{Crítica} «Whiplash»: Decir Que Fue Un «Buen Trabajo» Es Un Insulto… ¡Fue Excelente!


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No hay dos palabras más dañinas en el idioma español  que «buen trabajo». – Fletcher

Para los que vieron la película «Whiplash» sabrán que en una escena cercana al final, el personaje Fletcher le dice esta frase a Andrew mientras se toman un trago en un bar, refiriéndose a que su trabajo como profesor en la Universidad de Shaffer no era crear músicos mediocres que se conformaran con un simple «buen trabajo», sino empujarlos a que fueran los mejores. Bajo esa misma definición, sería un pecado e insulto definir esta película como un «buen trabajo», porque no lo es. «Whiplash» realmente me sorprendió con un guion muy bien estructurado y unos personajes tan bien caracterizados y llevados al límite que nos retuercen de angustia por saber cómo terminará. Es como la versión masculina y enfocada al arte de la música, del personaje de Natalie Portman en «Black Swan», aunque con matices psicológicos un poco más atenuados. ¡Es excelente!

Su director y guionista Damien Chazelle, a pesar de ser este su segundo largometraje como director, realiza un excelente trabajo, aunque definitivamente se destaca más por su guion. Una película con objetivo y conflicto claros, con un antagonista digno de enfrentarse y sobre quien recae toda la carga dramática. Andrew es un chico en primer año de la Universidad de Shaffer, la mejor escuela de música del país en la cual quiere perfeccionarse tocando la batería, pero para obtener la mayor probabilidad de sobresalir, debe deslumbrar a la máxima autoridad artística de la universidad: el profesor Fletcher. ¿Dónde surge el conflicto? El profesor Fletcher utiliza una metodología de enseñanza poco convencional, basada en los insultos y el maltrato como filtro para eliminar a aquellos que no merecen ni están listos para dedicarse a la música de forma profesional. En cierta forma se ensaña con Andrew, porque ve algo de talento en él, y sin decirle casi nada positivo, le sigue poniendo obstáculos y presionando para obtener lo mejor de él. Sin embargo, esa presión lo que hace es sacar lo peor de Andrew y llevarlo al borde de la desesperación y el estrés.

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«Whiplash» es una película que aunque trata sobre la historia de un baterista emergente, no es un musical. Es un poderoso, angustiante e intenso drama que nos mantiene conectados en todo momento con el protagonista, llegando a sufrir sus frustraciones, hasta el punto que sentimos profundamente su dolor en las sangrantes manos cuando se exige demasiado en la batería y sudamos a la par con él por el nervio de que pueda o no salir airoso en los retos impuestos por su profesor.

No hay duda de que el joven actor Miles Teller (como Andrew) es cautivante. Un chico realmente prometedor, que merecía también estar entre los nominados a mejor actor del Oscar, ya que según el editor de la película, Tom Cross, Teller hizo el 99% de las escenas en la batería, y además entregó una interpretación demandante, con la que el público no puede dejar de sentir empatía y emoción. Sin embargo, el personaje de Andrew no tuviera la fuerza que tiene, si no fuera por el personaje de Fletcher interpretado por el inigualable J. K. Simmons.

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Aunque lo conocemos por impresionantes series como «Oz» y papeles mucho más ligeros como el de J. Jonah Jameson en la primera trilogía de «Spider-Man», Simmons parece que había pasado desapercibido en la pantallas. Finalmente recibe un papel que le hace expresar al máximo su talento (porque talento tiene, sino recuerden su intimidante personaje en «Oz») y su personaje nos logra engañar con sus cambios de ánimo, tal cual como lo hizo con Andrew. Fletcher nos produce ira, nos recuerda tal vez a alguien que todos habremos conocido en algún momento de nuestras vidas (un familiar, un jefe, un profesor, etc), y nos sentimos más identificados con Andrew, pero no dejamos de darle tal vez un poco de razón. No me cabe la menor duda de que Simmons se llevará el Oscar como mejor actor de reparto, ya que su caracterización y fuerza del personaje es insuperable. A propósito de las actuaciones, cabe agregar, que me fue además muy reconfortante ver nuevamente al actor Paul Reiser («Mad About You»), aunque sea en un papel pequeño, y a la emergente actriz Melissa Benoist («Glee») participando de producciones más exigentes.

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«Whiplash» nos lleva al borde, y no podía terminar mejor que con una escena cargada de «suspenso musical». Esa larga escena de Andrew destacándose en la batería, en el clímax del relato, luego que descubre que Fletcher quería dañar su imagen frente a las máximas autoridades de la música jazz en el Carnegie Hall, en venganza por haber hecho que lo despidieran del colegio. Sin embargo, al final, no gana ni el protagonista ni el antagonista: ¡Gana el talento! Cuando Andrew desafía a Fletcher y se destaca en un solo de batería, desobedeciendo sus directrices, Fletcher se da cuenta que está frente a un futuro músico de la talla del trompetista Louis Armstrong o el saxofonista Charlie Parker, y poco a poco, a lo largo de ese solo de batería, ambos llegan a entenderse, a perdonar diferencias y a conectarse con la música, llegando a un balance entre ambas fuerzas antagónicas: Andrew demuestra merecer la oportunidad y Fletcher demuestra que valió la pena su esfuerzo y presión. No puedo decir más que esta película me sorprendió. Con tan solo 19 días de filmación y $3.5 millones de presupuesto, se convirtió, en mi humilde opinión, en una joya y clásico del cine contemporáneo.

Rating09

Trailer: 

Escrito Por: Enrique Kirchman

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