{Crítica} «Blade Runner 2049»: El Lado Poético De La Ciencia Ficción


***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Para aquellas jóvenes generaciones (léase millennials) que no tienen idea de que «Blade Runner 2049» es la secuela de una película de culto de ciencia ficción llamada simplemente «Blade Runner» —hecha en 1982 bajo la dirección de Ridley Scott («Alien») y protagonizada por Harrison Ford («Indiana Jones & The Temple Of Doom»)—, tal vez vayan al cine a ver esta nueva cinta bajo la falsa idea de mucha acción, con peleas, persecusiones y rayos láser… ¡Pues, no! Tal vez, la culpa es del equipo de mercadeo que armó el trailer con el que se promocionó la película, porque eligieron las escasas escenas de acción que hay durante las dos horas y 45 minutos que dura el relato.

En 1982, el mismo año en que se estrenaron «E.T. The Extra-Terrestrial» y «Tron», Scott realmente marcó a una generación con una propuesta del sci-fi que se alejó de lo que hasta el momento se había visto respecto al género. «Blade Runner» —basada en la novela de 1968 «Do Androids Dream Of Electric Sheep?», de Philip K. Dick— no era una historia para un público infantil ni basada en coloridos videojuegos ni de extraterrestres aterradores ni estrellas de la muerte; su trama era mucho más densa, dramáticamente elaborada al detalle, con una historia que, a decir verdad, era bastante avanzada en su tiempo. Y no me refiero a la imaginación de un mundo futurista, sino a ese universo distópico, depravado, contaminado ambiental y hasta visualmente (por sus grandes vallas luminosas), representado a través de una caótica ciudad de Los Ángeles, California, cuya línea de acción va hilada por el tema de los clones, que en la película se hacen llamar Replicants.

«Blade Runner 2049» mantiene el mismo tono de esa primera película. Inicia de la misma forma, con códigos gráficos cuyo texto explica el universo diegético actual de la trama, 30 años después; recordemos que la primera película se ambientaba en el año 2019. Esta vez, el director a cargo fue Denis Villeneuve, cuyo trabajo he alabado anteriormente por su película «Arrival», nominada a ocho premios Oscar, incluyendo mejor director y mejor película, y que de hecho ganó en la categoría de mejor edición de sonido. Con «Arrival», Villeneuve demostró poder sacar al género de ciencia ficción de su usual superficialidad narrativa y elevarlo a un drama profundo y complejo estructuralmente, con simbologías y analogías fácilmente identificables y aplicables a la realidad actual; eso mismo logra hacer con «Blade Runner 2049», incitando una vez más al espectador a lecturas interpretativas que enriquecen su experiencia cinematográfica.

Villeneuve mantiene ciertos elementos escenográficos que nos remiten a la primera película —como la valla con el logo de Atari— y no representa un mundo tecnológicamente más avanzado ni más futurista que el que se expuso en la película de 1982; más bien se ve que en 30 años no fue mucho lo que cambió la ciudad. Los autos voladores siguen siendo iguales, hasta un poco más «chatarras» (como un híbrido entre el DeLorean de «Back To The Future» y el V8 Interceptor de «Mad Max») y la tecnología parece no haber evolucionado en gran medida. De hecho, la ciudad se ve más arruinada, representando tal vez que los avances que realicen el ser humano por un lado, representarán su propia ruina por el otro.

En cuanto a la estética, Villeneuve mantiene esa combinación del género de ciencia ficción con el del cine negro, representado por la típica figura del detective con sus tribulaciones psicológicas, la presencia de la femme fatal, el erotismo en sus escenarios, los personajes siniestros como sacados de las películas expresionistas, de la cual también provienen los marcados claroscuros, ese tenebrismo en la forma de iluminar, en la cual se juega mucho con las sombras, las siluetas y los reflejos. Todos estos aspectos también hacen parte o se subordinan a una trama con un tono visualmente poético, en la que el ritmo interno (el desplazamiento de los personajes) y el ritmo externo (los movimientos de cámara) son lentos, con escenas largas, a veces demasiado extensas, en las que hasta el volumen de la voz de los personajes es suave y pausado, pero todo esto remarca cierto romanticismo en las relaciones entre los personajes, su psiquis y el ambiente que los rodea. Por ejemplo, esa toma de la represa o de las chispas de fuego que se esparcen en un cielo oscuro, que sirven de transición entre escenas, pero que a la vez refuerzan ese poema cinematográfico que nos recuerda a la caméra stylo de la que se hablaba en la Nouvelle Vague francesa: la cámara es para el director lo que el bolígrafo es para el escritor.

Aunque a nivel narrativo puede carecer de constantes picos de inflexión que mantengan el dinamismo del relato; estéticamente, «Blade Runner 2049» es una obra de arte, tal vez por la combinación entre la elección de actores populares, su trama ambientada en una ciudad distópica, el híbrido de géneros, los efectos especiales y las referencias a la realidad. Entre esas referencias cabe destacar la preferencia del ser humano por relaciones ficticias en lugar de interconectarse con personas cara a cara. Es el caso de K (Ryan Gosling), que compró una tecnología que le permitía mantener una relación con Joi (Ana de Armas), que era una especie de holograma del cual se había enamorado, tanto así que K rechaza el contacto con mujeres de carne y hueso. Eso se puede traducir en la actualidad a la importancia que la gente le da a las redes sociales, los celulares, los chats, etc., en lugar de dedicar tiempo a las relaciones interpersonales cara a cara. Y así, cada quien podrá extraer muchas más referencias socioculturales (la discriminación y xenofobia), políticas (los pronunciamientos que buscan dividir naciones en lugar de unificarlas) y de interés global (la contaminación, la extinción de animales, etc) que nos harán meditar sobre si «Blade Runner 2049» no podría ser la historia de la tierra en un futuro cercano.

La película cuenta con las actuaciones de Ryan Gosling («The Notebook»), Ana de Armas («Hands Of Stone»), Robin Wright («House Of Cards»), y las cortas apariciones de Jared Leto («Suicide Squad»), Dave Bautista («Spectre»), Edward James Olmos («Selena») y Harrison Ford. Lo más seguro es que veamos a esta película nominada en las próximas premiaciones, en categorías de edición, fotografía, diseño de producción, sonido, dirección y muy probablemente como mejor película.

Rating: 

Trailer:

Escrito Por: Enrique Kirchman

 

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