Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***
¡Una de las mejores películas del año! «Marriage Story», la nueva película del director Noah Baumbach («Margot At The Wedding» y «Frances Ha»), original de Netflix, es una montaña rusa de emociones, que lleva al espectador por las diferentes instancias de un proceso de divorcio y del fin de una relación de pareja. Nos hace atravesar por momentos tiernos, cotidianos, amargos, iracundos y muy tristes; sin embargo, nos deja el grato mensaje de que un divorcio no es sinónimo del final de una familia.
Protagonizada por Scarlett Johansson («Lost In Translation») y Adam Driver («BlacKkKlansman»), la trama de «Marriage Story» tiene un tono narrativo similar a los melodramas/tragicomedias de Woody Allen, de esos que abordan la vida en pareja, donde se dan situaciones un tanto sarcástica. Sin embargo, a diferencia de Allen, Baumbach incluye también escenas de mucha tensión, cargadas de sentimiento y emoción, que nos llevan inevitablemente hasta las lágrimas.
Sin lugar a dudas, se trata de una película que recomiendo a todas las parejas —casadas o no—, como tema de análisis y conversación, y como ejercicio de colocarse en la situación de Nicole (Johansson) y Charlie (Driver) y reflexionar sobre ambas perspectivas y puntos de vista, porque muchos se preguntarán: ¿Quién tiene la razón?
Luego de ver la película, consulté con una amiga a quien se la había recomendado porque disfruta de ese tipo de relatos con tramas románticas que probablemente deriven en llanto. La vimos por separado y luego la llamé para saber si había llorado, ya que yo, en particular, me conmoví con dos escenas en específico:
La primera de ellas, cuando Charlie, desesperado y aterrado por pensar en la posibilidad de perder la custodia de su hijo Henry, discute con Nicole hasta el punto de perder el control y gritarle los deseos más espantosos que se le puede decir a un ser amado:
«Todos los días me despierto y deseo que estés muerta… Muerta.. si pudiera garantizar que Henry estará bien… Deseo que te dé una enfermedad, te atropelle un auto y te mueras».
La segunda escena, fue casi al final, en el epílogo de la historia, cuando Charlie está sentado en la cama con su hijo, quien encontró la carta que su madre Nicole había escrito para Charlie en el psicólogo y que nunca quiso leer. Charlie finalmente la lee en voz alta para su hijo y llega a la parte que dice «me enamoré de él a los dos segundos de haberlo visto«… En ese instante, Charlie trata de ahogar sus ganas de llorar y Nicole lo observa desde la puerta, sin que él sepa. Luego de unos segundos de pausa, termina de leer la frase «…y nunca dejaré de amarlo, aunque ya no tenga sentido«.
Ambas escenas, con tonos dramáticos distintos, son estremecedoras, pero, curiosamente, mi amiga me dijo que no había llorado, sino que sintió rabia por el comportamiento egoísta de Charlie, por haber hecho siempre lo que era conveniente para él, sin tomar en cuenta los deseos de Nicole. Lo que fue un momento sensible para mí —no necesariamente porque estuviera a favor de Charlie— a mi amiga no le pareció para nada conmovedor; más bien detestaba a Charlie y se alegró de que Nicole lo hubiese dejado. En ese momento entendí lo importante que es esta película como terapia de pareja. Porque si bien mi amiga tiene una perspectiva válida, no se interesó en entenderlo a él, y en una relación, es crucial que veamos siempre las dos vías antes de tomar una decisión, que fue precisamente lo que detonó el divorcio de esta ficticia pareja.
«Marriage Story» es un ejemplo de las situaciones comunes de muchas parejas. Los sacrificios que unos tienen que hacer por la estabilidad familiar y el bien de la pareja. ¿Quién tenía la razón? Pues, a mi parecer, ambos o, tal vez, ninguno, porque todo apunta a que Charlie y Nicole fueron una pareja que se casó muy joven, con metas y sueños distintos que se entrecruzaron al tener que formar una familia. Cuando mezclamos los objetivos individuales con los planes familiares, pues es lógico que las chispas que advierten la fricción entre dos personas, empiecen a hacerse notar. Y eso fue lo que sucedió. A lo mejor, por eso es que la película inició con la lectura de lo que ambos personajes escribieron uno del otro en el psicólogo, para que el espectador pueda notar la admiración de cada uno de los personajes hacia su pareja, que la relación está fundada en el amor y que a pesar de los momentos amargos, su vida está construida sobre momentos únicos y hermosos y que cada cual tiene cualidades que aún los atraen. Ambos cometieron errores. Ambos sacrificaron. Ambos esperaban algo distinto. ¡Simplemente, no funcionó! Charlie no es culpable y tampoco lo es Nicole. No hay abuso de él ni negligencia de ella. Solo intereses distintos, pero el amor está. Por eso es que al final, en la última escena, Baumbach nos muestra ese gesto simple y sencillo de Nicole hacia Charlie, al amarrarle los cordones de su zapato. A pesar de estar separados, él es su familia, es el padre de su hijo y, sea como sea, hay una química y un complemento entre ellos innegable y que perdurará en el tiempo. No hay un final triste como en los melodramas de Allen, pero tampoco hay uno feliz. Pero es una historia que me gustaría saber cómo continúa y evoluciona con el tiempo.
Lo más importante que «Marriage Story» nos señala es ese repudio por el juego sucio de los abogados. «Yo también quería mi propio hijo de puta», dijo Charlie a Nicole cuando esta le preguntó por qué había cambiado a su abogado Bert Spitz (interpretado por Alan Alda) por Jay Marotta (interpretado por Ray Liotta). Y es que Nicole tenía a Nora Fanshaw (interpretada por Laura Dern), una despiadada abogada, experta en divorcios de celebridades, que estaba exprimiendo todo lo que podía de Charlie. Los abogados fueron los que sacaron cosas de contexto y exageraron situaciones para «ganar», convirtiendo lo que pudo ser una separación amigable, en un «pelea callejera» que terminó por avergonzar a ambos. En otras palabras, la película nos advierte de las consecuencias de llegar hasta el nivel de involucrar a los abogados en una separación y todo lo que estos bribones, a sabiendas de sus clientes, hacen por ganar un caso y por sacar el mayor provecho económico sin importarles la gran herida, muchas veces insanable, que le deja a una familia.
Con seis nominaciones a los Golden Globes (Mejor Película Dramática, Guion, Partitura Musical, Actor Drama, Actriz Drama y Actriz De Reparto), «Marriage Story» es una gran contendiente para esta temporada de premios y seguramente será considerada para algunas categorías en los premios Oscar. Especialmente, debo recalcar la extraordinaria actuación de Adam Driver, quien se ha convertido en uno de mis actores favoritos, gracias a este papel y a otros recientes como «BlacKkKlansman», «The Report» y, ¿por qué no?, la última trilogía de «Star Wars», que a pesar de que narrativamente estuvo mala, logró hacer una buena interpretación de su personaje Kylo Ren. Driver logra transmitir emociones muy fuertes en aquellas dos escenas mencionadas, tanto así que volví a ver ambas para escribir este artículo y me emocioné nuevamente con su desesperación y llanto. Creo que él será el gran contendiente de la categoría de Mejor Actor Drama junto con Joaquín Phoenix por «Joker», y me resulta difícil votar entre ambos.
Por otro lado, Laura Dern y Ray Liotta hicieron un excelente trabajo como los abogados Nora y Jay, respectivamente. La escena en que ambos discuten durante la audiencia fue un excelente ejemplo de la importancia del trabajo de los papeles secundarios, cuando los protagonistas solo se limitaban a guardar silencio. Respecto a Johansson, me parece que logró transmitirnos esa sumisión que la caracterizaba e, incluso, cierta ternura. Sin embargo, su personaje no tenía la misma fuerza de Driver, que creo que logra opacarla de momentos en escena.
Una película muy bien guionada, con una estructura perfecta para mantenernos atentos con excesivos pero emocionantes diálogos que nos incrementaban las distintas sensaciones que experimentamos al ver esta pareja. Muy recomendada.
Trailer:
Enrique, esperé a ver la peli antes de lewr la crítica y no puedo estar mas de acuerdo con lo que aportas: para mi las escenas que te movieron, también me movieron a mi y no puedo estar mas de acuerdo que realmente ninguno tenía la razón, pero ambos la tenían a la vez ya que no se estaban escuchando y eso los hacía ver una realidad diferente.
Confieso que los diálogos si me aburrían un poco, pero rescato que Charlie no lo sentí egosista pues cuando escuchas atentamente su desahogo, él plantea haberse esforzado en trabajar para darle a su familia «todo», pero es allí en donde los lenguajes corporales a veces nos piden otras cosas: afecto, escuchar y atenciones más allá de dar todo. O por ejemplo, se notó su arrepentimiento en serle infiel pues lo de ellos no estaba en atender a alguien externo sino atenderse ellos.
El tema de los abogados es un despertar pues ciertamente fue vergonzoso la exposición de los intereses de los abogados por encima de lo que ellos querían, pero creo que fue un despertar para ellos también lo cual fue bueno.
Si fuese esto cierto, veo una relación salvable que, quizás con otra familia en su entorno, logren sobrellevar también una mejor convivencia, pues ambos son de familias disfuncionales: padres alcoholicos y la ruptura por homosexualidad, por tanto, quizás en un entorno pro familia, la dinámica de orientación marcaría solo un mal momento con espacio para resolverse.
Solo para aclarar, no es el hecho que la homosexualidad sea algo malo, pero se dio en un matrimonio heterosexual.
Siempre es un gusto leerte. Saludos
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Excelentes observaciones! Gracias por comentar y, sobre todo, por seguir leyéndome. Feliz Año 2020!!!
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