Escrito Por: Enrique Kirchman
«The Passion Of The Christ: Resurrection» es el título con el que hasta ahora se conoce esta segunda parte de lo que fue una de las películas más impactantes —visual y emocionalmente hablando— que he visto en el cine, al seguir de una manera explícita, cruda y extremadamente violenta el calvario de Jesús de Nazaret hacia su crucifixión. Sin embargo, en esta secuela que se estrenará el 31 de marzo de 2021, su director Mel Gibson —que, además, coescribe junto con Randal Wallace («Braveheart»)— enfocará la trama en aquellos sucesos acaecidos durante los tres días transcurridos entre la crucifixión y la resurrección de Jesucristo, cuyo papel volverá a ser interpretado por Jim Caviezel.

«Será una obra maestra. Será la película más grande de la historia mundial. Creo que se basará en lo que siento en mi corazón. Es muy imperativo en estos tiempos, estos filmes no se pueden hacer ahora. Las películas que se hacen son las de Marvel Comics. Verás a Superman. No verás a Jesús… Yo pude interpretar al superhéroe más grandioso que jamás ha existido«.
Estas fueron las palabras de Caviezel durante una reciente entrevista en la que se le preguntó acerca de esta secuela, cuya idea de realización surgió en 2016 y recién este año entró en etapa de preproducción. Hasta el momento, además de Caviezel, también se han unido los actores Christo Jivkov, quien volverá a interpretar al apóstol Juan, Francesco De Vito como Pedro y Maia Morgenstern como María. Se desconoce si la actriz italiana Monica Bellucci («Malèna» y «Spectre»)volverá a interpretar su rol de María Magdalena, quien de hecho, según La Biblia, tuvo un papel relevante antes, durante y después de la crucifixión, sin embargo, Bellucci no está confirmada aún.
No hay duda de que esta será una de las películas más esperadas de 2021, ya que en 2004, «The Passion Of The Christ», a pesar de tener la clasificación R, recaudó a nivel mundial $612 millones y ocupa, al día de hoy, el séptimo lugar de las películas clasificación R más taquilleras del mundo, después de «Joker» (2019), «Deadpool 2» (2018), «Deadpool» (2016), «The Matrix Reloaded» (2003), «It» (2017) y «Logan» (2017), que ocupan las seis primeras posiciones respectivamente.
GIBSON Y SU FILMOGRAFÍA COMO DIRECTOR
A pesar de ser conocido como un héroe de acción, con memorables roles en franquicias como «Mad Max» y «Lethal Weapon», Gibson se ha destacado aún más como director de películas que exponen, más que violencia, cierta crudeza al detalle que nos hace reflexionar por su realismo. Creo que esto fue lo que la mayoría experimentó al ver «The Passion Of The Christ», al transmitirnos ese dolor y sufrimiento padecido por un hombre —hijo de Dios o no— que no se doblegó ante la adversidad, siguiendo sus ideales y principios hasta la muerte. Tanto fue el impacto visual, reforzado por unos increíbles efectos de maquillaje, que habían momentos en que los espectadores (incluyéndome) tuvieron que quitar la cara de la pantalla ante aquellas escenas que parecían sacadas de una película de terror gore, en las que Jesús estaba cubierto de sangre, con pedazos de piel colgando. Así mismo de cruda fue «Braveheart» (1995), un drama biográfico épico por el cual Gibson se llevó dos premios Oscar: como mejor película y mejor director y, posteriormente, también repitió se mismo nivel de barbarie en «Apocalypto» (2006).

Lo cierto es que el uso de la violencia y el exceso de sangre que predomina en las películas de Gibson no es extremo ni exagerado como tal vez se pensaría de las historias de realizadores como Quentin Tarantino, cuyos relatos están más fundamentados por una elección estética basada en su usual matiz de película clase B combinada con el animé y los viejos filmes de artes marciales, donde es permisible la exageración de la violencia. Gibson, por el contrario, recurre a este recurso porque sus narrativas así lo requieren: la barbarie de los mayas en «Apocalypto», la sed de vengaza de un soldado escocés en «Braveheart» y la muy conocida crueldad cometida contra Jesús de Nazaret en «The Passion Of The Christ».
Lo cierto es que aunque salido de las entrañas del cine comercial, Gibson ha logrado darle un sello auténtico a sus películas, con producciones demandantes y admirables, por lo que cada proyecto que hace no decepciona en lo absoluto.