Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
A riesgo de llevarme el desapruebo de los apasionados little monster, debo decir que si hay alguien a quien hay que aplaudir en esta película no es precisamente a su revelación actoral, Lady Gaga, sino al director, productor, coguionista, compositor, cantante y coprotagonista, Bradley Cooper. ¡Y sí! Al César lo que es del César. Y antes de que empiecen los reclamos y reniegos, debo aclararles que no estoy diciendo que Lady Gaga lo haya hecho mal, pero tampoco fue el papel dramático que me esperaba.
Lady Gaga, sin lugar a dudas, nos muestra algo de naturalidad en su personaje. Acostumbrados a sus excentricidades, tanto en los controversiales y exóticos personajes que adopta al interpretar sus canciones como en los personajes que ha interpretado en la pantalla grande y chica —La Camaleón en «Machete Kills», Bertha en «Sin City: A Dame To Kill For», La Condesa y Scáthach en la serie «American Horror Story»—, verla encarnar a una chica sencilla y mundana en el drama musical «A Star Is Born» nos resulta ya un gran cambio en su estilo. Gaga logra mostrarnos sencillez, la que podría ser la chica de al lado, sin pretensiones de mujer ideal ni de mítica belleza, sino una mirada más «pisando tierra». Eso es lo que se valora más de su personaje Ally. Es indiscutible su gran talento para la música, de hecho vemos cómo el personaje y la actriz se transforman en aquellas escenas en que Ally se toma el escenario para cantar alguna de las canciones que componen la banda sonora. Pero, ¡es Gaga! Aunque su voz es impresionante, sobre todo cuando canta aquellos temas que son completamente distinto a los que usualmente integran la discografía de Lady Gaga (en tono y género musical), a quien vemos cantando no es a Ally sino a Lady Gaga. Eso es lo que en mi opinión le resta puntos a su interpretación; que la actriz no interpretó a otra cantante, sino que se proyectó ella misma en el papel.
Reitero que no fue una mala actuación en lo absoluto. Siempre he dicho que interpretar a una persona mundana en situaciones tan cotidianas y reales es mucho más difícil que hacer de una femme fatale o de una siniestra Condesa. El nivel de convencimiento para el espectador es mucho mayor, por lo que aplaudo el esfuerzo de Gaga en este personaje. Sin duda había química entre ambos y se percibía el dinamismo y la naturalidad en los diálogos y en la acción-reacción.
Sin embargo, si nos remitimos al protagonista de la historia, Bradley Cooper, en él sí podemos apreciar una interpretación mucho más compleja, y me atrevo a decir que con cuatro nominaciones al Oscar en su haber (tres como actor y una como productor), esta puede ser la mejor de su carrera; incluso mejor que la que nos brindó en «American Sniper». Al igual que Lady Gaga, Cooper se despoja de su galantería y se transforma en este descarrilado y quebrado personaje que a medida que su coprotagonista asciende al estrellato, él va en un descenso rápido e inminente. Su tono de voz, el acento, sus gesticulaciones, el modo de andar… Cooper es irreconocible en su papel del músico Jackson Maine. Sus escenas nos impactan, nos llevan en una montaña rusa de emociones y sentimientos que van desde la ternura de aquel primer encuentro entre Jack y Ally, hasta causarnos gracia, incomodidad, pena y, finalmente, dolor.
«A Star Is Born» es una mirada cruda a ciertos aspectos que, aunque ajenos al común de la gente, forman parte de la cotidianidad de infinidades de celebridades. Desde los cambios de imagen a los que algunos artistas deben someterse involuntariamente para mantenerse en la industria, hasta los excesos, la droga, el alcohol y la falta de adaptación de algunos a ese mundo de superficialidades y complacencias banales. De hecho, el mismo Bradley Cooper estuvo en rehabilitación por problemas de alcoholismo y adicción a las drogas. Aunque parecía un drama romántico y de éxitos alcanzados, en realidad es una muestra de humanización de aquel sobrevalorado mito de las estrellas. «A Star Is Born» puede ser, fácilmente, la historia (obviamente con algunas variantes) de Whitney Houston, Kurt Cobain, Amy Winehouse, o hasta pudo llegar a ser la de Britney Spears.
El relato tiene sus altibajos, algunas veces reanimados por las actuaciones secundarias de Sam Elliot, como Bobby, o de Andrew Dice Clay, como el padre de Ally, pero en un punto se tornó algo lenta y repetitiva, con algunas escenas que pudieron obviarse o acortarse. Sin embargo, el desenlace nos sacude y nos aflige, porque nos percatamos que no estamos viendo una historia amorosa ni de triunfos, sino de una persona cuyos demonios internos lo llevaron por el camino de las adicciones, donde el amor ni la fama ni el dinero lograron salir victoriosos.
Por otro lado, si bien la dirección de Cooper se mantuvo bastante acorde al tono narrativo, en algunos momentos se sintieron algunos cambios que saltaron como un ruido visual. Por ejemplo: el plano ralentizado cuando Jack le propone matrimonio a Ally o los planos-contraplanos cuando se están casando, donde de repente hay un primer plano de Ally derramando una dramática lágrima al dar el sí. Estas dos tomas en particular me saltaron con un tono romántico, empalagoso y cursi que no acompañaba visual ni narrativamente al resto del relato.
Lo cierto es que mucho se habla de esta película como una gran contendiente en la próxima temporada de premiaciones. De hecho, en el Festival de Cine de Venecia, Lady Gaga y Bradley Cooper recibieron una ovación del público que duró ocho minutos. ¡La gente quedó conmovida! Yo, en particular, le daría una nominación a Bradley Cooper como Mejor Actor, y estoy más que seguro que Gaga obtendrán nominaciones por Mejor Canción con temas como ‘I’ll Never Love Again’, ‘Always Remember Us This Way’ y ‘The Shallow’, y puede que esta vez sí se gane ese Oscar.
Trailer:
Si Cooper no gana el Oscar después de esta película, se convertirá en el próximo Mark Whalberg o Amy Adams que están cerca pero no lo consiguen, bien lo sabe Leo que demoro pero llego su momento.
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Así es! Creo que esta vez le toca, aunque Rami Malek viene duro con «Bohemian Rhapsody» y le puede hacer la batalla.
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