Hay momentos en que uno ve a un ensamble de excelentes actores y uno piensa «¿Qué puede salir mal? Todos son increíbles«, pero definitivamente que el cine es como cualquier otro producto de producción masiva: si algo en la cadena de producción falla, el producto final no va a ser bueno, y eso es exactamente lo que sucedió con el remake de «Ghostbusters» (y con un montón de películas más). Esta nueva versión, que enfatiza el lema de «mujeres al poder», tenía como principal objetivo elevar el protagonismo femenino a papeles frecuentemente interpretados por hombres. ¡Hey! No tengo nada en contra del concepto, siempre y cuando no atente contra la historia y, en este caso, contra toda una franquicia. Cuando vi que actrices como Melissa McCarthy y Kristen Wiig (ambas de «Bridesmaids») estaban entre las nuevas Cazafantasmas, pensé inmediatamente que la película iba a ser un éxito; convengamos que son dos de las mejores comediantes femeninas de la actualidad. Si le sumamos a la ganadora del Emmy de este año como mejor actriz secundaria en una serie de comedia, Kate McKinnon (por «Saturday Night Live»), uno diría que teníamos el 75% de la película asegurada (sinceramente de Leslie Jones no tenía ninguna referencia, a pesar de que también trabaja en «SNL»). Sin embargo, nada más lejos de la realidad. McCarthy, Wiig y McKinnon no lograron salvar la película en lo absoluto, de hecho, aportaron a hundirla aún más.
Feminismo Forzado
Por un lado, la intención de remarcar el protagonismo femenino bordeó en lo falso y desagradable. En todo momento se quiso dejar muy en claro la superioridad de la mujer sobre el hombre, lo cual resultó de mal gusto, porque uno esperaría que la película buscara igualdad y no humillar los papeles masculinos. Supongo que lo que querían era mostrar el efecto inverso de cómo usualmente se representa a la mujer, pero la «crítica social» que pretendieron hacer resultó ser ridícula y perjudicial para la trama.
¿Cómo representaron los papeles invertidos? El mayor contraste vino a través del personaje Kevin, interpretado por Chris Hemsworth («Thor»). Kevin viene a ser el reemplazo de la secretaria Janine de la versión original de 1984, que fue interpretada por Annie Potts («Designing Women»), pero no se le asemejó en nada. No es por salir en defensa de la versión «todos hombres», pero Janine nunca fue expuesta como una tonta, inútil y hueca, como caracterizaron a Kevin. Janine era una parte muy importante de los Cazafantasmas, lo fue en las caricaturas y también en las películas, porque se le representó como una mujer con carácter. ¿Tenía ciertas connotaciones sexistas? Puede que sí, pero lo que hicieron con Hemsworth fue ridículo. ¡Ni siquiera fue gracioso! Los supuestos gags del personaje tapándose los ojos para «no escuchar», que era despistado y que no sabía contestar un teléfono, en ningún momento fue divertido. No era siquiera un chiste para niños.
Por si fuera poco, pretenden humillar al hombre, pero caen en otro estereotipo: los caracterizan afeminados. Kevin, con todo y su cuerpo muscular, era evidentemente afeminado, un tipo que estaba más enfocado en su apariencia física y que tenía gestos femeninos. De igual forma lo hicieron con el personaje de Jonathan (el gerente del teatro), interpretado por el súper comediante Michael McDonald («MADtv»), a quien también caracterizaron afeminado, incluso añadiendo la broma de su grito como mujer.
La intención siempre fue marcar la diferencia entre mujeres=ganadoras y hombres=perdedores o patanes. El alcalde interpretado por Andy García («Ocean’s Twelve») era un inútil, el bloguero que las siguió para hacerle preguntas era representado como un tipo en sus 40 que vivía en el sótano de la casa de su madre, el repartidor de comida china lo ponían como incapaz de dar un buen servicio a domicilio, el guía de la mansión era un cobarde, etc., etc., etc. En otras palabras, ningún personaje masculino valía la pena, ni siquiera alguno de interés romántico, porque no se desarrolló esa línea de relación con ninguna de las protagonistas.
Por si fuera poco, no conforme con que les dan el rol protagónico anteriormente interpretado por hombres, también las dotan de características que las hacen masculinas. Por ejemplo: el comportamiento amachado de Leslie Jones y Kate McKinnon, incluso, de momentos, con actitudes un poco lésbicas, aunque no tan perceptibles. No tengo nada en contra de la comunidad lesbiana pero, ¿era necesario para los personajes? Otro elemento en esta misma línea, fue que les dieron a las mujeres protagonistas las riendas del acoso sexual. Eran ellas las que veían la figura masculina como objeto sexual. Un ejemplo claro fue su reacción cuando entrevistaron a Kevin para el puesto de secretario. Este chiste de lujuria se convirtió en un gag recurrente durante toda la película, restándole cada vez más la gracia. Lo mismo se repite cuando el supuesto novio de Erin Gilbert (Wiig), llamado Phil, llega a buscarla a la estación donde trabajaban y mientras Erin hablaba con él, Abby y Patty discutían si era sexy o no, y cómo sería bailando.

Las fallas de la puesta en escena.
Para empezar, la historia fue bastante mala. El guion, hecho por Katie Dippold (también de «SNL») y Paul Feig («Bridesmaids»), quien también dirigió, fue un completo desastre, principalmente en la creación de los diálogos. McCarthy y Wiig son excelentes improvisando, lo hemos visto en premiaciones en vivo, en sketches de «SNL» y en películas, pero en «Ghostbusters» simplemente no lograron salvarla. Sus divagaciones eran extremadamente tontas, exageradas, sobreactuadas, y si me reí dos veces fue mucho. Ni hablar de Leslie Jones y Kate McKinnon, cuyos personajes ni siquiera me parecieron atractivos a nivel caracterización. Si la intención era comedia —más que aventura y acción— pues la película fracasó totalmente. ¡No daba risa! Se apoyaron también en la cita continua a otras películas como «Jaws», «Ghost», «Peter Pan», «Batman» y «Eat Pray Love», que pudo ser lo más cercano a un chiste decente.
A eso le sumamos la música, una reinterpretación del clásico de Ray Parker Jr., esta vez por Missy Elliot, que me pareció un atentado contra la melodía original tan presente en la mente, incluso, de las nuevas generaciones.

Lo único que rescato de la película son sus efectos especiales, con algunas excepciones, pero en su mayoría muy buenos, por los que podrían aspirar a nominaciones a futuros premios. Otra de las cosas que aprecio fueron los cameos del elenco original, como el de Bill Murray (Peter en la original), que hizo el papel del Dr. Martin Heiss; Dan Aykroyd (Raymond en la original), quien además de producir la película también apareció casi al final como un conductor de taxi; Ernie Hudson (Winston en la original), que interpretó al tío de Patty; Annie Potts (Janine en la original), que interpretó a la recepcionista del hotel; y Sigourney Weaver (Dana en la original), que interpretó a una científica.
Definitivamente un fracaso que no vale la pena honrar con una secuela. Tocará esperar unos años más para relanzar la franquicia, nuevamente con hombres, y buscar buenos guionistas (hombres y mujeres) que, como dije en pasados artículos, creen personajes originales, innovadores y mucho más interesantes para el talento de actrices, que en definitiva pueden aportar mucho más en nuevos roles que en papeles reciclados.
Trailer:
Escrito Por: Enrique Kirchman
Vuelvo a decirlo cuando meten el tema del feminismo actual todo se pudre, fracasa las mujeres más interesadas en tener más comportamientos masculinos que seguir siendo las inigualables que siempre han sido sin tener que tener que recurrir a comportamientos masculinos
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el que gano aquí fue el hombre y las feministas perdieron de nuevo
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