«Nanette»: El ‘Stand-Up’ De Hannah Gadsby En Netflix Te Hará Reír, Reflexionar… ¡Y Hasta Llorar!


Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes Del Show Son Revelados***

Me disponía a almorzar cuando decidí colocar algo en Netflix, que no fuera muy extenso, para ver mientras comía. Surgió entre las recomendaciones del menú, el stand-up comedy de Hannah Gadsby, titulado «Nanette». Tal vez Netflix me lo recomendaba porque en otra ocasión había visto el de «Jerry Before Seinfeld», y los de Sarah Silverman, Trevor Noah, Louis C. K. y Chelsea Handler, por mencionar solo algunos que en realidad disfruté bastante.

En realidad no conocía el humor de Hannah hasta hoy que decidí ver su show. Supongo que al ser australiana, su fama se centra mucho más en su continente y en Reino Unido, donde me pude percatar que tiene un agente que la representa. Lo cierto es que fue un GRANDIOSO hallazgo en Netflix el cual disfruté entre risas y, debo admitir, que también entre lágrimas. Hannah tiene un humor afilado, directo, sin pepitas en la lengua y en esta ocasión usó su plataforma para exponer su intimidad de forma más cruda e impactante para el público que, como yo, seguramente quedó desconcertado por la fuerza de su monólogo que inevitablemente nos hace reflexionar, autoevaluarnos y hasta cambiar nuestro modo de pensar.

Hannah es una lesbiana declarada y, tal como ella cuenta, mucho de su material cómico, en sus aproximados 10 años de carrera, se ha basado en la autocrítica. En monólogos anteriores le contó al público cómo fue la experiencia de confesarle a su madre que era gay, a lo que su madre contestó «yo no necesitaba saber eso. ¿Qué pasaría si yo te dijera que soy asesina?«; o cómo un hombre en la parada de un autobus le iba a pegar por pensar que Hannah conqueteaba con su novia (lo cual era cierto). Estas situaciones verdaderas y dramáticas, Hannah las convirtió en comedia para usarlas como parte de sus monólogos y lidiar, a la vez, con una situación que le aquejaba en su vida diaria. En esta ocasión, ella empieza el show de forma similar, hablando de su «gente«: los gays.

La presión de mi gente de expresar su identidad y orgullo a través de la metáfora de la fiesta es muy intensa», comentó entre risas».

Se refería a que su primer contacto con los gays fue viendo los desfiles de Mardi Gras por televisión, a todos estos chicos y chicas alegres, bailando y celebrando, pero ella se preguntaba «¿Adónde van los gays que son más callados?«, porque a pesar de que le gusta cómo su «gente» expresa su orgullo, ella nunca participaría de esa fiesta, porque se considera más tranquila y recatada en ese sentido. Ella critica, incluso, la bandera del orgullo gay, alegando que tiene seis colores chillones, uno encima del otro, que hacen que el ojo se canse

Si la miro toda una tarde tendré que expresar mi identidad a través de la metáfora de una siesta«.

Pero luego de hacer todos estos chistes autocríticos de cómo ella vive su homosexualidad y criticando incluso al resto de la población LGBTI, dentro de lo jocoso, Hannah cambia el tono de su stand-up, afirmando que está por renunciar a la comedia y en búsqueda de otra profesión. La gente en el público lo toma como el preámbulo de otro chiste, pero cuando escuchan su explicación, en tono serio y fuera de broma, se dan cuenta que no es otra punch line de su show. ¡En realidad va a dejar la comedia!

Construí mi carrera en base a chistes de autocrítica… Y no quiero seguir haciendo eso… ¿Entienden lo que la autocrítica significa para alguien que de por sí está marginada? No es humildad, es humillación. Hablo mal de mí misma para poder hablar, para poder tener permiso de hablar. Simplemente, no volveré a hacer eso en contra mía ni de nadie que se identifique conmigo».

Hannah toma la decisión de dejar de hacer lo que probablemente muchos en el medio televisivo y cinematográfico deberían dejar de hacer. Apelamos al humor para reírnos de aquello que en cierta forma no aceptamos, no entendemos o que tenemos miedo de expresar, y así solo logramos reafirmar estereotipos en lugar de abolirlos. Con una agilidad admirable, Hannah nos lleva del humor a la reflexión y de vuelta al humor, para luego llevarnos al enojo, la tensión (a la que tanto hizo alusión) para luego llevarnos a las lágrimas. Dice no declararse lesbiana, sino «me declaro cansada de la histeria que existe con respecto al género, provocada por ustedes ‘los normales’… ustedes son los raros… contrólense los de género ‘normal’«. Así desafía al público, refiriéndose a la gente que se la pasa juzgando la identidad de género, que se escandalizan porque un hombre se vista de mujer, a lo que ella responde llevándonos nuevamente al humor:

¿Saben qué es raro? Ponerle una vincha rosada a una niña calva.

En su discurso cómico (más que un stand-up), Hannah ataca al hombre, específicamente a aquellos abusadores como Pablo Picasso, a quien confiesa odiar por haber tenido sexo con una chica de 17 años cuando él tenía 42, y también menciona a Donald Trump, Harvey Weinstein, Woody Allen, Roman Polanski y Bill Cosby, quienes abusando de su poder, se propasaron sexualmente con mujeres indefensas. Y es que más adelante, al final del show, en lugar de cerrar con un gran punch line, Hannah admite que fue violada a los 17 años y luego, nuevamente a los 20, por dos hombres. Y también nos revela que aquel hombre que casi le pega en la parada del autobus por coquetear con su novia, en realidad sí la golpeó, y ella nunca lo denunció porque consideró que se lo merecía.

Y dentro de su enojo y chistes, Hannah le da un mensaje a los padres a través de las enseñanzas de su propia madre quien una vez le dijo que estaba orgullosa de haberlos criado sin bases religiosas, para que cada uno tuviera su propia capacidad de análisis y una mente propia, sin influencias de ningún tipo. Pero de lo único que se arrepentía era de haberla criado como heterosexual, porque no conocía otra manera, y lo empeoró por intentar hacer que ella cambiara al saber que el mundo nunca cambiaría.

«Si tememos a las diferencias, no aprendemos nada«, concluyó Hannah, quien definitivamente nos lleva en una montaña rusa de emociones con su show de una hora, tan lleno de razón, porque cierto es que muchos pensamos que a través del humor podemos alivianar aquello que en realidad nos hiere y atormenta, de ahí que culmine diciendo:

La risa no es el remedio, las historias son nuestra cura. La risa es solo la miel que endulza el remedio amargo«.

No dejen de ver «Nanette», y recomiéndenselo a quien puedan… Porque aunque la cuestión gire entorno a la población LGBTI, el mensaje aplica para cualquier aspecto de nuestras vidas.

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Trailer:

 

 

 

 

 

 

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