Escrito Por: Enrique Kirchman
Actualmente, la población mundial comparte un mismo reto de supervivencia producto de la pandemia del coronavirus que, hasta el día de hoy, ha cobrado la vida de 234,112 personas de 3,308,555 que se han contagiado en todo el globo (en Panamá, la cifra de contagiados es de 6,532 con 188 defunciones). Como si de una trama apocalíptica se tratara, además de la amenaza a la vida misma, la humanidad está atravesando una serie de conflictos sociales, económicos, culturales y políticos, por mencionar solo los más generales, que nos han forzado, prácticamente, a hacer un alto en el camino, reflexionar y replantearnos aspectos de nuestras vidas que tomábamos por sentados. La cuarentena y el hashtag #QuédateEnCasa (#StayHome), que ha sido adoptado en muchos países para contener el contagio, han derivado en una serie de efectos secundarios a los cuales les hemos tenido que buscar respuestas inmediatas, momentáneas y, tal vez, en algunos casos, permanentes.
En el ámbito laboral, las empresas tuvieron que habilitar el «teletrabajo» para el porcentaje de los colaboradores que no se vio forzado a tomar vacaciones o, en el peor de los casos, a prescindir de sus servicios. Diversos comercios que nunca habían experimentando el trabajo remoto se irán dando cuenta de la efectividad y los beneficios bilaterales que implica permitir, al menos a una parte de sus empleados, ejercer sus funciones desde casa.
Mientras tanto, el sector educativo corrió inmediatamente a habilitar todas las plataformas virtuales posibles para continuar la educación desde sus hogares. Escuelas y universidades que de alguna forma rechazaban la virtualidad, se han visto en la necesidad de buscar diversas alternativas y adiestrar en lo posible a sus docentes para evitar la deserción estudiantil y, sobre todo, mantener el engranaje laboral en funcionamiento. En California, por ejemplo, el colegio distrital Los Angeles Unified, que no cuenta con la estructura para continuar con clases remotas para sus más de 600 mil estudiantes, se tuvo que asociar con televisoras regionales para que transmitieran programas educativos que sus alumnos pudieran ver desde casa por televisión. Estos programas también incluyen lecciones y asignaciones para que desarrollen no solo el saber, sino el saber hacer. Esta fusión positivista entre educación y un casi que utópico uso de la televisión es producto de esas reinvenciones a las que nos tenemos que adecuar y ante las cuales hay que mantener la mente abierta si queremos avanzar todos como sociedad.
El cine no está exento de buscar esas alternativas. Aunque el modelo cinematográfico y televisivo ha ido mutando poco a poco a nuevos modos de exhibición en los último años, gracias a las plataformas streaming de Netflix, Hulu, Amazon Prime y, ahora, Disney+, entre varios otros, aún existe un sector bastante conservador —sobre todo en el cine, porque la televisión ya se resignó— que se rehúsa a ese cambio que, lastimosamente para ellos, el espectador ha apoyado con fervor y una palpable obsesión. La inmediatez que permiten las plataformas streaming y de VOD, además de la eliminación de la engorrosa publicidad, han provocado que la audiencia abandone paulatinamente la televisión tradicional y por cable, para disfrutar del beneficio de la selectividad del producto audiovisual en los nuevos medios de exhibición. Series como «House Of Cards» y «Orange Is The New Black» probaron en 2013 que la audiencia estaba cambiando y, comenzaron a levantar cejas, cuando incluso empezaron a ganar premios importantes como el Emmy y el Golden Globe.
Lo mismo sucedió con la industria cinematográfica. En 2019, la multipremiada película de Alfonso Cuarón, «Roma» —una producción original de Netflix—, causó revuelo al recibir 10 nominaciones al Oscar, con figuras importantes del cine, de la talla de Steven Spielberg, sugiriendo que la película debería competir para los Emmys y no al máximo galardón cinematográfico, ya que al ser un estreno streaming, competía como película para la televisión y no para el cine per sé. En otras palabras, la exigencia es que las películas nominadas al Oscar tengan un estreno propiamente tal en salas. Pero, ¿qué pasará con los estrenos de 2020 que fueron frenados por la pandemia? Esto requiere un replanteamiento de estrategias y modificaciones en las normas que no a todos les agradará.
El pasado martes 28 de abril de 2020, AMC Theatres, la cadena de salas de cine más grande del mundo, emitió un comunicado en el que declaraba que a partir de ese momento no exhibirá en ninguna de sus salas a nivel mundial las películas producidas por Universal Pictures. La rotunda decisión se dio luego de que el mismo día, el CEO de NBC-Universal, Jeff Shell, expresara el rotundo éxito que tuvo la película animada «Trolls World Tour» durante las primeras tres semanas de haberse lanzado exclusivamente por PVOD (Premium Video On Demand), debido al cierre de los cines producto de la pandemia, con una recaudación de $100 millones en alquileres de la película. Según The Hollywood Reporter, la versión anterior, titulada «Trolls» (2016), recaudó $116 millones durante tres semanas de estrenarse en taquilla, por lo que evidentemente la estrategia de Universal funcionó por VOD en estos tiempos en que ir al cine es imposible (además de riesgoso). Pero lo que molestó a AMC no fue el éxito de Universal fuera de las salas de cine, sino que Shell haya afirmado que «los resultados de «Trolls World Tour» han excedido nuestras expectativas y demostrado la viabilidad del PVOD… Tan pronto como reabran los cines, esperamos lanzar nuestras películas en ambos formatos«. Estas declaraciones fueron un balde de agua fría para AMC que, obviamente, ejercería presión sobre la productora, arrinconándola con la amenaza de no exhibir ninguna de sus películas de aquí en más, decisión que puede hacer tambalear económicamente al Universal al tener que depender de otras empresas de exhibición más pequeñas y del PVOD.
AMC simplemente se niega a aceptar que el modo de exhibición ha cambiado, esto, desde antes de la pandemia. Los $100 millones de alquileres de «Trolls World Tour» a través de PVOD demuestran que el espectador también ha cambiado. Las salas de cines tendrán que reinventarse, más allá de colocar casi todas sus películas con tecnologías 3D y 4D, para supuestamente ofrecer una experiencia inigualable en casa —aunque yo en lo personal detesto ponerme esos lentes—.

Desafortunadamente para AMC, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, que regula y estandariza en gran medida la producción, distribución y exhibición de la industria del cine de Hollywood, anunció el martes, luego de una reunión entre los 54 miembros de la junta de gobernadores (vía Zoom) la decisión de permitir que compitan en los próximos premios Oscar (que se celebrarán el 28 de febrero de 2021) aquellas películas que se han exhibido únicamente por plataformas streaming y/o de VOD. Hasta el año pasado, la regla era que solo pueden competir aquellas películas que se hayan estrenado al menos una semana en salas de cine de Los Ángeles, pero debido al cierre por el coronavirus y que las productoras se han visto en la necesidad económica de utilizar otras estrategias sin saber si podrán estrenar en salas por lo que queda del año, decidieron flexibilizar la regla. Esto quiere decir, entonces, que «Trolls World Tour», por la cual AMC ha condenado a Universal, puede aspirar sin problemas a una nominación como Mejor Película Animada.
Sin embargo, la junta de gobernadores dejó claro que esta excepción se hará únicamente hasta que reabran las salas de cine y se determine que sea seguro volver a ellas. Probablemente, el próximo año esta norma vuelva a su modo tradicional. Y si Netflix quiere participar con otra película original, tendrá que estrenarla obligatoriamente en salas. Lo cierto es que la Academia ya abrió la ventana de la posibilidad y creó un precedente, algo que en las 92 premiaciones anteriores no se había hecho y puede significar el inicio de un gran cambio.
Yo soy de la opinión, a pesar de las nuevas tecnologías y generaciones, que las salas de cine están lejos de desaparecer. Es uno de esos gustos —al igual que los libros físicos—, que por más digitales y accesibles que puedan estar en pantallas más pequeñas y de uso cotidiano, la gente disfruta el formato tradicional. Una prueba es la cantidad de personas en distintas ciudades del mundo que han recurrido a los autocines. ¡Qué afortunados! En Hockley, Texas, The Showboat Drive-In vio un aumento del 95% en la venta de entradas durante la segunda semana de estreno de la película animada «Onward» y el thriller «The Invisible Man». Lo mismo está sucediendo con autocines en Georgia y Florida, donde incluso el público se acerca a ver filmes del siglo pasado como «Jaws» (1975), «Grease» (1978) y «Back To The Future» (1985).
Curiosamente, cuando algunos autocines abrieron en la década de 1950, una de las formas de promoción, además de «Ven como quieras» y «Puedes fumar«, era «Protégete de la gripe y el polio«, cuando en aquellos años, según reporta el National Post, se dio una epidemia de polio en Estados Unidos que cobró la vida de unas 3,000 personas y dejó discapacitadas a otras 21,000.
Un autocine de Ocala, Florida que data de 1948 y que reabrió en 2011 luego de algunas remodelaciones ha visto su local en máxima capacidad los viernes y sábados, teniendo incluso que decirle a las personas que ya no caben y que se devuelvan. Hasta los restaurantes han buscado la manera de atraer más clientes colocando pantallas grandes en sus estacionamientos donde exhiben alguna película. Tal es el caso de BJ’s Restaurant en Texas, que exhibió «The Sandlot» (1993). The Corner Kick en Omaha atrajo unos 35 autos en sus estacionamientos mientras exhibían la comedia de Steve Martin, Chevy Chase y Martin Short, «¡Three Amigos!» (1986), en tres pantallas distintas alrededor de su local, transmitiendo el audio a través de un canal de radio FM. Y en Arizona, el restaurante mexicano Ajo Al’s colocó pantallas inflables en las que proyectó la película animada «Coco» (2017) para sus clientes.
No cabe la menor duda de que vendrán muchos cambios en todos los ámbitos y, a juzgar por los autocines, muchos de ellos estribarán en volver atrás y rebuscar en las soluciones del pasado, a pesar de toda la tecnología que hoy nos abruma. Pero lo que nos debe dar tranquilidad es que los seres humanos sabemos reinventarnos y, sobre todo, sabemos adaptarnos. Ante la adversidad, la creatividad siempre ha sido nuestra mejor herramienta.