Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos Importantes de la Película son Revelados***
Muchos espectadores le tienen cierta aversión a las películas musicales, lo cual puedo llegar a entender, ya que considero que es realmente un gusto adquirido. ¡No es para todos! Hay quienes no pueden aguantar que cada 15 minutos alguien cante una canción para expresar un sentimiento dentro de la trama, mucho menos si es como la adaptación de «Les Misérables» (2012), que fue 100% cantada. Pero, no es mi caso. Soy fanático de extraordinarios musicales, desde los más clásicos como «Singin’ In The Rain» (1952) y «Grease» (1978) hasta los más contemporáneos como «Moulin Rouge!» (2001), «Chicago» (2002), «La La Land» (2016) y «The Greatest Showman» (2017), por mencionar algunos cuantos. Todos estos se destacaron no solo por haber contado con maravillosas actuaciones, números musicales y canciones memorables, sino también por contar con un guion cautivador que nos mantuvieron interesados en todo momento. Sin embargo, el más reciente estreno del musical «The Prom«, por Netflix, una adaptación de la obra homónima de Broadway, está lejos de ser comparable con cualquiera de los éxitos citados anteriormente.
Para empezar con lo poco positivo de este filme, podemos resaltar su ostentoso diseño de producción, digno del espectáculo hollywoodiense, que mantiene una estética que nos da la sensación de estar todo el tiempo inmersos en una obra teatral de Broadway, con todo el brillo, iluminación y color que ello conlleva. A propósito del color, creo que hay también la intención de resaltar la temática LGBTI+ a través de la pureza y vivacidad de los colores, como si el escenario fuera la propia bandera del orgullo gay. Tal vez un poquito exagerado y cliché, bordeando en lo desagradable, porque tal como dijo la comediante Hannah Gadsby en su stand-up «Nanette«, no todos los gays, lesbianas y personas transgéneros son tan extrovertidas y «coloridas» como se proyectan en las marchas del Pride. ¿Qué pasa con los gays que son tímidos? Esta película parece no ser para ellos.
«The Prom» intenta ser una película inclusiva, acerca de Emma (interpretada por Jo Ellen Pellman), una estudiante lesbiana en su último año escolar que desea llevar a su novia al baile de graduación, pero el comité de padres de familia, liderado por la señora Greene (interpretada por Kerry Washington) se opone y cancela el baile, a pesar de que el director de colegio apoya a la chica. Como consecuencia, un grupo de veteranos actores treatrales fracasados, en busca de buena publicidad para potenciar sus carreras, deciden ayudar a Emma para que pueda tener el baile de sus sueños.
Lo que prometía ser una historia con un mensaje de aceptación, inclusión, tolerancia y humanidad, termina desvirtuándose en una trama patética, con clichés y un mensaje erróneo para la juventud que atraviesa la misma situación que Emma y su novia. Durante gran parte de la trama vemos un insistente énfasis en obligar a las personas LGBTI+ a exponerse y «salir del clóset», cuando psicológicamente nadie debe obligar a otra persona a hablar de su sexualidad hasta que esta se sienta preparada. Emma le reprocha constantemente a su novia Alyssa (Ariana DeBose) el hecho de que no se atreva a decirle a su madre que es lesbiana y la incita a que la desafíe, cuando la madre es precisamente quien se ha pronunciado en contra de parejas del mismo sexo en el baile de graduación. ¿Saben lo difícil que debe ser para un adolescente admitir ser gay o lesbiana? Ahora imagínense tener que decírselo a sus padres homofóbicos. Sin embargo, en «The Prom«, Emma coloca a Alyssa entre la espada y la pared, diciéndole que si no «sale del clóset», la relación se acabará. En otras palabras ejerce presión sobre quien todavía no está preparada emocional y psicológicamente para hablar del tema. Eso me pareció un mensaje equivocado o al menos mal abordado. Es cierto que al «salir del clóset» y expresar quién eres puedes llegar a sentir cierta libertad y alivio de no tener que ocultarte, pero también hay que entender que una persona LGBTI+ «sale del clóset» muchas veces (con sus padres, sus hermanos, sus amigos, sus tíos, sus vecinos, etc.) y cada situación es muy diferente, por lo cual nadie debe obligar a nadie a hacerlo, sino que cada quien lo haga cuando así lo crea oportuno. En «The Prom» te dan a entender que: «o lo haces o pierdes».
Incluso, la misma Emma es presionada por el grupo de actores teatrales para que hiciera pública su historia en televisión —cual Ellen DeGeneres— con tal de apelar al apoyo de la comunidad para poder hacer su baile de graduación con todo tipo de parejas. Emma no accede a hacerlo por la televisión, pero siente la necesidad de hacerlo por redes sociales —cantando, obvio—, lo cual tiene un evidente efecto mucho más masivo. Inevitablemente, Alyssa termina contándoselo a su madre frente a un montón de personas y, por fortuna, su madre la apoya, a pesar de que minutos antes aborrecía la idea del lesbianismo, pero la ficción no puede pretender pasar esa absurda reacción como la regla general ante esa misma situación al adolescente que ve la película.
A parte de una historia mal enfocada, «The Prom» cuenta con grandes talentos interpretando a pésimos personajes. Nicole Kidman y Meryl Streep hicieron el ridículo con diálogos para nada graciosos, roles sobreactuados y escenas de canto y baile vergonzosos y patéticos. Nunca había visto a dos súper actrices que admiro tanto como Kidman y Streep en papeles tan poco atractivos y desagradables… y eso que vi «Bewitched» y «Mamma Mia!«. Por otro lado, James Corden, cuyo trabajo como anfitrión de «The Late Late Show» admiro mucho, debe considerar abandonar la actuación y dedicarse solo a ser host, porque definitivamente me parece que se esfuerza demasiado y termina por ser exagerado, como si estuviera en un escenario y no frente a una cámara. Creo que la única que mantuvo un rol medianamente decente fue Kerry Washington en el papel antagónico.
Sinceramente, para ser una película dirigida por el magnate de la televisión, Ryan Murphy, esto fue un verdadero desastre. Murphy ha sido multipremiado con seis Emmys y tiene memorables éxitos como la serie «Glee«, las miniseries «American Crime Story» y «American Horror Story» y la película «The Normal Heart«, entre otras producciones en las cuales ha dejado un sello autoral estético y narrativo —por lo general sus producciones e historias son muy inclusivas—, pero con este musical, perdió un poco el norte y a veces me hace pensar si no se está convirtiendo en un creador sobrevalorado.
Escandalosa, visualmente molesta, cursi y empalagosa, «The Prom» ni siquiera cuenta con una sola canción que al menos reponga la mala narrativa. Nos quieren distraer con todo su esplendor y el glamour de su star system, de una trama aburrida, sin gracia y mal actuada. Todavía no puedo creer que hayan tenido el descaro de nominarla a los Golden Globes como Mejor Comedia o Musical y Mejor Actor de Reparto para Corden. Es completamente absurdo. ¡No la recomiendo en lo absoluto!
Trailer:
Es olvidable, pero igual me entretuve.
Me gustaMe gusta