Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Serie Son Revelados***
El pasado 10 de agosto, Netflix estrenó otra serie original que ha causado sensación, esta vez, una producción latinoamericana directamente desde México que nos ha dejado cautivados con una trama cómica y unos personajes simpáticos, atractivos y complejos, entre los que figura la leyenda de las telenovelas Verónica Castro (de la telenovela «Rosa Salvaje»), rodeada de un grupo de actores más jóvenes pero igualmente talentosos como lo son Cecilia Suárez (como Paulina), Aislinn Derbez (como Elena), Darío Yazbek Bernal (como Julián), Paco León (como María José), Lucas Velázquez (como Claudio) y Juan Pablo Medina (como Diego), entre varios otros.
«La Casa de las Flores», que cuenta la vida de la «acomodada y prestigiosa» familia De La Mora y los secretos que guardan cada uno de sus integrantes, fue creada por Manolo Caro, que viene siendo un estilo de Marc Cherry («Desperate Housewives») y Ryan Murphy («Glee») mexicano por su estilo de dramedy y subtramas controversiales que cuela en la historia central. Y es que al ver el primer episodio, es imposible no pensar en la serie estadounidense «Desperate Housewives»: por un lado está el suicidio de una mujer que resulta ser el narrador omnisciente de toda la serie (o al menos de la primera temporada, porque todo indica que Carmela será la voz en off de la segunda) y, por otro lado, ahonda en la maraña de mentiras que se agrandan dentro de una familia; algo muy característico entre las familias de las mujeres desesperadas creadas por Cherry.

Al inicio pensé que vería una mala copia de la serie estadounidense con una influencia fuerte de las telenovelas mexicanas, pero para mi sorpresa, la serie se creó su propia personalidad y el melodrama telenovelesco quedó difuminado por el humor negro, la picardía y la naturalidad de las situaciones, a pesar del absurdo propio de la comedia.
Pero tal vez, lo más destacable son algunas de las subtramas que alimentan lo candente de la historia, llevando al espectador a reflexionar al respecto y a cuestionar las acciones positivas y negativas que se desprenden de cada situación. Por un lado, tenemos al personaje de Julián, un chico que lleva una relación de cinco años con Lucía (Sheryl Rubio Rojas), pero que a escondidas lleva otra relación con Diego, un hombre mayor encargado de las finanzas de la familia. A través de Julián, la serie explora distintos temas: las etiquetas sexuales al Julián discernir entre su homosexualidad o bisexualidad; la negación de la madre que al principio intenta obligar a su hijo a casarse con Lucía para tapar su homosexualidad, pero luego confiesa que su temor es que alguien haga daño a su hijo o que sea rechazado y agredido por su orientación sexual; y luego está la normalidad con la que sus hermanas y su sobrino lo toman, aludiendo a las diferencias generacionales respecto a temas sexuales.

En esa misma línea de sexualidad, «La Casa de las Flores» también explora la identidad de género y la orientación sexual a través del personaje de María José, una mujer transexual que antes solía llamarse José María y que solía ser el esposo de Paulina, con quien tiene un hijo adolescente llamado Bruno. Aunque lo abordan con humor, la serie no deja de mostrar las vicisitudes por las que tiene que pasar una persona que no se siente conforme con su sexo biológico, y aun peor, cuando ha decidido someterse al cambio, todavía tiene que atravesar la incomodidad constante de ser tratado como el género al que no quiere pertenecer. Por ejemplo, cuando la gente insiste en llamarlo José María o cuando en su cédula mantiene su identidad masculina y por lo tanto se somete a ser requisado por un hombre policía al ingresar de visita a la cárcel. En otras palabras, entre Julián y María José, la serie hace una crítica al pensamiento machista y heteronormativo de nuestra sociedad latinoamericana, que a pesar de los muchos avances (como la aprobación del matrimonio gay en países como Uruguay, Argentina y recientemente en Costa Rica, entre otros) aún expresa un rechazo a aquello que no se ajusta a sus normas preestablecidas. Lo interesante del papel secundario de María José, es también la normalidad con que lo toma su hijo, quien lo acepta sin recelo, además de la idea de familia que emerge de este triángulo de mujer transexual, exesposa e hijo… Porque a pesar de considerarse mujer, a María José no le han dejado de gustar las mujeres, de hecho en una escena Paulina bromea de que eran «lesbianas». El que se expongan estas situaciones en la serie con la naturalidad en las reacciones y con resoluciones positivas, ayudan a que el espectador empiece a adoptar esto como parte de su normalidad sociocultural.
«La Casa de las Flores» es sin duda un éxito narrativo que muestra algo distinto a lo que hemos visto hasta ahora en la TV mexicana. No solo es cómica, también es sexy; no solo tiene intriga, sino también momentos dramáticos que conmueven. Pero es de aquellas series que resultan por la complejidad de sus personajes, porque cada uno es una historia en sí, con emociones y una psicología tan marcadas que nos envuelven. Las actuaciones son naturales, se percibe la química entre todos los del elenco, se pudiera decir que incluso tienen la libertad de improvisar, y estas características no son propias de unos cuantos, sino de todos. Lo podemos ver en la matriarca Virginia de la Mora, interpretada por Verónica Castro, a quien me dio gusto ver nuevamente en la TV… Por otro lado está la excepcional Paulina, interpretada por Cecilia Suárez, quien se ha llevado toda mi admiración por ser de los personajes más divertidos y completos en cuanto a su arco de transformación a lo largo de los 13 episodios. Su personaje ha causado revuelo entre los fans de la serie, ya sea por su característica forma de hablar o porque definitivamente tiene las líneas más cómicas y a la vez los momentos más dramáticos de las serie. Pero esa misma naturalidad y frescura de la actuación se percibe en personajes terciarios como en la sirvienta Delia (Norma Angélica), en la pequeña Micaela (Sofía Checchi) o en el travieso Bruno (Luis de la Rosa)… De hecho, los momentos entre Bruno y Micaela son de los más tiernos y divertidos.
La verdad esta serie ha sido una grata sorpresa y la prueba de que la televisión latinoamericana se puede reinventar con éxito, adaptándose a un presente en el que la caja tonta globalmente está gozando de una segunda época dorada que vale la pena aprovechar. México es un gran ejemplo para países de la región, de que se pueden crear excelentes contenidos sin tener que recurrir a comprar formatos y franquicias gringas que muchas veces no funcionan para nuestros espectadores de habla hispana. ¡No dejen de verla!
Trailer:
La tenía apuntada entre las próximas a ver, pero Veronica Castro (a la que recuerdo de pequeño de los Ricos también lloran), Paco León( a quien conozco de sus comienzos cuando comenzo haciendo de chica con unos amigos míos humoristas-Los Morancos) y ese tratamiento de la homosexualidad y los transgeneros, pasa a ser la próxima que veo en Neftlix. Gracias por tu crítica.
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Está muy buena! Yo la vi con recelo, pero quedé muy encantado… Luego que la veas me comentas qué te pareció! Saludos!
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