{Crítica} «Victor Frankenstein»: Mary Shelley Se Revuelca En Su Tumba


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Desde 1931, cuando el actor Boris Karloff encarnó al monstruo en la adaptación del director James Whale, «Frankenstein», parece que la representación de este fantástico personaje de la novela gótica de Mary Shelley no ha sido muy bien proyectado en Hollywood. Aparentemente, en vez de hacer una fiel adaptación (o al menos lo más cercana posible) a la novela, lo que hacen es recurrir al género de acción y fantasía, tal cual como sucedió el año pasado con la película «I, Frankenstein» en la que el actor Aaron Eckhart resultó ser una especie de monstruo heroico que combatía fuerzas naturales; la película estuvo lejos de ser buena, rayando en el ridículo. ¿A quién se le ocurren estas historias?

Bueno, este año, la nueva película «Victor Frankenstein», dirigida por Paul McGuigan (de películas como «Lucky Number Slevin» y «Push») y escrita por Max Landis («Chronicle»), parecía que iba a mantenerse dentro de los parámetros de Shelley, principalmente porque contaba con talentos como los de James McAvoy («X-Men: Days Of Future Past»), Daniel Radcliffe («Harry Potter») y Jessica Brown Findlay («Downton Abbey»), que le daban cierto peso en la calidad, sin embargo la historia resultó ser una mezcla decadente del estilo de película de «Van Helsing» y «Sherlock Holmes», que se vuelve a centrar en la acción, perdiéndose todo el material interesante detrás del drama de Frankenstein y su inmortal monstruo.

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Hay una mezcla ridícula de elementos que pretenden modernizar la historia, haciéndola banal y poco interesante. Se combina la comedia, apreciada en el personaje de Victor Frankenstein, con la acción, convirtiendo a este personaje en una versión casi satírica y sobreactuada, apoyada en una relación «bromántica» con Igor, este último quien no pertenece a la historia original de Shelley, pero quien se ha hecho una reputación como un asistente jorobado de grandes villanos y científicos locos. Sin embargo, en este caso, Igor es transformado en un galán, con una historia romántica detrás, que hace aún más tonta la trama, y casi que insoportable.

En vez de recurrir al drama intenso que aborda Shelley sobre este científico obsesionado que crea vida después de la muerte, McGuigan y Landis deciden crear una historia de persecución policial, cuya motivación gira alrededor de la religión, versus la obsesión de Frankenstein por querer llevar a cabo su descabellada creación por un trauma de niño al perder a su hermano en un accidente. En otras palabras, mezclaron historias, tratando de apelar a la empatía con un trauma infantil familiar, pero no dio para nada resultado, y lo remataron con un final sin sentido, cuando Frankenstein inmediatamente que ve su creación decide acabarla, haciendo que todos sus esfuerzos previos por culminar su experimento fueran inútiles. No había un objetivo ni un conflicto válido, o al menos interesante. Una historia sumamente rebuscada, que no necesitaba más que apegarse a la novela original para ser interesante y exitosa. La dejaron abierta como para una posible segunda parte, pero la verdad no veo que eso vaya a suceder. ¡No la recomiendo!

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Trailer:

Escrito Por: Enrique Kirchman

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