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Hermanos criminales, unos comisarios que siguen su rastro, Texas, tiroteos, sarcasmo… Es inevitable ver la película «Hell Or High Water» y no pensar en los hermanos Coen. Y es que su puesta en escena nos remite a un híbrido entre «O Brother, Where Art Thou?» y «No Country For Old Men»; tanto por sus diálogos y personajes muy bien armados, como por su fotografía y mezcla de comicidad con lo siniestro. Sin embargo (y lamento haberles hecho perder el tiempo), Ethan y Joel Coen no tienen nada que ver con esta película. «Hell Or High Water» fue dirigida por David MacKenzie, y la verdad es que no tiene nada que envidiarle a los Coen (y ojo que soy fanático de los Coen). Para serles sincero, esta es la primera película (de 10 que ha hecho) que me he visto de McKenzie, y ya hay dos que estoy tentado a ver, luego de ver sus respectivos trailers: «Perfect Sense» (2011), con Ewan McGregor y Eva Green, y «Starred Up» (2013), con Jack O’Conell.
El atractivo de MacKenzie en esta película es que ha tenido la agudeza de representar en cámara la naturalidad de su guion, escrito por Taylor Sheridan (quien escribió «Sicario» y su secuela «Soldado», que se estrena este año). Y cuando hablo de naturalidad en el guion, me refiero a que las situaciones y los personajes reaccionan de la manera espontánea y natural como uno se lo imaginaría si se encuentra en cada una de las situaciones representadas. No hay nada forzado y todo recae, más que en la narrativa, en la excelente caracterización de los personajes, representados magistralmente por un elenco de nivel como Jeff Bridges («True Grit«), Chris Pine («Star Trek«), Ben Foster («Inferno«) y Gil Birmingham («House Of Cards«).
A propósito de las actuaciones, no hay duda de que quienes le aportan gran valor a la trama son los personajes secundarios de Bridges y Birmingham, como los Texas ranger Marcus y Alberto. Entre ellos dos se da una especie de versión moderna del Llanero Solitario con su acompañante Tonto, con la añadidura de chistes xenófobos que dejan entrever el actual sentido de superioridad del hombre blanco frente a las minorías: en este caso Alberto, que era mitad indio y mitad mexicano. Sin embargo, esos chistes discriminativos no son expuestos de forma ofensiva para el espectador, sino que McKenzie los presenta como aquella percepción que desafortunadamente tienen muchas personas en Estados Unidos. ¿Y cómo nos damos cuenta que McKenzie nos quiere dar una lección? Porque en una escena, Alberto le da la lección a Marcus, cuando dice:
Hace mucho tiempo, tus ancestros eran indios, hasta que alguien llegó y los mató a todos, los sometió y te convirtió en uno de los suyos. Hace 150 años, todo esto era la tierra de mis ancestros. Todos lo que ves. Todo lo que viste ayer. Hasta que los abuelos de estos tipos (del pueblo) lo tomaron y ahora se lo han quitado a ellos. Solo que no fue un ejército, sino esos hijos de puta que están ahí (refiriéndose a los bancos).
Marcus y Alberto, entre chistes y sarcasmos, tienen una amistad y representan en cierta forma la situación que atraviesa actualmente el país, que con el ascenso de Trump, ha potenciado las expresiones de xenofobia. En la película, nos sugieren que el extranjero y las minorías en general no son la mayor amenaza del país, sino aquellos ladrones de cuello blanco, sentados detrás de los escritorios, que le roban al país disfrazados de entidades bancarias (recordemos como empezó la crisis hipotecaria de 2008).
«Hell Or High Water» nos mantiene interesados en la trama en todo momento. Nos hace reír, aunque en pocos momentos, por la astucia de Marcus en sus comentarios o por las situaciones cotidianamente insólitas que se topa; así como también nos lleva al borde, con el suspenso del clímax, en el cual se dividirá nuestra empatía entre los delincuentes y los comisarios. Chris Pine y Ben Foster realizan un buen trabajo con sus personajes, especialmente Pine, que con este rol se aleja de los personajes que comúnmente representa, alejándose de su porte de galán, para representar un personaje más desaliñado y ordinario.
La película fue nominada a cuatro premios Oscar este año, como mejor película, guion, edición y actor de reparto para Jeff Bridges. En mi humilde opinión, lo más destacado, y en lo que yo le daría el premio, sería como mejor guion para Taylor Sheridan, pero tiene a Damien Chazelle con «La La Land», como gran contrincante.
Trailer:
Escrito Por: Enrique Kirchman