Foto: El conde Orlock, personaje del filme «Nosferatu, Eine Symphonie Des Grauens» (1922) de F.W. Murnau.

El cine tiene sus momentos en que los realizadores se ponen de acuerdo para abordar las mismas temáticas en sus películas, muchas veces, llevados por el contexto sociocultural, político o económico del momento. En determinadas épocas, fueron las vanguardias o movimientos estilísticos los que determinaron una similitud en los temas y estilos cinematográficos. Así sucedió con directores como F. W. Murnau («Nosferatu, Eine Symphonie Des Grauens», 1922), Fritz Lang («Metropolis», 1927), Robert Wiene («Das Cabinet Des Dr. Caligari», 1920), Carl Boese y Paul Wegener («Der Golem, Wie Er In Die Welt Kam», 1920); cuyas obras mencionadas pertenecían a las vanguardias de principios del siglo XX, tales como el expresionismo alemán, el futurismo, entre otras, las cuales aludían a la tiranía del momento en Alemania, augurando lo que sucedería décadas después con el holocausto nazi. Lo mismo sucedió en el cine italiano de postguerra (II Guerra Mundial), en el que directores como Vittorio De Sica («Ladri Di Biciclette», 1948), Roberto Rossellini («Roma, Città Aperta», 1945), y Luchino Visconti («Ossessione», 1943), entre otros, abordaron el tema de la pobreza, el desempleo y el hambre al que se enfrentó una Italia totalmente en ruinas durante esa época.

Foto: El actor Al Pacino interpreta al inmigrante cubano Tony Montana en «Scarface» de Brian De Palma.

Sin embargo, cuando nos remitimos a Hollywood, las temáticas no necesariamente responden a una vanguardia ni a una unión entre realizadores para crear filmes de crítica social, lo cual no quiere decir que no estén influenciados por los acontecimientos del presente y las tendencias socioculturales. Por ejemplo, en la década de 1980, la alta inmigracion latinoamericana en Estados Unidos dio como resultado una serie de películas que presentaban la figura de los latinos como los ‘malos de la película‘. Así lo expusieron en filmes como «Scarface» (1983) de Brian De Palma, «Salvador» (1986) de Oliver Stone y varias películas de James Bond como «Octopussy» y «Licence To Kill» (1989), ambas dirigidas por John Glen.

Foto: Steve Buscemi, Will Patton, Bruce Willis, Michael Clarke Duncan, Ben Affleck y Owen Wilson en «Armageddon» de Michael Bay.

Con la aproximación del siglo XXI, recuerdo que la preocupación de las personas de que se estuviera acercando el fin del mundo dio como resultado una serie de películas con temáticas apocalípticas como «Armageddon» (1998), «Deep Impact» (1998) y «End Of Days» (1999). Actualmente, la preocupación se ha tornado hacia la contaminación ambiental, lo que ha originado cientos de movimientos y tendencias proambientalistas. Esta preocupación se ha extendido en el cine, acompañada del factor social, cuando se hace referencia a la división de clases y a la supervivencia en un planeta cada vez más inhabitable.

Foto: Jaden Smith en «After Earth».

Foto: Tom Cruise en «Oblivion».

En el presente artículo nos referiremos específicamente a dos películas recientes que abordaron el tema del futuro del planeta Tierra, como consecuencia de nuestros presentes actos. Estas películas son «Oblivion» y «After Earth». Ambas nos presentaron un planeta inhabitable, lleno de riesgos, en el cual un poder superior gobierna sobre el resto.

En el caso de «Oblivion», una película dirigida por Joseph Kosinski («TRON: Legacy»), protagonizada por Tom Cruise («Jerry McGuire»), con las actuaciones adicionales de Olga Kurylenko («Quantum Of Solace»), Morgan Freeman («Se7en»), Nikolaj Coster-Waldau («Game Of Thrones») y Melissa Leo («The Fighter»); la historia se centra en un planeta que ha sido declarado inhabitable y peligroso. Luego de una invasión alienígena que destruyó la luna, la tierra se convirtió en un sitio caótico. Los seres humanos combatieron con armas nucleares que dejaron la mayor parte de la Tierra con altos niveles de radiación. La humanidad se ha trasladado a Saturno y dependen de la energía de las aguas de la Tierra para sobrevivir. Jack (Cruise) y Victoria (Andrea Riseborough) son los responsables de asegurarse de que los alienígenas que aún habitan la tierra no destruyan las naves que recogen energía. Para esto, Victoria se encarga del control de mando desde una casa/base que tienen en las alturas, mientras Jack patrulla los alrededores para asegurarse que sus drones estén en perfecto estado para defender las plataformas de energía.

Con el avanzar de la película nos vamos enterando de que los que son considerados alienígenas en la Tierra, en realidad son seres humanos sobrevivientes que combaten a los drones y se encargan de destruir las plataformas de energía, ya que pertenecen a los alienígenas que están robando los recursos del planeta. Jack y Victoria pertenecen a una serie de clones que los alienígenas reemplazan cada cierto tiempo para cumplir una misión por sector, ya que cada sector de la Tierra tiene a un Jack y a una Victoria, asegurándose (sin ellos saberlo) que exterminen a todos los seres humanos que restan de la gran guerra.

En el caso de «After Earth», la cual fue dirigida por M. Night Shyamalan («The Sixth Sense»), protagonizada por Jaden Smith («The Karate Kid»), con las actuaciones adicionales de su padre Will Smith («Men In Black»), las cosas varían un poco. En esta historia, desde el inicio nos dan a conocer que la Tierra tuvo que ser evacuada, ya que el mismo ser humano se encargó de destruirla. Entre contaminación y guerras, los desastres naturales se hicieron más continuos hasta que ya no se podía vivir en paz. Los seres humanos se mudaron a Nova Prime, otro planeta que era habitado por seres alienígenas que tenían unos monstruos llamados Ursas, los cuales olían el miedo de los seres humanos y así los cazaban. Solo un soldado llamado Cypher Raige (Will Smith) era considerado un Fantasma Original, ya que no sentía miedo, por lo que era prácticamente invisible a las ursas que no podían percibirlo (eran criaturas ciegas), por lo que Raige podía acabar con ellas con mayor facilidad.

Durante una misión, la nave en la que iba Cypher y su hijo Kitai (Jaden Smith) sufre un daño y se estrella en un planeta Tierra completamente distinto al que conocemos, con animales salvajes y casi prehistóricos que mutaron con el tiempo. Ahora Kitai debe encontrar un pedazo de la nave que cayó a gran distancia de donde se encuentra con su padre, para poder encontrar un dispositivo de auxilio que los ayudará a regresar a casa y salvar a su padre que está malherido.

Si aislamos los elementos temáticos de ambas películas, nos percataremos que tienen una composición bastante similar, con apenas unas cuantas variantes. Tenemos una línea de acción principal cuya trama es llevada hacia delante por los protagonistas en su aventura: en «Oblivion», Jack hará todo lo posible por descubrir la verdad de aquellos recuerdos del pasado que lo acechan y proteger a los humanos que restan en la Tierra; en «After Earth», Kitai deberá vencer el miedo y convertirse en todo un guerrero como su padre para poder sobrevivir a los peligros de la Tierra y a la ursa que lo persigue. Por otro lado, ambas historias también cuentan con una línea de relación: Jack y su reencuentro con Julia (Kurylenko), quien era su verdadera esposa; Kitai busca conectarse nuevamente con su padre Cypher. Luego, vemos que a nivel antagonistas tenemos a los seres alienígenas en ambas historias, como un factor que encaja en ese universo diegético enmarcado en un futuro donde el ser humano ha logrado traspasar al espacio y sobrevivir en él. Sin embargo, las causas del estado actual de la tierra tanto en «Oblivion» como en «After Earth», se debe a la destrucción provocada por los seres humanos.

Esa destrucción de la cual es responsable la humanidad no solo se le achaca a la contaminación ambiental, sino que principalmente, en ambas historias, se recalcan los conflictos bélicos, la utilización de armas nucleares, la constante violencia entre naciones, el odio en sí que se hace más evidente en la humanidad. ¿Qué podemos concluir? El desgaste de la Tierra y su futura destrucción total, según estos filmes, se debe principalmente a ese individualismo del ser humano que lucha por vivir en libertad, busca su bienestar, y para encontrarlo, solo puede hacerlo a través de la violencia y la destrucción. Queremos vivir bien, por lo que construimos grandes edificaciones lujosas, sin importarnos las pocas áreas verdes que le estamos dejando al planeta para que respire. Cuando nuestras naciones están sin recursos, queremos robarle los recursos a otros países a los que les sobra, y eso solo lo hacemos fomentando guerras. Queremos tener el poder, por lo que ejercemos la opresión a los más débiles, para así llegar a ser líderes… Lo que no nos hemos preguntado es ¿qué vamos a liderar cuando todo esté destruido? Nos convertiremos en grandes dueños de la nada.

Estas películas nos presentan a seres extraterrestres como los antagonistas e invasores. Unos que se roban nuestros recursos como en «Oblivion» y otros que se aprovechan de su superioridad para oprimirnos, como en «After Earth». Pregunto yo, ¿no sucede eso actualmente pero entre seres humanos, ciudades, naciones? ¿No se aprovechan las grandes potencias de los pequeños países para robarles sus recursos, engañándolos con disfraces de héroes de la humanidad? ¿Acaso no son estas mismas potencias las que nos oprimen por su superioridad bélica y de organización política para hacer temblar a los sectores subdesarrollados?

La expansión tecnológica e industrial que llamamos desarrollo, de forma desmedida y ambiciosa, solo soluciona un problema y genera diez más. Cuando la ciencia cree avanzar en un área, se le abre otras tantas incógnitas que amenazan con acabar la humanidad. Eso que pregonamos como progreso y desarrollo, no es más que la expansión de ese cáncer que somos nosotros mismos, amenazando con acabar con la Tierra.

Escrito Por: Enrique Kirchman