¡Genial! ¡Tierna! ¡Diferente! Una fábula que sin duda nos deja una gran moraleja, llevada a la pantalla bajo la animación, pero utilizando una estética vintage, si se le puede llamar así, como las viejas caricaturas, que se aleja de las tan populares películas animadas de Pixar o Disney, y definitivamente le dan otro enfoque, con otras sensaciones al relacionar las cuidadas composiciones cuadro por cuadro con una historia atractiva que puede divertir tanto a niños como a adultos.

Esta coproducción entre Francia, Bélgica y Luxemburgo es hablada en francés con las voces de Lambert Wilson como el oso Ernest y Pauline Brunner como la ratoncita Célestine, pero también fue doblada al inglés a través de reconocidos actores como Forest Whitaker («The Butler») como Ernest y Mackenzie Foy («The Conjuring») como Célestine, además de la participación de grandes talentos como Lauren Bacall («Dogville»), Paul Giamatti («Sideways»), William H. Macy («Shameless») y Megan Mullally («Will & Grace»).

La historia se centra en la vida de dos personajes que viven en ciudades distintas: Célestine es una ratoncita que vive en un mundo subterráneo gobernado por los ratones, cuya principal ambición es recolectar dientes incisivos para reemplazárselos a aquellos ratones que los pierdan o se les desgastan, ya que la creación y desarrollo de su ciudad se debe a lo que han podido roer con esos dientes. Por lo tanto, Célestine, quien aparentemente vive en un orfanato, debe salir todas las noches junto con otros ratoncitos a recolectar los dientes que se les caen a los bebés osos, en el mundo exterior, donde los osos son líderes. En una de estas búsquedas es que conoce a Ernest, un oso pobre que hace de todo para ganar dinero y poder comer, pero sus recursos se están agotando. Sin embargo, Célestine, quien casi se convierte en el desayuno de Ernest, lo invita a comer dulces y confites de una tienda en la que entran sin permiso y Ernest come hasta perder el conocimiento.

A pesar de que la sociedad lo prohíbe, tanto en el mundo de ratones como en el de los osos, Ernest y Célestine entablan una amistad y conviven juntos. Como ella lo ayudó a comer, Ernest la ayudó a ella a robar dientes de una tienda de repuestos dentales para que ella pudiera llevarlos a su ciudad y ganarse la aprobación de todos. Pero cuando los ratones se dan cuenta que Célestine se ha asociado con un oso, y los osos se dan cuenta que Ernest a robado los confites y los dientes de las tiendas (ambas de la misma familia), la justicia de ambas ciudades los buscan para juzgarlos.

De forma muy sutil, «Ernest Et Célestine» nos muestra cómo la sociedad va elaborando tabúes, mitos y leyendas urbanas para mantener a las generaciones actuales y las futuras dentro de los límites por ellas impuesto. Un ejemplo de eso es cuando vemos a la abuela ratona contarle a los pequeños ratoncitos, antes de dormir, cuentos de terror que involucran a despiadados y crueles osos, para así generar ese temor y evitar que estos ratoncitos se salgan de los márgenes sociales. De hecho, cuando Célestine es juzgada por un juez oso y Ernest por un juez ratón, ambos se defienden estableciendo los prejuicios que los han llevado a ser juzgados, y los jueces se niegan —tal cual como la justicia es ciega— a aceptar esa realidad. Son tan testarudos que, aún cuando el juzgado se está incendiando, el juez oso se niega a ser salvado por Célestine y el juez ratón se niega a ser salvado por Ernest; y solo cuando ven las acciones bondadosas de ambos es que deciden perdonarlos.

«Ernest Et Célestine» es una historia inocente, placentera a los sentidos, atractiva y divertida a la vez. Nos hará sonreír con la calidez de Célestine, quien en definitiva es el personaje más pintoresco. El filme fue nominado como mejor película animada en los Oscar 2014, pero perdió ante una más comercial «Frozen». Aún así, está súper recomendada para verla en familia.

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Escrito Por: Enrique Kirchman