{Crítica} «Locos Al Poder»: Elmis Castillo Da En El Clavo Con Su Sátira Política


Foto: Elmis Castillo interpreta a Ermisendo en la comedia «Locos Al Poder» (Foto tomada del Instagram Oficial: @locosalpoderlapelícula)

Escrito Por: Enrique Kirchman 

***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Tal vez mi objetividad esté nublada por ser fan de Ermisendo y de los personajes cómicos que interpreta Elmis Castillo, pero, a mí, «Locos Al Poder» me hizo reír a carcajadas. Y es que para los panameños es muy fácil simpatizar con la trama, sentirse identificados y asociar las constantes referencias a hechos reales y recientes de nuestro país, y esa fue la gran estrategia de esta producción dirigida por Juan Zelaya.

«Locos Al Poder» es una sátira —al estilo de «Scary Movie» o «Not Another Teen Movie»— enfocada, específicamente, en el circo político que nuestro país ha visto con mucho humor (y apatía) en los últimos 10 años. Y digo apatía entre paréntesis, porque la película, además de burlarse de los rostros más populares de la escena política panameña —Zulay Rodríguez, Chello Gálvez, Ricardo Martinelli, Juan Carlos Varela, Juan Carlos Navarro, José Isabel Blandón, Rómulo Roux, Katleen Levy, entre otros— también advierte con el mismo tono burlesco sobre el papel pasivo, poco importa, ignorante y distraído de la población que elige a esos personajes. He ahí, en mi opinión, el valor de esta película.

Si escudriñamos con un ojo crítico cinematográfico, el relato tiene múltiples fallas. La más evidente, sin necesidad de ser analista fílmico, es el problema que tiene con el sonido. El canal de musicalización y de efectos sonoros, en casi toda la película, es más alto que el de los diálogos. Hay escenas en las que uno se pierde el chiste, simplemente, porque no se escucha lo que dicen los personajes. Por otro lado, la captura de sonido es bastante deficiente. Cuando no hay música extradiegética ni efectos sonoros, se puede percibir un zumbido, como si las pistas de los diálogos no hubiesen sido correctamente limpiadas y editadas o capturadas con un micrófono no apto.

En cuanto a la puesta en escena en general, está claro que hay una intención en demostrar una realización desprolija. Incluso, hacen chistes muy puntuales al respecto. Por ejemplo, la escena en que la candidata Dulay se aparece en un restaurante frente a Ermisendo y mientras ella le habla, todo a su alrededor se pausa, pero en realidad son los actores que intentan no moverse, a lo que una de las extras dice entre dientes «ya nos podemos mover», lo cual fue muy gracioso, porque hace una revelación del dispositivo cinematográfico al estilo de «The Purple Rose Of Cairo» de Woody Allen, en la que los personajes de una película le hablaban a los que estaban en la sala de cine. Lo mismo sucede cuando el personaje del candidato presidencial, Juan Carlos, se tira un pedo y Ermisendo bromea que hasta el público en el cine lo sintió. Al evidenciar la presencia del público, las imperfecciones del relato son más permisivas. Por eso es que la escena de las protestas de la represa al inicio, causan gracia en lugar de rechazo, porque se nota que hay cuatro gatos y que hay saltos de continuidad, pero se acepta como parte de la intención y la estética satírica.

Lo que no considero que sea parte de la intención es la combinación de formatos audiovisuales. El relato inicia con un montaje bastante dinámico y apegado al género cómico, con esas panorámicas de «Cerro Tetrepo», pero al ir avanzando en la trama, esa fotografía y ese montaje se van desmejorando. Se empiezan a utilizar planos más telenovelescos, mezclados con planos muy comunes de las sitcoms y de sketches tipo «Saturday Night Live». En otras palabras, la película fue perdiendo su estética cinematográfica. Luego, al final de la película, utilizan muchos fundidos a negro que además de bajar el ritmo escénico, dan pie a pensar que es la última escena, pero resulta que viene otra y otra y otra más (todas con fundidos), que le restaron fuerza a la resolución.

Sin embargo, estos tecnicismos no atentan contra el humor de la trama. «Locos Al Poder» es, sin lugar a dudas, muy cómica. Y creo que lo más divertido es interactuar con ella, tratando de identificar quién es quién y qué es qué. Las personificaciones fueron muy atinadas. El personaje de Dulay (obviamente imitando a Zulay) gesticula a la perfección a la conocida diputada, incluso, el tono y pausa al hablar. Lo mismo sucede con quien imita a Rómulo Roux a Chello Gálvez y a Katleen Levy. En cuanto al personaje antagónico del candidato presidencial Juan Carlos, este hace alusión no solo a nuestro presidente actual, Juan Carlos Varela, sino también a Juan Carlos Navarro, quien ha intentado postularse para presidente en tres ocasiones. Y a la vez representa un híbrido de todo lo que está mal con los dirigentes del país.

Del lado de la población panameña, la película también alude a esos momentos banales y sin importancia que los medios de comunicación exaltaron como noticia y que el panameño alentó: la problemática mujer de «teta pa’ los manes«; la mujer de Brooklyncito que tenía «TV big, cama big», etc.; Polo Polo y su revelación de paternidad en un programa mañanero; la mujer que la detuvo el tránsito y empezó a hablar en inglés («figure it out«); entre otros momentos que ponen en evidencia la mala televisión que invade nuestras pantallas con programas de variedades y revistas que enfatizan en el amarillismo, el bochinche y el desprestigio… ¡Pero que consumimos e incitamos!

Tal vez «Locos Al Poder» no será nuestra elegida para representarnos en los premios Oscar 2020 ni siquiera a los premios Platino, pero no se puede negar su relevancia y tino con la actualidad. Entre chistes de Mayín Correa y su inmortalidad (ja,ja), y las referencias a la Miss Panamá Rosa Montezuma y el organizador César Anel, la película también nos hace recapacitar en cómo hemos perdido la paciencia —cuando nos muestran aquellas escenas de personas peleándose en los tranques vehiculares— y la tolerancia —con el rechazo a los derechos de la población LGBTI—. Pero, sobre todo, nos hace un llamado en favor a la campaña de #NoALaReelección, a que empecemos a actuar y a tomar cartas en los asuntos que nos competen a todos como nación, a que dejemos de pensar que el juega vivo es parte de nuestra cultura… y que somos tan responsables de la corrupción como quienes la cometen, porque somos nosotros los que los pusimos en ese puesto.

Foto: La actriz Neysa Ferguson en una escena de «Locos Al Poder». (Foto tomada del Instagram Oficial @locosalpoderlapelicula)

«Locos Al Poder» es una buena forma, entre risas, de ver un resumen de los acontecimientos bochornosos que se han dado en los últimos años en nuestro país, de lo que hemos dejado pasar… y llega en buen momento, antes de las elecciones en mayo, para que la próxima película de Elmis Castillo sea un drama de cómo Panamá hizo historia en sus votaciones de 2019 al rechazar el populismo, la holgazanería y la corrupción.

No puedo dejar de mencionar el excelente trabajo del elenco, con actuaciones que en realidad me parecieron muy satisfactorias. No solo Elmis se destacó con su naturalidad para la comedia, con ese estilo que muchas veces parece improvisado (para bien), como cuando decía «eso tiene plata«; también quedé muy a gusto con el trabajo de Mariano Abdel González, Leo Wiznitzer, Ana Grethel Solís y la inigualable Neysa Ferguson, a quien he seguido en obras de teatro y me parece genial. ¡Vayan a ver «Locos Al Poder»! No solo por apoyar películas nacionales, sino porque en serio se van a reír.

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4 comentarios en “{Crítica} «Locos Al Poder»: Elmis Castillo Da En El Clavo Con Su Sátira Política

  1. Hola Enrique!
    Ya desde hace un tiempo que he empezado a seguirte y a leerte, me tomo la libertad de expresar mi bad feeling con todo el ecosistema de Locos al Poder. No sé si caigo en la destrucción, pero luego me he enterado de cosas que, no sé si son ciertas o no, no terminan de agradarme con la entrega total que se dio en esta película.

    Quiero empezar que para mi no es un objetivo o meta el ir a ver una película solo porque somos panameños y es producción panameña porque esa línea delgada hace que el público invierta y pierda dinero innecesariamente.

    La experiencia del cine, es como ir a un restaurante o asistir a cualquier otro entretenimiento y como vamos hoy en día los precios que pagas no son nada económicos, pero eso es otro tema…

    De nada sirve tener un muy buen guión si en la ejecución las fallas técnicas marcan una mala entrega: audio (no escuché los diálogos los 5 primeros minutos de la película), naturalidad en la actuación, por ejemplo, Ana Alejandra, que a pesar de que el género de la película permita que se desenvuelva así, las escenas se vieron mega-improvisadas. Más real hace sus stories en IG. Ojo que la admiro mucho.

    Particularmente el chiste con la doméstica Venezolana no tuvo sentido alguno, siento que en Panamá somos hospitalarios y esa escena hasta cierto punto cayó en lo incómodo: ¿cómo te burlas de la falta de papel higiénico ante un país que sufre hambre? Es como que me saque una escena de burla sobre los atentados del 11 de septiembre o sobre un niño de África que toma agua contaminada. Hay un límite y cuando adentras a una realidad-país debes poder manejar con tacto esas cosas por más que desees sacar tu sátira.

    Al salir de la sala me pregunta un señor que, qué me había parecido la película y dije: «un completo desastre», pero claro, yo me estaba fijando en la producción como tal a lo que él me responde: «pero es que es una realidad sobre los políticos en Panamá» y allí fue en donde caí en cuenta: el fondo o lo que entonces se quiere crear es la conciencia sobre #NoALaReelección y aquí recordé mi conversación en septiembre con Juan Zelaya sobre su parodia política y creí en el proyecto y en concepto estuvo bien, pero en ejecución no.

    Juan Zelaya y Elmis Castillo pueden dar mucho más, de hecho su serie Lo Desconocido para mi ha sido una excelente producción. No puedo decir que esta lo fue y siento que ellos deben aceptar con humildad las fallas técnicas y seguir.

    Soy de Marketing, no soy de cine (propiamente de la industria), pero soy consumidora al fin y yo a esta película le doy un 4/10.

    De nuevo, por si en algún momento Elmis o Zelaya me lee, que me tome el tiempo en escribir esto, es positivo, nadie quiere destruirlos, solo creemos en su potencial y consideramos que pudo haber sido una mejor entrega.

    Bye!

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    1. Hola Talia… comprendo y empatizo con lo que mencionas en muchos aspectos. Definitivamente, cómo bien sabrás, ya que sé que has leído mis pasadas críticas, yo tampoco defiendo el cine panameño a capa y espada solo por apoyar, sino que trato de hacer la crítica constructiva y señalar que lo que pudo ser mejor debió ser mejor, porque a parte de arte y medio de comunicación, también es un producto comercial, como bien dices… (e ir al cine en Panamá cuesta)… Creo que mi punto, respecto a «Locos Al Poder» queda claramente plasmado en mi análisis arriba… No es una joya del cine, pero genuinamente me reí, me gustó la crítica social y política, y como empecé diciendo en el artículo, tal vez mi gusto está parcializado porque me gusta el personaje de Ermisendo… (aunque no conozco ni a Elmis, ni a Juan, ni a nadie de la película)

      Respecto a lo de la venezolana, te doy la razón, pero creo que depende de la mirada de cada quien… Recuerdo que los venezolandos tenían un programa de comedia muy popular llamado «Cheverísimo» en el cual uno de los segmentos era el de la Negra Catanare, una cantante cubana en La Habana que cuando estaba a punto de empezar su concierto, era interrumpida porque alguien siempre gritaba «están regalando carne en la esquina» y todo el público salía corriendo a buscar su carne… Para mí, «Cheverísimo» no se burlaba a diestras y siniestras de la situación cubana (que irónicamente hoy vive Venezuela), sino que usaba el humor para denunciar una situación evidente en un hermano país… «Locos Al Poder», para mí, hizo lo mismo… No era una simple burla, con humor tal vez mal proyectado, señaló una situación que viven algunos venezolanos aquí en Panamá producto de su situación.

      Respeto y te exhorto a que sigas expresando tu sentir como lo haces respecto al cine y arte panameño, porque solo así vamos alcanzando hacer cosas por la que en verdad valga la pena ir a apoyar a las salas.

      De más está decirte que aprecio mucho tu lectoría y no me crucifiques porque me gustó «Locos Al Poder»… jajaja… un abrazo!

      Enrique K.

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  2. La pelicula cumple con hacer reir al publico de principio a fin. No solo toca el tema de la politica sino tambien temas como la familia, el respeto y aceptar a las personas. El elenco esta muy bien, aparte de Elmis Castillo destaco el trabajo de Gustavo David, Ana Grethel Solis y Leo Wiznitzer. Aunque me sorprende lo desaprovechado que estuvo Diego De Obaldía.

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