Como si se tratara de la versión española de la comedia romántica inglesa «Love Actually» (2003) o «Crazy Stupid Love» (2011), el cineasta Álvaro Fernández Almero escribe y dirige la divertidísima comedia «Las Ovejas No Pierden El Tren», que cuenta con las actuaciones de Raúl Arévalo («Con El Culo Al Aire»), Imma Cuesta («Tres Bodas De Más») y Candela Peña («Todo Sobre Mi Madre»), y que resultó ser una trama placentera de ver por las frescas actuaciones gracias a sus bien caracterizados personajes.

La historia general de la película no tiene nada que no hayamos visto anteriormente. La pareja protagónica, Luisa y Alberto, se mudan al campo temporalmente mientras que Alberto encuentra inspiración para escribir su próxima novela, y Luisa lucha por mantener a flote su academia de costura, a la vez que intenta quedar embarazada por segunda vez. Sin embargo, la imposibilidad de tener un segundo hijo, la distracción de Alberto para escribir su segundo libro y el cambio radical en su cotidianidad, empieza a mermar en la relación, por lo que la pareja se replantea el rumbo que está tomando su vida juntos. A la vez que el espectador se divierte con las insólitas situaciones en las que queda involucrado Alberto mientras se adapta a su vida en el campo, y los reclamos intensos de Luisa para que haga algo por su vida, también se desarrollan otras subtramas basadas en distintas historias de amor (como en «Love Actually») mediante las cuales conocemos a: Sara, la hermana fantasiosa, fastidiosa y desubicada de Luisa, que por su nivel de acoso a los hombres nunca ha tenido relaciones duraderas, por más que muere por casarse, y cuando un nuevo prospecto encuentra en ella una buena amante, Sara se hace la idea de que éste es el hombre de su vida; Juan, el hermano de Alberto, quien luego de su divorcio comparte la custodia de sus dos pequeñas hijas a quienes le oculta su relación con una chica mucho menor que él; y Marisa, la madre de Sara y Luisa, quien les sorprende con la noticia que se está separando de su padre, ocultándoles un pretendiente que la visita en su nuevo departamento.

«Las Ovejas No Pierden El Tren» experimenta distintos tipos de relaciones. Los matrimonios con sus altibajos, los divorciados que deciden empezar de nuevo, los ancianos que ya están agotados de cuidar uno del otro y los solteros sin suerte, explorando a través de la comedia algunos aspectos con los que seguramente podremos identificarnos de alguna manera. Pero la película también hace alusión a otros aspectos aplicables a la realidad, como por ejemplo, los cambios socioculturales que algunas familias tuvieron que hacer para adaptarse a la crisis que azota a España, la importancia de la familia como soporte anímico y la convicción de que la felicidad se encuentra en aquello que disfrutamos hacer y no lo que la sociedad exige que hagamos.

Una comedia fresca, plagada de diálogos inteligentes, dinámicos, naturales y reales, con una química perceptible entre todo el elenco, que hace que el ritmo interno del relato avance de tal forma que no queremos que se acabe. Una historia que, según comentó su director Álvaro Fernández Almero al final de la exhibición en el Festival Internacional De Cine De Panamá, cuenta con varios datos basados en su propia familia, como por ejemplo: cuando Luisa y Sara miran un álbum de fotos familiares y se encuentra que encima de algunas de sus fotos su madre ha colocado un pedazo de papel con un signo de interrogación tapándoles el rostro, porque según ella salieron feas; está basado realmente en la suegra del director, que solía hacerlo eso a sus hijas. Con este dato, les dejo solo más ganas de ver esta excelente comedia española.

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Escrito Por: Enrique Kirchman