En 1995, poco después de haber anunciado oficialmente su separación del Príncipe Carlos, la Princesa Diana de Gales conoció al cardio cirujano Khan Hasnat en una sala de espera del Royal Brompton Hospital de Londres. Poco después entablaron una amistad que no demoró en convertirse en un apasionado amorío que la princesa luchó por mantener en secreto hasta el día de su muerte. Según muchas amistades de la princesa, Hasnat, a quien ella llamaba «Sr. Maravilloso«, fue su gran amor. Y aunque se separaron en junio de 1997, pocos meses antes del trágico accidente, los dos seguían enamorados.
En 2013, el director Oliver Hirschbiegel («Down Fall» & «The Invasion») llevó a la pantalla este fragmento de la vida de la Princesa de Gales, utilizando como hilo conductor el romance de Diana y Khan, aunque abordando también todo los momentos icónicos que tuvieron lugar en la vida de la princesa durante esos dos años. La película cuenta con la participación de Naomi Watts («The Impossible») como Diana y Naveen Andrews («Planet Terror») como Khan Hasnat.
La película fue un poco decepcionante. Desde el inicio, con las primeras escenas, Hirschbiegel elige empezar por el final. Nos muestra a la princesa en su habitación del Ritz, minutos antes de salir con Dodi Al Fayed en el auto en que morirían. En ese punto, vemos que Diana entra al baño con su celular, ansiosa por recibir una llamada, pero lo deja en el baño y se retira de la habitación con Dodi, el chofer y el guardaespaldas. Luego, el director inicia con la presentación del paradigma de la historia, mostrando breves escenas de Diana: en un evento en un colegio, llegando a su palacio donde vivía sola, hablándole al espejo, viendo televisión, cocinando, trotando, recibiendo sesiones de belleza, hasta llegar al momento en que se maquilla antes de salir a su encuentro con el periodista Martin Bashir, quien la entrevistaría para el programa «Panorama» de la cadena BBC en 1995. En esta escena solo nos muestran cuando Diana se sienta en el sillón frente a la cámara, mas no ponen escenas de la entrevista. Seguidamente, vemos otras tomas de Diana asistiendo a la ópera, donde es fotografiada por incontables paparazzis y la vemos hablando después con su hijo William. En estos primeros 11 minutos de película, con escenas realmente aburridas que parecen ser aleatorias, el director trata de darnos un vistazo breve de lo que acontece en la vida de la princesa, para luego escudriñar mejor en estos aspectos: su soledad en el palacio, la presión de los paparazzis, su distanciamiento obligado de los hijos y su desafío a la familia real a través de la entrevista con Bashir. Sin embargo, aunque ésta fue la intención del director, estas primeras tomas no hacen más que invitarnos a levantarnos y salir de la sala, porque dan la impresión que son capturas de momentos de Diana, sin ningún tipo de relación temática entre ellas.
La gran observación de este filme es la forma en que humanizaron a un miembro de la realeza inglesa como la reconocida y respetada Princesa de Gales. Es cierto que resulta atractivo ver cómo la mujer más famosa y más fotografiada de la historia llevaba una vida, dentro de todo, simple. Vemos que se cocinaba su propia comida, cuando en realidad no sabía cocinar o que se puso muy nerviosa hasta el punto de mentir cuando se encontró por segunda vez con el Dr. Hasnat; sin embargo, también nos muestran un lado que pasa la intención de humanizarla, convirtiéndola completamente en un ser mundano, como cualquier otro. La princesa es presentada como una mujer intensa en sus relaciones, controladora, manipuladora. Capaz de divagar por las calles a altas horas de la noche, luego de una fuerte discusión con su amante, a pesar del alto perfil que representaba para los medios. Conocemos a una Diana traviesa: que se mete en el maletero para viajar con su chofer y que no la sigan, que usa el auto viejo de su chofer para despistar, que se coloca peluca negra para salir a citas con Hasnat, que hace el amor en el piso. Inclusive, luego de que terminó su relación con Hasnat, Diana empieza a salir con Dodi Fayed, y se ve que es ella quien llama a un paparazzi en específico, le da pistas de que se encuentra tomando el sol en un yate, para que este paparazzi le tome las fotos, las publique, y así darle celos a Hasnat. No sé si esto es tan creíble, pero todo sugiere que Diana salía con Dodi por no estar sola, pero hasta el final, siempre esperó esa llamada del cirujano para que volvieran a estar juntos. De hecho, en los últimos minutos de la película, el director retoma la escena en el Ritz cuando Diana deja el celular en el baño. Mientras va saliendo con Dodi y su séquito, aparentemente el celular suena (era Hasnat quien llamaba), por eso es que ella voltea una vez más para mirar hacia la habitación antes de salir, pero decide irse al auto. Esta escena sugiere de forma muy cliché que el verdadero amor entre ella y Hasnat la hubiera podido salvar si ella hubiera regresado a contestar el celular esa noche y no hubiera salido.
Foto: El verdadero Dr. Khan Hasnat.
Según, lo que declaró Khan Hasnat a los medios el año pasado cuando se estrenó el filme, la película no es para nada apegada a la realidad. Hasnat desmiente que su familia se haya opuesto a que tuviera una relación con Diana, y también desmiente las razones que el filme expone como motivo de que su relación se haya acabado. Según el cirujano, lo que sucedió entre Diana y él, solo lo supieron él y ella, ni siquiera sus amistades.
En lo que respecta a otros aspectos de la historia, también se abordó el impacto de las declaraciones que hizo Diana en la entrevista de la BBC, su trabajo en los campos minados, y su infinito interés por ayudar a cuantas personas pudiera. La película en general me dejó cierta sensación de desorden en la estructura del relato y del guion. Se eligió contar con pequeños momentos encadenados, sin poder llegar a desarrollar una misma temporalidad hasta alcanzar cierto nivel dramático. El relato pasa de una época de la relación entre el cirujano y la princesa a otra, luego a alguna obra social de ella, luego vuelve a la relación, para saltar a otro aspecto social, y volver a los demonios internos que la acechaban… Todo fue muy desordenado, carente de dinamismo, provocando que el espectador pierda el interés rápidamente.
Por otro lado, la actuación de Naomi Watts, si bien supo imitar algunos gestos a la perfección, no me cautivó mucho el acento ni el tono de voz que le dio. Definitivamente, no es una de sus mejores actuaciones.
Trailer:
Escrito Por: Enrique Kirchman