Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
Complejos, baja autoestima e inseguridad son algunos de los tantos padecimientos que, probablemente, todo adolescente atraviesa en el curso de su desarrollo. Empezamos a relacionarnos más a conciencia, con personas afines a nuestros gustos. Empezamos a experimentar sentimientos más profundos, a cuestionar la sexualidad y a ser más conscientes de nuestra apariencia frente a los demás. Esa es la idea universal sobre la cual descansa la trama de la película dominicana «Miriam Miente» (coproducida con España), dirigida por Natalia Cabral y Oriol Estrada, y protagonizada por el excepcional talento juvenil de Dulce Rodríguez.
La premisa de la historia se centra en Miriam (Rodríguez), una chica que está próxima a cumplir sus 15 años y debe ensayar la coreografía para su fiesta, junto con su nuevo novio Jean Louis, a quien conoció por internet, y que será su caballero, pero a quien no ha visto personalmente, por lo que ninguno de los dos sabe cómo luce físicamente el otro. El primer punto de giro de la historia surge cuando Miriam accede a conocer a Jean Louis, pero cuando Miriam se percata de que el chico es negro (al igual que ella), decide abandonar la cita, sin que él sepa quién es ella. Desde entonces, todo se le comienza a complicar a Miriam, cuando su madre le exige que llama a Jean Louis para que practique la coreografía con ella, ya que la fiesta de 15 se acerca y no ha practicado nada; sus amigas le insisten que le muestre cómo luce; y el mismo Jean Louis le sigue chateando, confundido de por qué «no llegó ella a la cita»… De ahí el título de la película, ¡Miriam les miente a todos! Y lo peor es que como el chico tiene un nombre francés, se comienza a generar involuntariamente un rumor de que el chico es francés, rubio, de ojos verdes o celestes, hijo del embajador de Francia. ¡Una bola de nieve de mentiras!
«Miriam Miente» aborda con algo de humor el complejo de inferioridad que padece una chica a la que le han hecho creer —desde su propia madre—, que los rasgos de raza negra son sinónimos de fealdad. Es la típica niña que tiene que escuchar aquella penosa frase de «mejora la raza«. Miriam no tenía ninguna expectativa de Jean Louis, hasta que su entorno comienza hacerse ideas del color de piel, de ojos, de pelo, etc. Y cuando deciden encontrarse con él, lo rechaza por el qué dirán, más que por su propia convicción.
Pero esa idea no solo la extrae de sus amigas blancas de pelos lacios, sino de su madre, también blanca, que se separó de su padre, a quien su abuelo nunca aceptó precisamente por ser negro. En una escena, Miriam cuestiona a su padre sobre el por qué su abuelo nunca lo aceptó como esposo de su madre, y el padre nunca se atrevió a responder con la verdad, a pesar de que Miriam ya sabía cuál era la respuesta y sintió que su padre también se sentía avergonzado de reconocer que su color de piel había sido motivo de discriminación por parte de su suegro. Luego está la madre, que le dice «ahora sí estás linda» cuando Miriam se alisó el cabello para su quinceaños, versus el estilo afro y crespo que lleva cotidianamente. Todas estas ideas de cabellos alisados, de trajes largos y brillantes, de tener una pareja de tez y ojos claros, reafirma las inseguridades de una chica que además tiene que soportar que sus amigas le digan que es fea y que tiene que hacerse prácticamente un extreme make over para conocer a su supuesto novio francés. Lo interesante de la historia es que no tiene un final feliz, como cualquiera esperaría. Sino que hace uso de un gran revés para darle una lección a la protagonista y al espectador. ¡El que la hace, la paga!

La lección queda clara, cuando Miriam recapacita y decide no seguir evadiendo a Jean Louis e invitarlo formalmente a su fiesta a pesar de lo que pudieran decir sus amigas y familiares. Jean Louis, efectivamente, va a la fiesta, pero cuando ve que Miriam es negra, decide salir de la fiesta sin que supuestamente ella se dé cuenta, pero evidentemente ella lo ve irse, y por las mismas razones por las que ella se fue la primera vez. Lo más triste es que su madre observa la escena, avergonzada de lo que le sucede a su hija, pero inmutable para consolarla.
«Miriam Miente» habla de la superficialidad de los sentimientos. De cómo la juventud se ve invadida por arquetipos y estereotipos impuestos por los medios y la sociedad que pretenden definir lo que es bueno y malo, lindo y feo, aceptable e inaceptable, convenciendo a aquellos afectados por el estereotipo que deben aceptar su imaginaria «condición inferior» hasta el punto de llegar a sentir vergüenza por sus pares, como le sucedió recíprocamente a Miriam y Jean Louis. Igual como le sucede muchas veces al latinoamericano que vive en Estados Unidos y se niega a hablar en español para no ser discriminado o al chico homosexual que recurre a la homofobia para despistar cuestionamientos sobre su sexualidad.
Definitivamente una hermosa película, con actuaciones conmovedoras, especialmente por las dos mejores amigas, Miriam y Jennifer, esta última interpretada por Carolina Rohana, quienes actuaron con una naturalidad y un profesionalismo admirable. Excelente opción para verla con adolescentes y discutirla.
Trailer: