
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
Desde que anunciaron que se iba a hacer una película spin-off del rebelde y forajido cowboy del espacio, Han Solo, tuve opiniones encontradas en cuanto a si era una buena idea de Disney hacer una historia de uno de los personajes más atractivos, icónicos y queridos de la saga de «Star Wars» (y del cine), especialmente, porque evidentemente no sería con su actor original: el inigualable Harrison Ford. Sin embargo, como fan de la saga, uno quiere seguir viendo más de aquellas épicas historias del espacio, y al saber que su director sería Ron Howard —quien dirigió «A Beautiful Mind» (Oscar a mejor película y director), «Frost/Nixon», «In The Heart Of The Sea» y «Apollo 13», entre otras excelentes producciones—, las apuestas por una posible excelente película fueron aumentando. Pero, ¡nada más lejos de la realidad! «Solo: A Star Wars Story» fue bastante decepcionante.
Antes de señalar aquellos aspectos que en mi opinión le jugaron en contra a la trama y al relato, debo destacar que el actor Alden Ehrenreich (de «Beautiful Creatures» y «Hail, Caesar!»), quien dio vida al juvenil Han Solo, supo captar el lenguaje corporal, incluso el tono y modo de expresión de la versión interpretada por Ford. Los quiebres y pausas al hablar, la forma en que acompaña sus expresiones orales con los ojos, la estampa, la forma de pararse, entre otras características físicas, nos permiten encontrar semejanzas entre la vieja y nueva versión. Realmente, Ehrenreich fue un gran acierto en la película, y junto con los fabulosos efectos especiales, escenarios y decorados, posiblemente sea de las pocas razones por las que la película no decepciona por completo.

Lo que tal vez le juega en contra a este nuevo Han Solo es la forma en que fue caracterizado. La versión de Ford, si bien era uno de los chicos buenos, no dejaba de ser egocéntrico, ensimismado, un player, machista y poco caballeroso. Esta versión de Ehrenreich, es enamoradizo, amoroso, soñador, inocente… Aunque mantiene la misma osadía e intrepidez, este nuevo Solo es más simpático, mientras que el de Ford era más amargado, desconfiado y volátil. Se puede decir que por ser esta una versión joven, se entiende que el personaje irá mutando y evolucionando hacia lo que fue la versión de Ford, sin embargo, la película no nos da indicios de que haya algo en particular que afecte la personalidad de Solo al final de esta precuela. El personaje no tuvo un arco de transformación, se mantuvo lineal de principio a fin; ni la traición de su amada Qi’ra (interpretada por Emilia Clarke) tuvo un efecto evidente. El final de «Solo: A Star Wars Story» da pie a que podría haber una secuela, especialmente por la aparición de Maul (quien fue Darth Maul en «Star Wars: Episode I – The Phantom Menace», interpretado nuevamente por Ray Park), y porque el final fue abierto: no sabemos qué sucede con Qi’ra y si el contrabandista que Solo y Chewie contactarán en Tatooine es Obi Wan Kenobi o Maul u otro, y en qué punto de la historia se conecta con «The Phatom Menace». Esa supuesta secuela (o la rumorada siguiente película dedicada a Obi Wan Kenobi) podría justificar un cambio futuro en la personalidad de Han Solo, pero aún así, esta película debió enfatizar más en esos aspectos característicos del Solo de Ford.
Esa caracterización tan naive de Han Solo va conectada a una trama aniñada que casi que da pie a renombrar la película «Solo: A Disney Story». Empecemos por la ridícula escena en la que aclaran de dónde sale el nombre «Solo»: literalmente porque Han estaba «solo», sin familia, y un reclutador del Imperio decide darle ese apodo deliberadamente por poner algo en su aplicación. Este sería el momento en el que Deadpool diría que esa escena fue producto de guionistas perezosos y sin talento. ¿Cómo pueden darle una explicación tan tonta a lo que representa el nombre de uno de los personajes más famosos del cine y que además es EL NOMBRE DE LA PELÍCULA. Hubiese preferido que fuera la abreviación de un apellido más largo y complicado de pronunciar o un pueblo en algún antiguo planeta que se llamase Solo o que no lo explicaran… En realidad no era necesario. Todo eso hubiese sido mejor que atribuírselo al sinónimo de solitario. A pesar de que el personaje de Han Solo y su universo está construido con elementos del género cinematográfico del western (su carácter de forajido, sus andanzas en bares que recuerdan los Saloon del oeste y, por supuesto, el Millenium Falcon como su fiel caballo), no era necesario asemejarlo al Llanero Solitario (en el que Chewbacca es la versión espacial del indio Tonto).
No conforme con esa pobre explicación del apellido de Han, la película también atenta, a través de supuestos guiños, contra las frases más recordadas de la saga: «I’ve got a bad feeling about this» (tengo un mal presentimiento sobre esto), que en esa película citan de manera contraria «I’ve got a GOOD feeling about this» (tengo un BUEN presentimiento sobre esto); y la famosa frase entre Han y Leia cuando ella le dice «I love you» (te amo) y el contesta «I know» (yo sé), en esta película la incluyen en un diálogo entre Han y Lando, cuando Lando dice «I HATE you» (te ODIO) y Han contesta «I know» (yo sé). Si a eso le sumamos la ridícula escena de Han hablando wookie en su primer encuentro con Chewbacca, pues nos damos cuenta de que Disney obviamente estaba apuntando a un público específicamente infantil con esta película, que en realidad trata de imitar, con poco éxito, la trama de la trilogía original, con los mismos tipos de puntos de giro, complicaciones y reveses.
La saga de «Star Wars» atrajo una generación infantil (a finales de los 70 y en los 80), no por tener un guion e historia infantil, sino por la fantasía que representaba esa «galaxia muy muy lejana«; porque de hecho, «Star Wars» siempre se caracterizó por tener una trama compleja y profunda, con distintas capas metafóricas y analógicas, en un relato complejo con personajes complejos. Mientras que «Solo: A Star Wars Story», parece ser una excusa para vender juguetes, con chistes infantiles y personajes ridículos, como Lando Calrissian (interpretado por Donald Glover), a quien rebajan a un simple tramposo metrosexual, en lugar de darle una participación más crucial que justifique su posterior encuentro en «Star Wars: Episode V – The Empire Strikes Back».
Finalmente, y tal vez uno de los factores más influyentes en el fracaso narrativo de «Solo», es el hecho de que no hay una fuerza antagónica constante y desafiante. Dryden Vos (interpretado por Paul Bettany) tenía todas las características de ser un excelente antagonista cuando lo vimos en esa primera escena asesinando a un senador, pero en realidad no fue el obstáculo principal del objetivo del protagonista. En realidad, el conflicto de Han y su equipo, era con el entorno y el tiempo para llevar el cargamento a salvo antes de que explotara. Se enfrentaron a muchos opositores, pero ninguno era constante hasta el final, sino que eran superados a medida que avanzaba la historia, y la que sí parecía hacerle la batalla, Enfys Nest, resultó ser buena al final.
Tal vez se generó muchas expectativas con personajes conocidos como Emilia Clarke, Woody Harrelson, Thandie Newton y Donald Glover —mientras que el éxito de la trilogía original fue con todos actores poco conocidos en la época, salvo por Alec Guiness, quien para 1977 recibía su cuarta nominación al Oscar por su papel de Obi Wan (y ya había ganado uno en 1958)—, y nos resulta difícil relacionarlos con este universo de androides, stormtroopers, jedis y wookies. Tal vez, quienes crecimos viendo a Harrison Ford como Han Solo, no aceptamos a un impostor. Tal vez, Disney no ha sabido hacer honor a una de las sagas más exitosas de la historia. Con lo que han hecho recientemente —salvo por «Rogue One: A Star Wars Story»— he ido perdiendo la fe en los proyectos relacionados que puedan venir en el futuro.
Trailer:
Escrito Por: Enrique Kirchman
2 comentarios en “{Crítica} «Solo: A Star Wars Story»: Una Historia Demasiado ‘Disney’”