Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
Recientemente, se estrenó lo que vendría siendo «una supuesta conclusión» de la saga de la nueva generación de mutantes de X-Men, pero la versión producida por 20th Century Fox, ya que la franquicia continuará, a partir de ahora, en manos de la omnipotente Disney que, para bien o para mal, está adquiriendo las franquicias más taquilleras de la historia del cine. Mientras un groso de críticos y espectadores condenó «Dark Phoenix» —la cuarta película de esta última saga y la doceava de toda la franquicia, incluyendo las tres basadas en el personaje de Wolverine y las dos de Deadpool—, yo tengo mis observaciones (como súper fanático) o tal vez un punto de vista, desde el cual no considero que esta haya sido una mala película. Aunque sí es preciso reconocer que desde «X-Men: First Class» hasta esta última, han habido problemas de guion y caracterización que mermaron en la historia global.

Desde que vi «X-Men» en el año 2000, quedé profundamente atraído por este universo diegético de mutantes. Aunque no seguía el cómic como tal, me atraen mucho las historias de superhéroes y conocí los personajes a través de la serie de dibujos animados «X-Men: The Animated Series» que tuvo cinco temporadas, desde 1992 hasta 1997. Sin embargo, lo que más me ha atraído de estos mutantes en particular es su analogía con una situación muy real y que todos de alguna u otra forma (algunos más que otros) hemos padecido: LA DISCRIMINACIÓN. La franquicia expone ese constante enfrentamiento que existe entre los socialmente aceptados como normales (los humanos) y los diferentes (los mutantes), algo con lo que el espectador se logra identificar fácil y rápidamente. El rechazo por raza, género, religión, discapacidad, orientación e identidad sexual, entre otros tipos de discriminación, son personificados de alguna forma a través de los X-Men, que aunque divididos en dos bandos extremos (los «buenos» y los villanos), tienen un mismo objetivo: que se les respete y reconozca.
En la primera película, Rogue presentaba conflictos internos debido a que sus poderes mutantes podían involuntariamente quitarle la vida a las personas que más quería, con solo tocarlas, imposibilitando las muestras de afecto, lo que puede ser traducido en el mundo real con alguna discapacidad física o mental de la cual un ser humano no tiene control, más allá de su medicación o tratamiento. También está aquella escena de «X2: X-Men United» (2003) en la que Bobby Drake alias Ice Man visita la casa de sus padres para confesarles que era un mutante, una escena que a todas luces era una «salida del closet» de un hombre homosexual. Esas referencias LGBTI se repiten a lo largo de la saga, cuando en «X-Men: The Last Stand» (2006), el conflicto gira en torno a una supuesta cura para los mutantes, quienes alegaban no tener ninguna enfermedad, algo muy comparable con las aberrantes terapias de reorientación sexual que se le practica aún a chicos y chicas homosexuales. Y el tema religioso queda más que claro en la escena de «X-Men: First Class» (2011) en la que un joven Magneto ve morir a su madre durante el holocausto, como parte de los judíos que murieron en manos de los nazis.

La idea de que utilizaran personajes con superpoderes para representar temas socialmente trascendentales que aquejan a la sociedad mundial me parece un idea genial, sobre todo, porque el target que se ve atraído por ese género cinematográfico es un público mayormente joven que, al menos, inconscientemente, comienza a reflexionar y a entender que no tienen por qué sentirse intimidados ni mucho menos reaccionar negativamente por aquello que no comprenden o no conocen. O sea que, indirectamente, esta empatía por los mutantes se transforma en la vida real en tolerancia, inclusión y en abrazar la diversidad.
Hago esta aclaración, para que más o menos entiendan el por qué defiendo esta franquicia más allá de su estructura dramática y su línea de acción superficial. «Dark Phoenix», obviamente, sigue haciendo alusión a estos aspectos de tolerancia, aceptación personal e inclusión. El personaje de Jean Grey, tan crucial en la trama de X-Men desde la primera película, es el de una mujer que siempre ha dudado y temido de sus habilidades. En la primera trilogía, en la que era encarnada por la fabulosa Famke Janssen, el personaje estaba más orientado al del empoderamiento de la mujer; sin embargo, en «X-Men: Apocalypse» (2016) y «Dark Phoenix», la Jean Grey de Sophie Turner hace más alusión a una persona con necesidades especiales y Charles Xavier simplemente aboga por la inclusión y por darle un sentido de normalidad. Imagínense a una familia criando a una niña esquizofrénica o autista, cuyos padres no se sientan preparados para asumir esa responsabilidad; ese es el caso de Jean Grey con su familia y la razón por la que Xavier la acogió.
«Dark Phoenix» también hace alusión al empoderamiento de la mujer, a través de la relevancia de los personajes femeninos, por lo que Raven le sugiere a Charles Xavier que cambie el nombre del equipo a las X-Women. No hay que olvidar que, incluso, el timing del estreno de la película fue en el mes de la celebración del World Pride LGBTI; ¿qué mejor mes para estrenar una película que celebra la diversidad que simbolizan los mutantes?
He ahí el atractivo de esta saga y de esta última película en particular. Sin embargo, debo reconocer que el rechazo de la crítica y los espectadores radica en la mala caracterización de los personajes y, principalmente, en un fallo en llevar hasta lo último el arco de transformación de cada uno de los principales.

En la primera trilogía de «X-Men», «X2: X-Men United» y «X-Men: The Last Stand», el espectador llega a identificarse y empatizar con los personajes, por un lado, debido a su recurrencia a lo largo de los tres filmes y, por otro lado, porque vemos una evolución de cada uno. Nos sentimos atraídos por la intrepidez de Wolverine y su devoción por Jean, pero a la misma vez nos atraer la relación de Jean con Cyclops. No podemos dejar de admirar la sabiduría del profesor Charles Xavier y su bromance con Magneto. Nos identificamos con Rogue y sus complicaciones amorosas con Bobby, entendemos a Raven y su admiración y devoción por Magneto. Creo que el único personaje menos explorado fue el de Ororo Munroe alias Storm, pero aún así, su intérprete era Halle Berry.

El problema con el relanzamiento de la saga es que los guionistas no lograron hacer que el espectador simpatizara por completo con sus personajes. En «X-Men: First Class» (2011) nos atraen con la idea de explorar la amistad entre Charles y Erik, más allá de la interesante biografía de este último, y eso prometía un atractivo narrativo. La escena de Magneto en Villa Gessel, Argentina, al final de «First Class» es memorable, cuando logra vengarse de los nazis responsables de la muerte de sus padres. Pero esta línea de acción se ve interrumpida y no continúa en las películas posteriores. Nos atraen ambos personajes porque fueron encarnados por dos grandes de la actuación como James McAvoy y Michael Fassbender, quienes los interpretaron a la perfección, mas su tan apreciado bromance no fue bien explorado a lo largo de las cuatro películas. Fue más la pelea y el rencor expresado, que ese cariño y respeto que se expresaban constantemente el Charles de Patrick Stewart con el Magneto de Ian McKellen. De ahí en adelante, con los demás mutantes de esta nueva generación fue casi que imposible empatizar. El personaje de Raven era bastante ambiguo y, para rematar (spoiler alert), fue asesinado en esta última película sin siquiera culminar su arco de transformación, de ser la protegida de Charles a la fiel seguidora de Magneto. El resto de los personajes fue desapareciendo con el pasar de las secuelas, y luego aparecieron otros con los que no se logró conexión alguna. Tal es el caso de Jean Grey, que aparece en «X-Men: Apocalypse» —que en mi opinión es de las peores de la tetralogía— y luego le dan tal protagonismo en «Dark Phoenix» sin siquiera haber logrado que los espectadores desarrolláramos cariño por su personaje. ¿Cómo olvidar el dramático clímax de Wolverine clavando sus garras de adamantium en el cuerpo de Jean Grey en «The Last Stand»? Sin embargo, mucho no nos impactó que la Jean Grey de «Dark Phoenix» desapareciera al final cuando destruye a Vuk. En resumidas cuentas, no debieron terminar esta saga nuevamente con la conversión de Jean Grey en Dark Phoenix. Eso es tan repetitivo como seguir enfrentando a Batman con el Joker.
A propósito de Vuk, eso fue otro gran error en esta última película: LA FUEZA ANTAGÓNICA. Y con esto voy a ejemplificar usando el éxito de la saga de Avengers. Aunque cada película tuvo una línea de acción específica, la historia de los Vengadores estaba unida por un superobjetivo global que los llevaba a enfrentarse con el poderoso Thanos. En X-Men faltó ese villano que debimos ver desde los inicios para poder justificar un final épico como el de «Avengers: Endgame». Sin embargo, esos seres extraterrestres —que me recordaban a la multiplicidad de agentes Smith en «The Matrix» por su modo de pelear y sus inexpresivos rostros— liderados por Vuk, simplemente recién aparecieron, sin que tuviésemos una base biográfica de su procedencia, por lo que el espectador no reacciona positivamente, porque no tiene referencia.
En otras palabras, si «Dark Phoenix» es vista como una película con una historia aislada y no como parte de un todo, no es una mala película. Su tono dramático fue bastante oscuro, tuvo excelentes efectos especiales, muchos mejores que los de «Apocalypse», y con escenas realmente excitantes, como la pelea en el tren y el momento en que Kurt Wagner alias Nightcrawler se convierte en un sanguinario asesino. Pero la representación de un Charles Xavier que parece cometer más errores que aciertos, la vaga caracterización de los personajes secundarios, el desconocimiento del villano y la ausencia de un hilo conductor entre las cuatro películas le jugaron en contra a la trama y dejaron un sinsabor en un supuesto final de una generación.
Yo no lo vi como una resolución. Hay, evidentemente, un final abierto porque es una saga que no acaba aquí. Disney le sacará provecho al máximo como lo ha intentado hacer, sin tanto éxito, con «Star Wars». Esperemos que cuando retomen, sepan hacerlo con un poco más de astucia y una visión tipo Avengers: con una mezcla de películas dedicadas a personajes específicos y otras que reúnan a todos los X-Men, para contar una historia global, con lo que podrían sacarle décadas de éxitos en taquilla.
Trailer:
Es una película que tiene el negativismo de los criticos. Todavía no la he podido ver, pero creo que me gustara.
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Después me avisas para leer tu crítica
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A mi gusto Dark Phoenix. Me gusta toda la saga que inició con First Class y que continuo en Days of the future Past y Apocalipsis.
Me gustó el tono y estilo de la película. Siento que se la crítica por no parecerse a las obras Disney de Marvel, no tener humor facilón, y ser más seria.
Pero en general es una buena película.
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Así es Roberto… como menciono en el texto, puede que sí tenga algunas fallas estructurales, pero no es mala.
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Hola! siento que fue una buena película en general, pero también encontré algunos detalles en sí, el papel de Jane lo sentí forzado en los diálogos, no sé por qué en Xmen no nos encariñamos con los mutantes como lo hemos hecho con Avengers, que hasta existe el «team Cap o team Tony Stark» y en ese sentido considero que la saga o bien el aporte de los personajes tienen mucho más valor que «los vengadores»
A diferencia de una Capitana Marvel, ésta me gustó mucho más, pues la vi independiente, sin embargo considero que no hubo ese WAO de los mutantes que sientes ese amor/odio en un personaje.
Igual, no sentí como villanos a los extraterrestres que de paso, ya he hasta pensado que por qué si los extraterrestres son WAO, siempre quieren algo de la tierra? XD (broma)
En fin, para mi mejor que Capitana Marvel, pero no fue la mejor de las entregas de Xmen, me quedo con días de futuro pasado y Logan!
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Hola Talia, gracias por tu fiel lectoría… Tal cual como dices, hay un problema para empatizar o encariñarse con esta nueva generación de mutantes, porque su caracterización fue medio floja. Uno todavía quiere que salga Hugh Jackman como Wolverine, porque su personalidad antihéroe fue la que nos cautivó… Eso no se percibe acá. Ya veremos qué hace Disney con la franquicia. Saludos!
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