***Alerta: Datos importantes de la película son revelados***
Ok, empecemos por decir algo positivo. A diferencia de la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi, el remake realizado por Marc Webb («500 Days Of Summer») es muchísimo mejor en cuanto a actores, historia e, incluso, efectos especiales. Eso no lo vamos a discutir. Sin embargo, tanto en «The Amazing Spider-Man» como en su secuela «The Amazing Spider-Man 2», hay algo que no logra cautivar al espectador, como tal vez sí lo han hecho otros superhéroes de Marvel como Iron Man, Capitán América o Thor. ¿Serán los actores que los interpretan? Antes, en las películas de Raimi, tal vez sí era un factor importante. Tobey Maguire era demasiado tonto para el personaje de Peter Parker/Spider-Man, mientras que ahora, Andrew Garfield («The Social Network») le ha aportado un poco más de chispa al papel, es un Peter Parker más osado, más impulsivo, menos introvertido y tímido, y que sea como sea, conserva una personalidad bondadosa y carismática que atrae a las mujeres. Pero, no se iguala a un Robert Downey Jr. o a Chris Evans, que tienen unas características que expresan más seguridad, picardía y un tipo de hombre conquistador. Así que, aunque Garfield es una gran mejora en la interpretación, tal vez sigue siendo muy aniñado su personaje.
Las características sociales y psicológicas un tanto aniñadas del protagonista, nos llevan a abordar el tipo de trama que estamos viendo. «The Amazing Spider-Man 2» mejoró muchísimo en su historia, pero ¿cuál es su target? Se ha quedado en la mitad en cuanto a un público infantil y uno adulto, como quien dice: con un pie aquí y otro allá, para asegurar entradas económicas de todas las partes. Pero esto, a mi parecer, le está jugando en contra. ¿Cuál era la premisa de esta secuela? Peter continúa su relación con Gwen, aunque enfrentará el dilema de si debe continuar con ella o no para no exponerla al peligro que él vive al ganarse tantos enemigos. Sumado a eso, la duda de Peter por saber quiénes eran sus padres, va creciendo y se concentra en tratar de averiguar por qué lo abandonaron en casa de sus tíos. De entrada, la película nos muestra qué fue lo que en realidad sucedió con los padres de Peter. Como científicos de Oscorp habían hecho un gran descubrimiento que precisamente involucraba el veneno del tipo de araña que había picado a su hijo, lo cual implicaba una alteración genética importante. Los padres estaban en peligro y decidieron separarse de Peter para no ponerlo en peligro y escapar con la información del laboratorio para alejarlo de manos enemigas. Lastimosamente, el copiloto de la avioneta en que escaparon era un asesino y le disparó a la madre de Peter. Su padre forcejeó con el asesino y logro sacarlo de la avioneta, pero ya era demasiado tarde. La madre había muerto y la avioneta estaba rumbo a estrellarse. Esta escena con la que empieza la película, no es precisamente una escena para niños. De hecho es lo más dramático —después de las escenas de la muerte del tío de Peter— que he visto en todas las películas de Spider-Man. Luego tenemos la escena más impactante de la película —y si no la has visto te recomiendo que no sigas leyendo, porque este es un gran spoiler—, casi al final, en que Gwen Stacy muere de una caída provocada por Harry Osborn/Green Goblin; esta tampoco es una escena muy grata para un niño. Entonces todo parece indicar que Spider-Man está alcanzando niveles muy dramáticos y trágicos, que lo igualan con historias de superhéroes como Batman, cuyas tramas (las de Burton y Nolan al menos) son muy oscuras. Pero no es del todo así.
La primera persecución que tiene Spider-Man en esta secuela es la de capturar a un criminal ruso de nombre Aleksei Sytsevich, quien se ha robado unas muestras de plutonio. Este criminal, interpretado por el excelente actor Paul Giamatti («Sideways»), tiene ciertos matices sobreactuados que lo hacen ver como un villano para un público infantil. Su risa, sus gestos, sus expresiones corporales y faciales, todos son exagerados para enfatizar que es el malo de la película, como se solía hacer en series de superhéroes de los 60s, en que eso era necesario para que los niños identificaran rápidamente quién era el malo y quién era el bueno. Luego, cuando introducen al personaje Max Dillon, interpretado por Jamie Foxx («Ray»), quien luego se convertiría en Electro, también ocurre lo mismo. Cuando es presentado como Max Dillon, vemos a un ingeniero eléctrico atolondrado, solitario, nervioso, que nos recuerda al Acertijo interpretado por Jim Carrey en «Batman Forever». Era igual de sobreactuado y exagerado, casi irreal. En cambio, cuando se convierte en Electro, sus características cambian y se convierte autenticamente en un villano de temer; o sea, vuelve a darle ese toque siniestro a la trama. Otro personaje que aportó esa oscuridad a la historia fue el de Harry Osborn/Green Goblin, interpretado por Dane DeHaan («Chronicle»), quien sin duda fue el mejor papel de la película. Su actuación fue la de un completo desquiciado, psicópata, tirano, cuyo maltrato psicológico de parte del padre lo llevó a cometer estos actos criminales. Harry Osborn nos recuerda a un Joker, que dentro de su mente criminal guarda cierto humor negro.
En otras palabras, a lo que me refiero, es que la película oscila entre el drama y lo infantil, entre lo creíble y lo increíble dentro de ese universo diegético de superhéroes. Ojo, no digo que los personajes de Foxx y Giamatti hayan sido malos por ser sobreactuados, eso es definitivamente una elección actoral que no está mal, siempre y cuando sea parte de la estética general de la película, pero en este caso combinaban momentos extremadamente serios e impactantes, con villanos burlescos que no inspiraban temor alguno.
Cabe destacar, por el contrario, que la química entre Emma Stone («Crazy Stupid Love») y Andrew Garfield es auténtica. Da gusto verlos juntos, nos causan gracia, y nos afectó ver a Peter llorar en esa escena en que Gwen muere. Otro gran talento de la película, que no puedo pasar por alto, es el de Sally Field como la tía May. Sally Field es simplemente genial en lo que haga, y su presencia y relevancia en la trama le aporta también ese aspecto dramático a la serie, además de un toque de humor en algunas escenas.
En conclusión, «The Amazing Spider-Man 2» no es una mala película, de hecho, creo que es la mejor de todas las que se han hecho. Los efectos de Spider-Man brincando de un edificio a otro, ya no se ven tan computarizados como se veía en las de Raimi. Además, debo confesar que la última escena de Rino/Aleksei Sytsevich atacando la ciudad, cuando un niño vestido de Spider-Man se para frente a él para evitar que siga disparando, y aparece Spider-Man, fue una de mis favoritas, aparte de ser muy inspiradora.
En realidad, el problema de Spider-Man es el enfoque que se le da de momentos, y el mismo superhéroe, que carece de algo que sí tienen otros. Creo que es hora que se le añadan otro personaje que lo ayude a combatir el crimen, porque sinceramente que resulta increíble pensar que él solo con sus telarañas pueda contra Electro, Rino y Green Goblin… Definitivamente que va a haber una tercera película, que está programada para el 10 de junio de 2016, en la que por ahora solo se ha confirmado a Andrew Garfield. Esta tercera será muy esperada, porque volveremos a ver el renacimiento del Green Goblin, además de que tal vez se incluya el personaje de Mary Jane, el nuevo amor de Peter.
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Escrito Por: Enrique Kirchman