Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
La historia de Harry Potter fue, sin lugar a dudas, una de las mejores sagas infantiles del cine. La escritora J. K. Rowling creó un universo tan preciso y detallado que resultaba fácil perderse en ese mundo paralelo de brujas y hechiceros en Inglaterra. Las ocho películas tenían su propia línea de acción específica que, a su vez, armaban una trama global que se entrelazaba desde «Harry Potter And The Sorcerer’s Stone» (2001) hasta «Harry Potter And The Deathly Hallows Part 2» (2011). Nos cautivaron los efectos visuales y especiales, los increíbles decorados y, en general, esa ambientación con curiosidades tan particulares como las pinturas que cobraban vida o las escaleras de Hogwarts que cambiaban de dirección cada cierto tiempo, por mencionar solo unas de tantas. ¡Vaya imaginación de Rowling! Pero no solo eso atrajo al público. Al ser una combinación de fantasía y aventura, la historia mostraba una constante búsqueda de la tripleta protagónica integrada por Harry Potter (Daniel Radcliffe), Hermione Granger (Emma Watson) y Ron Weasley (Rupert Grint), por lo que la trama siempre tuvo constantes momentos de suspenso y misterio que mantenían al espectador descubriendo lo mismo que los personajes, y por lo tanto, hechizado con el relato.
Sin embargo, las dos películas que hasta ahora se han estrenado de la nueva saga escrita por Rowling, «Fantastic Beasts And Where To Find Them» (2016) y «Fantastic Beasts: The Crimes Of Grindelwald» (2018), no han estado narrativamente a la altura de la saga anterior. A pesar de tener un elenco de calidad integrado por Eddie Redmayne («The Danish Girl»), Johnny Depp («Pirates Of The Caribbean: The Curse Of The Black Pearl»), Ezra Miller («Justice League»), Jude Law («The Talented Mr. Ripley») y Zoë Kravitz («X-Men: First Class»), la trama se hace tediosa en un punto y hasta aburrida. Los personajes no llegan a tener el mismo carisma de los que rodeaban la cotidianidad de Harry Potter. De hecho, la historia se detiene en aspectos tan secundarios, que le resta interés y el enfoque en la trama principal. Por ejemplo, cuando insiste en darle tanto protagonismo a la historia de amor entre Jacob (Dan Fogler) y Queenie (Alison Sudol), con escenas que hubiesen podido ser suprimidas sin afectar el hilo conductor ni las emociones empáticas del espectador. En otras palabras, el misterio que rodeaba las historias de Harry Potter, acá es prácticamente escaso. El protagonista no se somete a un riesgo constante y la historia enfatiza en temas románticos secundarios que en el cumplimiento del objetivo principal. Su carácter narrativo es más literario que cinematográfico.
Tal vez, esta falla en la falta de puntos de inflexión más sorpresivos y un ritmo escénico dinámico radica en el hecho de que ambas películas de «Fantastic Beasts» han sido guionadas por la misma novelista J.K. Rowling. ¿Por qué esta es una falla? Porque el novelista tiende a enfatizar en cada detalle y adornar sus historias para adentrarnos más en el universo que describe, por el hecho de ser un libro, cosa que no es necesaria en una película que te adentra gracias a los distintos elementos de la imagen y el sonido. Rowling parece estar muy apegada a cada uno de sus libros, queriendo, tal vez, contar cada momento de su historia, reparando en detalles que a nivel fílmico un guionista obviaría, precisamente para mantener el dinamismo en cada escena, y generar el interés del espectador de seguir viendo la película, al borde del asiento, intrigado. En este caso, el relato cuenta con escenas innecesarias que frenan la búsqueda y la emoción de los personajes, y eso, sumado a que los personajes no llegan a generar una completa empatía, produce un desánimo y desinterés.
Por otro lado, para ser una historia de brujas y hechiceros, «Fantastic Beasts: The Crimes Of Grindelwald» ni siquiera tiene muchos momentos de hechicería y encantos. En «Harry Potter» era común ver a los personajes practicando y probando nuevos hechizos constantemente, pero en esta precuela escasean.
Debo decir que el final de esta segunda película da pie para pensar que la tercera entrega, destinada a estrenarse en 2020, va a ser un poco más oscura y emocionante, porque finalmente el poderoso Credence Barebone, que interpreta Ezra Miller, se deja influenciar por Grindelwald (Depp), y promete convertirse en un personaje antagónico de altura, que le agregue ese toque siniestro que Voldemort (Ralph Fiennes) le daba a la historia de Harry Potter. Por lo tanto, hay probabilidades de que la saga se espabile en sus próximas entregas.
Está de más mencionar que la película mantiene un excelente nivel en los efectos visuales y especiales. La dirección de arte, tanto en escenarios, vestuarios y maquillaje, es de 100. Y si tengo que rescatar algo de la narrativa, es tal vez esa revelación de que Dumbledore (Jude Law) y Grindelwald tuvieron una relación amorosa, confirmando de una vez por toda la homosexualidad de Dumbledore. Aunque no muestran ninguna escena homosexual, Dumbledore deja claro que su relación con Grindelwald era de «más que hermanos» y en un flashback sugieren esa unión fidedigna de ambos personajes cuando entrelazan sus dedos para hacer una promesa. Por otro lado, el haber mostrado las imágenes de Hogwarts, aunque sin Potter y sus amigos, también fueron muy apreciadas.
Por ponerlo de otra forma, «Fantastic Beasts: The Crimes Of Grindelwald» padece lo mismo que le sucedió a la trilogía de «The Hobbit», que luego de un exitazo como «The Lord Of The Ring», no logró, ni remotamente cerca, mantener el mismo nivel narrativo ni el atractivo de sus personajes. ¡Esperemos que la saga de Rowling mejore en sus tres películas faltantes!
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Un comentario en “{Crítica} «Fantastic Beasts: The Crimes Of Grindelwald»: Le Faltó Misterio, Acción Y ¡Hechizos!”