{Crítica} «Room»: No Apta Para Claustrofóbicos


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Brie Larson es uno de esos talentos que conocí mucho antes de que se coronara como una de las estrellas «clase A» de Hollywood, reconocidas con una nominación al Oscar (y quien tiene grandes posibilidades de ganar). Mi primer encuentro con ella fue con la espectacular serie «United States Of Tara», que por motivos que desconozco, solo llegó a tener tres temporadas, a pesar de tener mucha trama interesante que desarrollar. Desde que Larson hizo esa serie, compartiendo escena con la también nominada al Oscar (por «The Sixth Sense») Toni Collette, se podía percibir su gran preparación para enfrentar nuevos retos en la actuación, y así lo ha ido demostrando hasta el momento, obteniendo roles cada vez más interesantes y de importancia artística y comercial (en 2017 será la protagonista de la nueva película de King Kong, titulada «Kong: Skull Island»).

No cabe duda de que me emocionó saber que esta chica de 26 años fuera reconocida con tantas nominaciones y premios por su más reciente filme «Room», aunque debo admitir que di muchas vueltas antes de ver la película por tener el prejuicio de toparme con una historia densa y, tal vez, aburrida. ¡Nada más lejos de la realidad!

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«Room», dirigida por Lenny Abrahamson («Frank») es una impredecible historia que nos mantiene desde el inicio haciéndonos preguntas sobre lo que estamos viendo: una madre que vive con su hijo en una pequeña habitación, entre literalmente cuatro paredes, sin la posibilidad de salir. Al principio pensamos que la madre tiene un problema mental y ha decidido no enfrentar el mundo externo, luego pensamos que es una prostituta que vende su cuerpo por alimentos para subsistir, hasta que poco a poco se nos va revelando la verdadera situación: ella fue secuestrada hace siete años, tuvo un hijo con su secuestrador y le creó toda una historia ficticia para justificar que tuvieran encerrados, hasta que ya no pudo sostener más la situación por querer darle una mejor vida.

Sin duda esta revelación en el detonante de la historia nos hace hincar hacia adelante en nuestros asientos, generando gran interés en el espectador que ahora quiere descubrir cómo llegó ella ahí y cómo va a salir. Sin embargo, la película no trata de cómo ella y su hijo escapan, sino de cómo se adapta nuevamente a la vida, después de tanto tiempo desaparecida, cuidando del hijo de su captor. ¡Un terrible dilema! Ese énfasis en la trama es lo que hace de «Room» una película especial y digna de estar nominada a cuatro premios Oscar (mejor actriz, mejor adaptación, mejor director y mejor película), porque si bien pudo haber elegido un exitoso thriller enfocado en su escape, optó por el drama de la reinserción social y familiar.

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El relato está construido de tal forma que llega a reproducir esa sensación de encierro en el espectador, con planos cortos y cerrados que siempre se ven obstaculizados visualmente por alguna pared o utilería del decorado o las miradas a través de las rendijas del armario donde duerme el pequeño Jack. Por si fuera poco, hay algo de grotesco en las escenas iniciales: la madre pierde un diente y se lo da a guardar a su hijo, lavan los platos en el lavamanos, conviven con alimañas, en fin, el cuarto en sí está en condiciones paupérrimas. Todos estos elementos, desde la fotografía con planos cerrados, una iluminación fría y grisácea, decorados decadentes, entre otras cosas, nos hacen desesperar y querer desear tanto como los personajes, el salir de ahí. Pero luego vemos que ese encierro no es solo físico, sino también mental: del pequeño Jack que no sabe cómo conectar con otra persona que no sea su madre; de ella, que regresa a casa de sus padres y se encierra en su habitación deprimida, llevándola al intento de suicidio; incluso de su padre, quien no acepta a Jack como su nieto, por ser hijo del secuestrador.

Sin embargo, tal vez lo más destacado de «Room» es la posible analogía que hace de esa pequeña habitación donde han sido encerrados los personajes, con «la prisión mental» que representa la caja tonta (o televisión), que tuvo gran protagonismo en la historia, por ser prácticamente la que educó al pequeño Jack y alimentó ese mundo de fantasías en que vivía. Algo de cierto hay en que la televisión nos aisla, nos crea preceptos muchas veces no cercanos a la realidad y nos mantienen en un nivel de conocimiento ficticio del mundo, que solo puede ser descubierto con la experiencia personal.

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El personaje tan bien llevado de Brie Larson, me recuerda a su colega Saoirse Ronan (nominada este año por «Brooklyn»), en la película «The Lovely Bones», una película que centró su trama en el padecimiento familiar, durante la ausencia de su hija. La historia de «Room» es tal vez lo que hubiera pasado si el personaje de Stanley Tucci no hubiera asesinado al personaje de Ronan, luego de secuestrarla.

Respecto a las actuaciones, debo decir que por ahora Larson es una opción para ganar como mejor actriz en los Oscar, pero aún me falta ver el trabajo de otras de de las nominadas para afirmar mi predilección. Sin embargo, el pequeño Jacob Tremblay («The Smurfs 2»), quien interpretó a Jack, se lleva todos mis aplausos por su dramática participación y un rol excelentemente llevado, cargado de momentos intensos y fuertes, que sirvieron de gran apoyo para Larson. ¡Le auguro buen futuro al niño!

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Trailer:

Escrito Por: Enrique Kirchman

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