Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
Dentro del marco del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF), Guatemala (en coproducción con Estados Unidos) dijo presente con la película «José», un drama LGBTI centrado en un chico homosexual llamado José, que vive con su madre en un área de bajos recursos de Guatemala, trabajando como mesero en un restaurante y que en sus tiempos libres se limita a tener relaciones ocultas, estrictamente sexuales, con otros hombres para no revelar su orientación sexual.
El personaje de José es un vivo ejemplo de las consecuencias de vivir en una sociedad discriminatoria, machista y, en muchos casos, homofóbica, pero sobre todo, donde las creencias religiosas prevalecen con gran influencia sobre el imaginario social. En la trama, vemos cómo la Iglesia Católica y sus ideas imperan entre los estratos más humilde: la escena de la procesión, la escena de José en la Iglesia de Macedonia, el predicador con un megáfono en la esquina de una acera, la madre de José que le pide constantemente a Dios que cuide de su hijo y que nunca se le vaya, y el cuadro de un ángel en la habitación de José. Estas referencias religiosas constantes en la trama no son aleatorias, sino que hablan de la misma constancia con que percibimos estos elementos divinos en la cotidianidad latinoamericana, incluso en aquellos países que dicen ser laicos (como Panamá y Guatemala, por ejemplo).
¿Cómo afecta a la población LGBTI que la iglesia tenga una presencia sentenciosa en la sociedad? Pues, más allá de las injusticias evidentes, como que no se les reconozca una ley antidiscriminación que los proteja y que no se apruebe el matrimonio igualitario y todos los derechos adicionales que ello acarrea para una pareja homosexual; la sentencia de la iglesia contra al población LGBTI ha impulsado —indirectamente y quiero pensar que sin la mala intención de la iglesia— la intolerancia, el odio, el rechazo y un movimiento cibernético negativo. Entonces, no es de extrañarse que existan hombres (y mujeres) como José, que recurren a las apps de citas amorosas para tener encuentros sexuales a escondidas, con la exclusiva condición de que no hayan ataduras sentimentales que luego puedan poner en evidencia su orientación sexual.
En uno de esos encuentros, José frecuenta a Luis, un chico que le demuestra interés sentimental, pero cuando este le ofrece tener una relación seria y vivir juntos, José se niega y pierde la oportunidad de encontrar estabilidad en su relación, con una persona de la que evidentemente estaba enamorada, por temor a tener que enfrentar a una sociedad que rechaza al homosexual. A José lo aquejan varios factores, no solo la discriminación, sino una madre que a través de la religión lo manipula, insistiéndole que no la abandone y pidiéndole repetidas veces a Dios para que eso nunca suceda. Por ende, José siente una obligación moral y religiosa de quedarse junto a su madre, sacrificando sus deseos más íntimos de estar junto a Luis, por no decepcionarla a ella, a la sociedad y a Dios. Pero esta decisión, lo lleva a seguir en una vida banal, promiscua, de sexo con extraños, bajo el riesgo de contraer enfermedades, buscando confort donde no lo encontrará. Además, su comportamiento social también se ve afectado, alienándose de su círculo amistoso. Eso se puede apreciar en una escena cuando José se nota evidentemente incómodo al salir con dos parejas de amigos que hablan de sus relaciones amorosas, haciéndolo sentir a él como la quinta rueda. Lastimosamente, se da cuenta tarde de la mala decisión que ha tomado al no aceptar la propuesta de Luis, y cuando quiso encontrarlo no pudo, solo para volver a esa misma vida monótona de sexo y sentimientos vacíos.
«José» cuenta con un relato un poco lento desde su estructura narrativa, al enfocarse una y otra vez, intencionalmente, en la cotidianidad del protagonista y su rutina diaria en lo personal y laboral. Ese mismo ritmo interno se ve potenciado por un ritmo externo dado por los movimientos de cámara suaves y encuadres que en algunas ocasiones tenían una lectura interpretativa, como el contrapicado que mostraba los cables de electricidad en la ciudad, de poste a poste, cuyo complejo entrelazado nos daba una idea de las vidas complicadas que vivían quienes deambulaban por las calles, bajo ese cableado.
Por otro lado, hay un sumo cuidado en la iluminación, que se mantiene bastante cálida y tenue durante la mayoría del relato, destacándose especialmente la escena en que José y Luis están desnudo en un motel —que viene a ser el primer punto de giro de la historia—, cuando este le propone a José que se muden juntos. En esta escena, los cuerpos está puntualmente iluminados, reduciendo la luminosidad del resto de la habitación, y a pesar de no ser dos chicos adonis de cuerpos esculturales, gracias a la iluminación, su desnudez (muy explícita) no se percibe como algo grotesco, vulgar ni pornográfico, sino que le otorga cierta belleza reforzada por la intimidad de las acciones y el romanticismo.
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Protagonizada por Enrique Salanic y dirigida por el asiático Li Cheng, «José» logra representar con una trama sencilla el sentir de muchas personas LGBTI en Latinoamérica, y las consecuencias sociales, emocionales y psicológicas que se derivan de una sociedad no inclusiva.