
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
El título de este artículo sugiere un silogismo bastante simple. Si lo único que vemos, conocemos y consumimos en el mundo es negativo, eso es precisamente lo que obtendremos. Recuerdo que una vez una profesora nos hizo un breve ejercicio de memoria que consistía en mirar detenidamente alrededor del lugar en el que estábamos, detallando todas aquellas cosas que fueran de color negro, para luego cerrar los ojos y nombrar lo que habíamos encontrado con ese color. Inmediatamente después, aún manteniendo los ojos cerrados, la profesora nos dice «ahora díganme que objetos de color azul vieron«. ¡Nadie pudo nombrar ninguno! Estábamos tan concentrados en buscar objetos negros, que mentalmente anulamos los otros colores. De esta misma forma funciona el ser humano en todos los demás aspectos de su vida, y esto es lo que nos enseña la película «Tomorrowland».
Dirigida y coescrita por Brad Bird, ganador de dos premios Oscar por mejor película animada con «The Incredibles» (2004) y «Ratatouille» (2007), y con las actuaciones de George Clooney («Gravity»), Britt Robertson («Under The Dome»), Hugh Laurie («House M.D.») y Raffey Cassidy («Snow White And The Huntsman»), «Tomorrowland» nos alecciona respecto a nuestra negativa percepción del futuro. En la trama, Frank Walker (Clooney) y Casey Newton (Robertson), con ayuda de una «robot» llamada Athena (Cassidy), intentan salvar al planeta de una catástrofe que ocurrirá en 59 días desde que ambos personajes se encuentran. La única forma de salvarlo es viajando hacia un futuro que coexiste paralelamente con el presente, en el que Nix (Laurie) tiene una máquina que emite señales con energía negativa que ha convencido al ser humano de que su destino es la destrucción. ¿Les suena familiar con la realidad? Tal vez no, pero les expondré la misma idea de otra manera.
Imagínense que la televisión, la radio, las revistas y periódicos utilizaran su poder masivo de comunicación para dar solo «buenas» noticias:
- Los líderes del mundo han acordado donar un millón de dólares al Programa Mundial De Alimentos para combatir la hambruna global; en lugar de atormentarnos con que los políticos se han robado millones de dólares a través de un programa de alimentos para las escuelas públicas.
- Los mejores científicos de los cinco continentes descubrieron, en una investigación conjunta, la cura contra el SIDA, ébola y cáncer; en lugar de intimidarnos psicológica y emocionalmente con cifras y estadísticas de cuánta gente muere al año por estas enfermedades.
- Veinte niños nacieron sanos hoy en el Hospital del Niño, en lugar de entristecernos con cifras de cuántas personas mueren diariamente por accidentes de tránsito.
- Grandes empresas se han unido para salvaguardar los bosques y ríos del mundo, en lugar de asustarnos con el daño que sufre cada año la capa de ozono.
¿No sería otra la actitud? ¿Causaría algún cambio masivo positivo en la forma de pensar de las personas? Si pasamos cerca de un río que ya está contaminado, cuya corriente arrastra bolsas de basura, plásticos, animales muertos y hasta refrigeradoras oxidadas, no creen que la gente seguirá tirando basura en él porque piensan «si ya está contaminado, ¿qué mal le puede hacer otra bolsa de basura?» Ese pensamiento es el que creo que se genera cuando vemos en los medios de comunicación que en el mundo todo está mal; la gente piensa «si está todo mal, ¿qué puedo hacer yo para cambiarlo? ¡Nada!» Desde los diarios hasta el cine mismo, solo se han empeñado en causar terror en la población, con la intención de crear morbo, de vender la noticia y el interés que los grandes y poderosos líderes ven en que este tipo de negatividad mantiene marginada a las personas, depositando su confianza en que ellos lo podrán arreglar.
«Tomorrowland» no se refiere a los medios de comunicación per se, pero la analogía está implícita cuando hablan de que dicha máquina emite «señales» negativas; qué más que los medios de comunicación (incluyendo el Internet), que funcionan a través de transmisión de señales. Pero la solución en la historia no era solamente destruir esa máquina, eso solo fue el superobjetivo que debían cumplir los protagonistas, porque en el epílogo nos damos cuentas que para asegurar el futuro, una serie de «robots» disfrazados de niños debían cumplir la misión de ubicar a agentes de cambios, o soñadores (como se les llama en la película), en la Tierra y atraerlos para que aporten desde su experticia, lo que pueda hacer de este mundo un lugar mejor para ser habitado. En los últimos minutos vemos cómo reclutan a ingenieros, zoólogos, bailarinas, grafiteros, jueces, etc, personas de todos los ámbitos, con pasión por lo que hacen. Este sitio llamado Tomorrowland es definido en la historia como un sitio en el que científicos, ingenieros y artistas en general se reúnen para buscar una forma de arreglar el mundo sin ser limitados ni influenciados por las burocracias políticas, la corrupción, el dinero, etc. Imagínense que todos los científicos y artistas del mundo se unieran para este fin… Suena utópico, por nuestras limitaciones socioeconómicas y culturales, las fronteras ideológicas, el egoísmo político y religioso, que de alguna u otra forma nublan nuestro buen juicio y terminan por arrearnos como borregos bajo un mismo concepto erróneo de sociedad. En este sentido, esta película se asemeja mucho a las dos realidades que manejaban los Wachowski en «The Matrix», marcando ese mundo en que todos son controlados bajo un falso sentido de la cotidianidad, donde nacen bajo unas mismas reglas preestablecidas que deben seguir para ser considerados «normales», y quien se sale de los límites es perseguido. Eso es lo que señala «Tomorrowland»: sacar a los «soñadores» de lo mundano y controlado, para llevarlos a un sitio en el que puedan pensar libremente.
¿Cuál es el mensaje final? Pasarle esa visión a nuestros niños, que al fin y al cabo son sinónimo del futuro. Por eso es que los reclutadores de soñadores en la película son niños, porque ¿quiénes más que ellos, con sus mentes vírgenes, llenas de ideas, fantasías, imaginación y sueños, para desarrollar ese pensamiento? Tal vez le añaden esa parte robótica, porque si desde pequeños programamos a nuestros infantes con ideas positivas y alentadoras, eso es lo que ellos comunicarán y lo que buscarán para relacionarse. Lo curioso es que estos niños robots no buscan otros niños, sino que buscan adultos, profesionales, personas con criterio para reclutar, como vemos en la última secuencia. ¿No nos habla esto de una realidad actual? Vivimos en una época en la que nuestros niños son los que se sientan a enseñarles a los padres: ya sea cómo instalar un programa en una computadora, cómo se usa una aplicación en el celular, o cómo usar su tablet; sea lo que sea, la tecnología y los medios digitales están cambiando la forma y rapidez del aprendizaje. Nuestras nuevas generaciones se interesan cada vez más por carreras artísticas y científicas que antes tenían un nicho muy cerrado, son los jóvenes los que hoy en día realizan emprendimientos exitosos que antes solo se veía en adultos con diplomas de Harvard, Yale y Oxford. La posibilidad y facilidad de conocer otros lugares del mundo, de estudiar fuera, de involucrarse con otras culturas, estratos y pensamientos, son los factores que en cierta forma han ayudado a que más personas desarrollen una visión distinta del mundo, con nuevas propuestas, sugiriendo proyectos que antes eran impensables, y con la convicción de que las cosas pueden mejorar. Pero ellos son la minoría, porque todavía existe una gran porción de la población mundial que vive en la ignorancia, dominada por la comunicación masiva popular, que limita sus acciones y su desarrollo autónomo.
Aunque la película tiene narrativamente un tono infantil, su mensaje aplica tanto para moldear la mente de un niño, como la de un adulto, supongo que la disfrutará más aquel adulto con cierto nivel de pasión y la habilidad latente de poder seguir soñando. La realidad la conocemos, empecemos a proyectarla con matices más positivos, tal vez así podremos llegar a nuestra propia y soñada «Tierra del Mañana».