Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
El 22 de julio de 1991, la policía de Milwaukee se encontró con un chico llamado Tracy Edwards corriendo, esposado, por la calle. Edwards les contó que un tal Jeffrey Dahmer (31 años) lo tenía secuestrado y había amenazado con matarlo. La policía se dirigió a casa de Dahmer donde este intentó convencerlos de que todo se trataba de un malentendido, pero cuando las autoridades estaban por creerle y retirarse del apartamento, descubrieron unas fotos instantáneas donde aparecían cuerpos humanos desmembrados. Dahmer fue arrestado inmediatamente, y cuando procedieron a revisar todo el apartamento, se encontraron con cabezas humanas escondidas en el congelador y el refrigerador, cráneos colocados encima de la computadora, cuerpos descomponiéndose en tanques con químicos y un álbum de fotos con más cuerpos desmembrados.
Poco tiempo después se resolvió que Dahmer había asesinado a unos 17 hombres y chicos, incluyendo uno de 14 años que también había logrado escapar desnudo y drogado por la calle, y cuando la policía lo encontró, Dahmer los convenció de que se trataba de una disputa familiar y dejaron que el chico volviera a casa con Dahmer, donde más tarde lo asesinó.

Era conocido como El Carnicero de Milwaukee, no solo por la cantidad de víctimas que acumuló entre 1978 y 1991 cuando fue finalmente capturado, sino porque en muchas ocasiones practicó la necrofilia e incluso el canibalismo.
En 2017, el director Marc Meyer adaptó al cine la novela gráfica «My Friend Dahmer», escrita por Derf Backderf, y el desconocido actor juvenil Ross Lynch fue quien encarnó al entonces joven Jeffrey Dahmer, en su época escolar, y cómo poco a poco se fue convirtiendo en uno de los psicópatas y asesinos en serie más escalofriantes de la historia de Estados Unidos.
Para quien no conoce la historia de este asesino en serie, ver «My Friend Dahmer» puede significar otra más de esas películas juveniles, donde los personajes van madurando y atraviesan por situaciones comunes de los adolescentes: el bullying, los descubrimientos sexuales, el rechazo, las amistades, sus primeras fiestas, entre otras vivencias. Yo fui uno de los que vio la película sin conocer la biografía de Dahmer y lo que al principio me causó ternura en el personaje principal, luego se fue tornando en incomodidad y derivó en uno de esos miedos que se quedan en nuestro interior al pensar que en realidad existen personas así, con esas condiciones mentales que superan sus impulsos.
Meyer no pretende contarnos la historia de los asesinatos de Dahmer, eso es tal vez lo que normalmente otro realizador hubiese optado por hacer; de hecho, ya se hizo una versión al respecto en 2002, titulada «Dahmer», y protagonizada por Jeremy Renner (conocido como Hawkeye en «The Avengers»). En cambio, el director nos presenta a un introvertido estudiante de secundaria, que siente una particular e inusual obsesión por matar animales y conservarlos en frascos; un chico que intenta encajar juntándose con un grupo de inadaptados e, incluso, invitando a una chica al baile de graduación. Pero también vemos ciertos comportamientos no tan evidentes en la trama, como su excitación por personas del mismo sexo o cuando espía a un hombre que trota todos los días a la misma hora por la misma avenida.
El tono de la película va mutando de lo inocente a lo extraño y luego a lo siniestro, pero sin mostrarnos violencia, solamente sugiriendo la distorsión mental del personaje y sus deseos más oscuros, y esto es lo que poco a poco nos va llevando al borde del asiento y a taparnos parcialmente los ojos por temor de lo que pueda suceder, pero que nunca sucede en este fragmento que eligió contar el director.
«My Friend Dahmer», al principio, parecía ser la historia de un chico incomprendido al que su padre pretendía encaminar en una dirección contraria a sus gustos y preferencias, pero luego comprendemos que el padre veía un comportamiento preocupante que fue empeorando, y que no pudo evitar, por más que lo intentó. Es una mirada perturbadora de un chico que estaba destinado a ser lo que fue sin ninguna justificación ni explicación que lo llevara forzosamente a ello, más que por su enfermedad mental. Y es que Dahmer, a diferencia de otros asesinos en serie, no fue un chico abusado ni maltratado por su familia; por el contrario, tuvo un padre amoroso y una madre, que aunque un poco aérea, estuvo presente. El problema venía de nacimiento.
Lo más interesante del relato es su desenlace, cuando Dahmer va en su Volks Wagen escarabajo y se topa con un chico hippie pidiendo un aventón por la carretera. Dahmer lo recoge, se presentan y luego se van juntos en el auto, en lo que parece un happy ending que se va a fundido a negro acompañado de la canción ‘Love Hasn’t Been Here’ de Michael Stanley Band, sugiriendo que Dahmer finalmente encontró un amigo o un interés romántico. Pero justo después, aparecen los códigos gráficos que nos explican que ese chico que se montó al auto con Dahmer aquel 18 de junio de 1978 era Steven Hicks, su primera víctima. Lo que la película no muestra es que luego Dahmer llevó a Hicks a su casa, con la fantasía de tener sexo con un desconocido de la autopista, pero Hicks no era homosexual y, al rechazarlo, Dahmer lo golpeó en la cabeza con una pesa y lo estranguló, lo desmembró, lo metió en bolsas plásticas y se lo llevó en su auto para arrojarlo en un vertedero. En el camino, la policía lo detuvo y le preguntó qué había en las bolsas, a lo que Dahmer respondió que era basura. La policía, que pudo evitar 16 asesinatos más a lo largo de 13 años, dejó ir a Dahmer solo con una multa por conducir fuera del paño adecuado. ¡Nunca revisaron las bolsas!
La historia de Jeffrey Dahmer, tanto en su adolescencia como en su época adulta como asesino, es sin duda extraordinaria, no solo como estudio psiquiátrico, sino por las veces que pudieron descubrirlo y logró burlar a las autoridades. El actor Ross Lynch sin duda nos entregó una interpretación excepcional, con una naturalidad que nos deja helados. Aunque la historia puede parecer un poco lenta y sin una dirección específica al principio, cercano al final del segundo acto, cuando Dahmer actúa intencionalmente como un chico con deficiencia mental en un centro comercial, es que comienza a tomar sentido y a asustarnos. Definitivamente, una opción para ver este mes del Halloween.
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Un comentario en “{Crítica} «My Friend Dahmer»: La Historia Real De Cómo Se Formó Un Asesino En Serie”