{Crítica} «The Laundromat»: El Filme De Los ‘Panama Papers’ Es Lo Peor Que Ha Hecho Steven Soderbergh


Foto: Gary Oldman y Antonio Banderas interpretan una versión satírica de Mossack y Fonseca en la película «The Laundromat».

Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Recién le recomendé a mi papá y mi mamá sentarnos a ver «The Laundromat» durante el almuerzo, convencido de que íbamos a tener un buen momento cinematográfico. (Error) ¿Qué podía salir mal en una película que aborda un escándalo internacional como los controversiales ‘Panama Papers’  y que cuenta con las actuaciones de un elenco de primera línea, encabezado por Meryl Streep, Gary Oldman, Antonio Banderas, David Schwimmer, Jeffrey Wright, Melissa Rauch, James Cromwell y Sharon Stone? Pero, sobre todo, ¿qué podía salir mal con una película dirigida por Steven Soderbergh, ganador del Oscar 2001 como Mejor Director por «Traffic»? O sea, recordemos que Soderbergh tiene en su filmografía como director, excelentes filmes como el drama «Erin Brokovich», la trilogía de «Ocean’s Eleven», el thriller psicológico «Side Effects», el biopic «Behind The Candelabra» y, más recientemente, la comedia «Logan Lucky». Vuelvo y pregunto: ¿Qué podría salir mal con «The Laundromat», que además tiene el respaldo del gigante del streaming Netflix? Pues… ¡Todo está mal!

Foto: Meryl Streep y Jeffrey Wright en una escena de «The Laundromat».

Los Personajes y las Actuaciones

Desde la primera escena de la película nos presentan a Jürgen Mossack (Gary Oldman) y Ramón Fonseca (Antonio Banderas) —siéntanse honrados por la representación, mas no por la interpretación— como los narradores omniscientes de la historia que se dirigen al espectador directamente, derribando esa cuarta pared, moviéndose en decorados surreales, para introducirlos en el complejo y confuso mundo de las empresas fantasmas y toda la maraña legal a la que se dedicaba su firma. Solo tenemos que escuchar el tono de voz de los personajes para darnos cuenta de que son versiones satíricas, casi paródicas, de los reales. Pero ese tono burlesco y cómico no solo se queda en estos dos personajes claves, sino que se extiende a todos los demás, en lo que solo deriva en pésimas actuaciones.

Oldman y Banderas no nos enganchan por ninguna parte, ni de forma empática ni a través de la comicidad, porque no son cómicos. Sus vestimentas —que no tengo idea si hacen referencia a las personas reales— son ridículas, al igual que su postura extravagante y su discurso y, por si fuera poco, sus aportes a la historia son realmente innecesarios. Incluso el personaje de Meryl Streep, que es el que medianamente se salva de la película, está falto de toda seriedad dramática. Ni hablar de Jeffrey Wright, cuyo maquillaje y vestimenta parecían teatrales. En otras palabras, por un lado desperdiciaron talentos y, por el otro, no eligieron a los talentos indicados de acuerdo a las características físicas de los personajes.

Hasta los personajes terciarios, como los que iban en la escena del «diablo rojo», carecían de toda verosimilitud. Unos hablaban con acento dominicano, otros con acento cubano, en lo que concluyo que es la usual forma de Estados Unidos de expresar su estandarización de los latinoamericanos. «¡Si hablan español es creíble que sean de Panamá!», pensarán. Lo único que rescato de esta escena del bus es que parece que el guionista sí investigó un poco de la cotidianidad del pasajero panameño, que de repente se ve obligado a abandonar el diablo rojo, en medio del camino, porque sufrió algún daño mecánico (me pasó en algún momento). Eso me pareció lo más real de toda la película.

La Estructura Narrativa y el Punto de Vista

Para ser una película sobre un escándalo internacional que incluye a un informante secreto y una red de periodistas de diversos países que trabajaron durante semanas para exponer la noticia, «The Laundromat» (o «La Lavandería», como la titularon en español) es, en definitiva, una película aburridísima. Y una de las razones que la hace aburrida es porque es confusa. El guionista Scott Z. Burns —que me preocupa que sea el escritor de la próxima película de James Bond, «No Time To Die»— se valió de una forma episódica de contar la historia, con estructura paralela, dividiéndola en los distintos «secretos» que explicaban los personajes Mossack y Fonseca, y cada vez que abordaban un secreto, exponían una nueva historia. El tema es que abordaron muchas historias que, de momentos, parecían no estar ligadas al tema central, hasta el final cuando hacían referencia al dinero. Por ejemplo, inician con la historia de la muerte del esposo de Ellen Martin (Streep), la mezclan con la historia del Capitán Paris (Robert Patrick) y Matthew Quirk (David Schwimmer); luego saltan a la historia de Boncamper (Jeffrey Wright), su bigamia y asociación con Mossack Fonseca; luego empiezan otra nueva historia de Charles, su infidelidad y cómo engañó a su hija y su esposa con empresas de papel que valían $37 y $100 dólares; y luego nos introducen a la historia de Felix en China, a quien termina envenenando con cianuro una mujer casada con un mandatario para ocultar sus actos corruptos.

Todas estas historias ocurren en paralelo, pero son abordadas, una por una, sin llegar a un clímax conjunto, por lo que parecen aisladas y nos aburren. La historia del excéntrico africano Charles, por ejemplo, se vuelve un melodrama de telenovela, con descubrimientos de infidelidades, bofetadas entre amigas y extorsiones. Y si bien está conectada por el tema de las empresas de papel que el padre le deja a su hija y que no tiene valor, Soderbergh nos cuenta toda una historia innecesaria para solo decir al final que las empresas no valían nada. ¿O contó mal esa historia? ¿O eligió mal las historias que contar en la película? ¿Eran estas las historias más extraordinarias de todas las que salieron a relucir con esta noticia?

Yo, realmente, esperaba que Soderbergh se enfocara en el trabajo periodístico. En lugar de focalizar la narrativa en la mirada de Mossack y Fonseca y alternarla con la de las víctimas, debió haber hecho una historia seria, investigativa, al estilo de «Spotlight» (2015) o de «The Big Short» (2015). Sin embargo, quiso replicar el estilo narrativo y el guion de la espectacular «The Big Short» (que de hecho, así la describe erróneamente IMDB en el perfil de la película), pero con información confusa, un montaje poco dinámico con cortes y saltos errados y un tono que le resta seriedad al caso tan preocupante que representan los Panama Papers.

La Metanarración

Soderbergh hace uso de la metanarración y la revelación del dispositivo cinematográfico como parte de su estética, al estilo de Woody Allen en «Annie Hall». No solo Mossack y Fonseca se dirigen al público, sino que hablan de la película que se está realizando. Cuando mencionan el estado de Delaware como un paraíso fiscal, Mossack y Fonseca mencionan al director y guionista de la película como dos de los que tienen compañías inscritas en Delaware:

Mossack: Delaware comenzó a elaborar leyes fiscales amigables con las empresas, esperando atraer más comercios.

Fonseca: Y funcionó.

Mossack: En la 1209 de la calle North Orange, Wilmington, Delaware está la sede de 285 mil compañías y ninguna de ellas paga impuestos… El director de esta película tiene cinco.

Fonseca: Incluso nuestro guionista tiene una.

A pesar de que siempre le hablan a la cámara (y al espectador), esta es la primera vez que hacen una autorreferencia a la película en sí que se está haciendo. Sin embargo, en el plano secuencia final, que la cámara sigue al personaje disfrazado de Meryl Streep (que por cierto, a pesar de ser una maestra de los acentos extranjeros, no logró sacar un buen acento latino) como una mujer latina llamada Elena, a medida que Streep va despojándose de sus trucos de vestuario y maquillaje para revelar su personaje, camina a través del estudio de filmación y se ven los distintos sets y chromakeys donde anteriormente se habían hecho las tomas surreales de Mossack y Fonseca. Aquí definitivamente se cae el telón y se revela el dispositivo cinematográfico para que el personaje de Streep hable al espectador, en un monólogo serio que critica el sistema legislativo, a los líderes políticos (haciendo una obvia referencia a Trump) y finalizando con una sarcástica imagen de la Estatua de la Libertad, con una manta atravesada de hombro a cintura, el libreto del guion de un lado de su brazo y alzando un cepillo con el otro, como una crítica final, tal vez, a todo lo que está mal con la democracia.

Este recurso de la metanarración, si bien fue original para la película, fue mal utilizado. En mi opinión, nos distrajo con sobreactuaciones, con el ímpetu de aclararle al espectador la seriedad de lo que hacía la firma Mossack Fonseca, pero recurriendo a un género y tono vulgar, que reduce la película a un relato sin relevancia informativa, aparentemente alejado de la realidad y bastante olvidable. La posibilidad de un extraordinario biopic con historias sorprendentes, quedaron reducidas a una parodia de pacotilla con grandes talentos desperdiciados.

Rating:

Trailer:

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2 comentarios en “{Crítica} «The Laundromat»: El Filme De Los ‘Panama Papers’ Es Lo Peor Que Ha Hecho Steven Soderbergh

  1. Concuerdo contigo. También lo puse en mi crítica que no es una película que recordaremos del bueno de Steven. Una película que se sostiene exclusivamente por su reparto. Una película olvidable de todas maneras.

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  2. No es una pelicula para todo el que quiera verla, sino para aquellos que sepan entenderla.
    La pelicula tiene perlas como balones de futbol. Que vea el que quiera ver…

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