Luego del éxito de comedias como «Promoción Fantasma» y «Tres Bodas De Más», el director español Javier Ruiz Caldera no ha hecho más que superarse con esta nueva producción «Anacleto: Agente Secreto», que satiriza las películas de héroes de acción, como James Bond y Jason Bourne, a través de un personaje con una caracterización bastante atractiva, que hace inevitable explotar en risas.
Protagonizada por Imanol Arias («Cuéntame»), con la participación de Quim Gutiérrez («Web Therapy») y Alexandra Jiménez («Promoción Fantasma»), entre otros actores fetiche del director, «Anacleto: Agente Secreto» está basada en los cómics homónimos de Manuel Vázquez Gallego, cuyo personaje apareció por primera vez en la edición N°1753 de la revista «Pulgarcito», publicada en 1964. El personaje nos recuerda inevitablemente a Maxwell Smart de la serie de los años 1960, «Get Smart» («El Superagente 86»), en cuyo personaje, de hecho, se inspiró Vázquez para caracterizarlo; época en la que también estaba en boga el espía James Bond.
Anacleto es un tipo rudo, frío y calculador, pero también está viejo, por lo que su agilidad física ha disminuido, y ahí está el toque gracioso, además que al contrario de otros espías famosos, Anacleto tiene un hijo, llamado Adolfo, que compromete su misión, haciéndola personal, al tratar de proteger a su hijo que no tiene idea de lo que en realidad hace su padre. Mientras que Anacleto puede ser asociado a Maxwell Smart, su hijo Adolfo, quien fue indirectamente entrenado por su padre para heredar sus dotes de espía, viene a ser una especie de «Johnny English», por su torpeza, aunque yo me atrevería a compararlo más con Melissa McCarthy en «Spy», ya que combina su cotidianidad con su inexperiencia en el mundo del espionaje.
La estética de la película está orientada a la parodia, desde sus planos hasta sus movimientos de cámara y el montaje, incluso hasta en la construcción de los diálogos que nos remiten efectivamente a los cómics de superhéroes en los que predominaban terminologías como «agente secreto», «archienemigo», y los códigos secretos para ingresar a bases secretas escondidas en lugares inesperados.
La película no aspira a los finales felices ni perfectos, sino siempre a la risa, lo exagerado e inverosímil, mostrando la imperfección, casi como una virtud de estos personajes que a pesar de los eventos extraordinarios en los que se ven envueltos, no pueden evitar darle más importancia a aquellas cosas más cotidianas y mundanas como la mala relación padre e hijo, la falta de aspiraciones y metas y los problemas de pareja.
En cuanto a las actuaciones, no hay duda de que a los españoles se les da muy bien la comedia, ya que todos estuvieron geniales. Desde la sobriedad y seriedad de Imanol Arias que contrasta con las situaciones absurdas en las que se ve envuelto, hasta la naturalidad nerviosa y atontada del personaje de Quim Gutiérrez, como también la intensidad de Alexandra Jiménez en el papel de la novia de Adolfo. La verdad que dan ganas de seguir viendo cosas de estos actores y, por supuesto, del director Ruiz Caldera, quien hasta el momento no me ha decepcionado, y de hecho, ha ganado dos premios en pasadas ediciones del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF), donde por tercera vez ha venido para presentar sus películas al siempre agradecido público panameño. ¡Recomendada!
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Escrito Por: Enrique Kirchman