gavroche, también fue uno de los grandes personajes de la película, aportando su perspicacia y comicidad en los diálogos cantados y su actitud de pequeño bribón y travieso.
Salvo por los Thénardier, Gavroche y las escenas de Fantine, en general, la total musicalización de la película le jugó en contra a Hooper en cuanto a la narración, haciendo pausas muy largas entre escena y escena que disminuyeron el ritmo y el dinamismo del relato.
«Les Misérables», debo confesar, era una película que tenía muchas ganas de ver, pero que me decepcionó. La novela de Victor Hugo daba para crear una obra cinematográfica histórica en su realización; sin embargo quedó como una adaptación más de las tantas que se han hecho. Es preciso que Hooper tengan en cuenta que querer hacer una película como una representación teatral 100% de una obra que ha estado en las tablas desde hace más de 30 años, no fue una movida inteligente. Si queremos ver teatro, vamos al teatro. Si queremos ver la adaptación cinematográfica de «Les Misérables», esperamos que todos los códigos fílmicos y estilísticos del cine nos separen la película del arte teatral (que estoy seguro que debe ser un espectáculo).
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Escrito por: Enrique Kirchman