Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Ryan Reynolds es uno de mis héroes de acción y comediantes favoritos, prácticamente, desde que lo vi en «Blade: Trinity» (2004), que fue de las primeras películas que en realidad lo catapultaron en el cine, después de aparecer en la serie «Two Guys, A Girl And A Pizza Place». Reynolds tiene el porte atlético de un personaje heroico y la perspicacia y humor sarcástico que lo complementa a la perfección. De ahí que no se me ocurre a nadie más exacto para haber interpretado a Deadpool. Sin embargo, a pesar de que hace uso de esta mezcla de explosiones y comentarios picantes en la nueva película «6 Underground» de Netflix, el actor no logra impresionarnos.

Con un elenco conformado por Mélanie Laurent («Inglourious Basterds»), Manuel García-Rulfo («The Magnificent Seven»), Ben Hardy («Bohemian Rhapsody»), Adria Arjona («Pacific Rim: Uprising»), Dave Franco («Neighbors») y Corey Hawkins («BlackkKlansman»), este nuevo filme de acción dirigido por Michael Bay («Transformers» y «Pain & Gain») es como una versión disparatada y narrativamente inferior de «Mission: Impossible», en la que un millonario con delirios de Bruce Wayne intenta salvar al mundo junto con un equipo aliado de personas con habilidades específicas que se identifican con números del uno al siete: una espía, un experto en parkour, un soldado, un tirador, etc.

El relato es confuso. Empieza de entrada con escenas de acción sin la posibilidad de un paradigma que nos introduzca de a poco a cada personaje. En su lugar, eligen mostrarnos el background de cada uno a medida que avanza la trama, intercalando flashbacks con la misión del presente, hasta el punto de que olvidamos cuál es el objetivo central del protagonista y qué es lo que quiere evitar.

La película está más enfocada en mostrarnos los efectos visuales y especiales —muy bien logrados por ciertos— de las persecuciones, explosiones y choques de autos, con cámaras colocadas estratégicamente en puntos que aumentaban la realidad de los sucesos, captando lo que simulaban ser cuerpos humanos muy reales volando por los cielos y siendo arrollados por los autos. Si hay algo que Michael Bay ha sabido lograr es rodearse de buenos técnicos de efectos especiales y visuales, pero, al igual que toda la saga de «Transformers», se olvida de ponerle el mismo empeño a la narrativa, distrayéndonos completamente con tanta pirotecnia.

No solo la estructura dramática y el montaje son bastante acelerados y confusos, sino que además los diálogos son poco naturales y ridículos, con chistes demasiado aniñados y obvios. El Reynolds de comentarios astutos y cómicos que hemos visto en «Deadpool» e, incluso, en «The Proposal» con Sandra Bullock, acá cayó en lo repetitivo y tonto, sin gracia y sin una aparente química con sus colegas. En otras palabras, no hay una compenetración entre los personajes. Lo que hace funcionar estas historias de equipos que combate el crimen o que intentan lograr una misión en común, es la química que despiden en pantalla: de ahí que «Mission: Impossible», «Ocean’s Eleven» y «The Avengers», por mencionar solo algunos, sean un éxito, porque a pesar de que tienen un personaje central que los lidera, todos están tan bien caracterizados que el espectador logra empatizar y apreciar a todos por igual. En «6 Underground», los personajes fueron introducidos de una forma tan breve y rápida, que todos pudieron haber muerto y al espectador no le hubiese afectado en lo absoluto.

Me parece que Bay y Netflix tienen la intención de crear una franquicia con estos personajes, pero mientras sigan apostando al abuso de efectos visuales para disfrazar la falta de una historia con una trama interesante, estarán destinados a un fracaso rotundo. «6 Underground», sin duda, ha entrado a mi lista de lo peor que vi en 2019.

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