Escrito Por: Enrique Kirchman
El cortometraje alemán «Golden» (ver en el link inferior de Youtube) resume en aproximadamente dos minutos y medio la forma en que muchas personas de la comunidad LGBTI se sienten a lo largo de su vida. A través de un personaje humano que se distingue por su aspecto dorado de pies a cabeza, esta pequeña historia sin diálogos expresa esa sensación, muchas veces imaginaria, de ser visto diferente, aun cuando nadie lo diga o ni siquiera lo piense. Pero más que todo se trata de la forma en que muchas veces una persona llega a pensar que no pertenece a un lugar, a un grupo, incluso a su propia familia.
Sin embargo, «Golden» nos enseña que para buscar igualdad (de género, raza, credo, o de cualquier otro tipo), debemos empezar por sentirnos que somos parte de un todo y no alienarnos. Debemos estar conscientes que merecemos las mismas oportunidades y el mismo trato. Eso es lo que sucede con el protagonista de esta historia, que una vez que encuentra a otra persona igual que él y acepta lo que es, eliminando las barreras de los tabúes y la ignorancia (expresada por el beso en plena calle), empieza a percibir alrededor suyo a más personas iguales que antes no había percibido, y esa aceptación le da la seguridad y confianza para interactuar con otros, sin distinción.
Dirigido por Kai Stänicke, este cortometraje tiene cierta belleza en su realización, desde la fotografía hasta el montaje y el mensaje final, que sin necesidad del uso de la palabra, nos transmite una idea clara que penetra a través de una disposición muy bien seleccionada de imágenes, lo que confirma que en el cine tiene mucho más valor lo que podemos concluir a partir de la fotografía, en lugar de recurrir a explicaciones dialogadas. Estoy seguro que les gustará tanto como a mí.