{Crítica} «Zack Snyder’s Justice League»: Mejoró la narrativa, pero el daño ya estaba hecho


Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes de la Película son Revelados***

Luego de tanta presión con el hashtag #ReleaseTheSnyderCut —tanto por los fanáticos como por los protagonistas de la saga—, finalmente, el aclamado director Zack Snyder muestra una versión mejorada de su visión original desvirtuada por el director Joss Whedon de «Justice League». Sin embargo, aunque Snyder logra librarse de gran parte de lo ridículo, obvio y redundante de la versión de Whedon, cambiando considerablemente el curso de la trama, creo que se le hizo imposible corregir muchos de los errores ya impregnados en la película y que aún le juegan en contra.

¡Ojo! No intento ser el hater en el medio de la gran aceptación que ha tenido «Zack Snyder’s Justice League» —tanto para los fanáticos como para los críticos— pero creo que es justo señalar algunos aspectos negativos que tal vez anteceden a Snyder.

Antes de señalar aquello que aún me disgusta, debo empezar por destacar los cambios positivos más característicos de esta versión. Snyder es un gran storyteller, a quien admiro por ese toque dramático que le añade a lo que puede ser simple y banalmente heroico. «Watchmen» (2009) es un gran ejemplo de esos resultados extraordinarios. «Man of Steel» (2013) también lo es, por lo que haberle confiado «Justice League» prometía una extraordinaria sensación narrativa, que no se dio por eventos de fuerza mayor que ya todos conocemos. Luego tenemos a Whedon, que al haber dirigido exitosamente las dos primeras películas de Los Vengadores de Marvel —«The Avengers» (2012) y «Avengers: Age of Ultron» (2015)—, todo parece indicar que su función era la de un espía malintencionado que pretendía desestabilizar y rematar el ya afectado universo cinematográfico de DC, entregándonos una versión bastante patética de la renombrada Liga de la Justicia, para que no compitiera con el ya exitoso universo de Los Vengadores. Y aunque sueno a teoría de conspiración, increíblemente es la justificación más plausible que encuentro para explicar sus decisiones estéticas y narrativas en su versión de «Justice League». Whedon nos mostró una historia sin profundidad ni dimensiones, mientras que Snyder taladró hacia un núcleo narrativo más interesante, redireccionando la trama hacia líneas más dramáticas y transformando su estética en una obra más romántica, en lo que romanticismo artístico se refiere.

Por ejemplo, en aquella escena de la secuencia inicial del reclutamiento, cuando Bruce Wayne (Ben Affleck) va a Islandia para convencer a Aquaman (Jason Momoa) de que se una a la lucha: en la versión de Whedon, Aquaman accede a luchar y luego ingresa al mar de manera muy canchera y se aleja, buceando, velozmente. En la versión de Snyder, las mujeres islandesas del pueblo pesquero en que se desarrolla la escena entonan una canción enaltecedora a la figura de Aquaman, distrayendo a Bruce por un momento, quien al volver a mirar al mar, se da cuenta que Aquaman se ha ido sin tanto show, dejando apenas unas tímidas ondulaciones en el agua. Escenas como estas, más extensas y reflexivas, se presentan en otros momentos, como cuando se explora más a fondo el dolor de Lois Lane (Amy Adams) y Martha Kent (Diane Lane) por la muerte de Superman (Henry Cavill), que en la versión de Whedon se presentó de manera tan secundaria como un resumen de montaje en el paradigma de la historia.

Otro de los grandes cambios positivos, cuya carencia había criticado años atrás en la versión de Whedon, es la exploración de las relaciones interpersonales de los personajes principales. Snyder se preocupa por reforzar esa idea de «superamigos», al hacer combinaciones escénicas entre personajes que podrían generar cierta química en pantalla: por ejemplo, la personalidad fría y solitaria de Cyborg (Ray Fisher) combinada con la actitud relajada y cómica de The Flash (Ezra Miller). O el intento de sugerir esa camaradería entre la Mujer Maravilla (Gal Gadot) con Aquaman, tal como los veíamos en los dibujos animados (donde Aquaman siempre viajaba con ella en el avión invisible). Más allá de esta exploración en las líneas de relación, también se desarrollan mucho mejor las narrativas individuales de cada uno, sobre todo de Cyborg, a quien prácticamente se había ignorado en la versión de Whedon con una construcción bastante débil. Resulta que en la versión de Snyder, Cyborg es, prácticamente, el núcleo de la trama, lo que nos hace empatizar mucho más con él que con cualquier otro de los de la liga.

La revelación de Martian Manhunter fue otro gran acierto, al asociarlo al personaje ya existente del capitán Swanwick (Harry Lennix), a quien ya habíamos visto con mayor participación en «Man of Steel» y en «Batman v. Superman: Dawn of Justice» (2016), lo cual me obliga ahora a volver a ver ambas películas para identificar si hay indicios de su doble personalidad. Martian Manhunter resulta ser —y de esto me acabo de enterar— uno de los miembros originales de la Liga de la Justicia y de los superhéroes más poderosos del universo DC. Viene siendo como el equivalente a la Capitana Marvel, por lo que seguramente lo veremos tomar un asiento dentro del Salón de la Justicia en «Justice League Part Two» (aún no tiene fecha de estreno), con un papel mucho más relevante, de acuerdo a su protagonismo en el epílogo de esta última versión.

Entre otros de los aspectos rescatables de la versión de Snyder se encuentra el hecho de haber eliminado y/o cambiado escenas innecesarias o ridículas, más allá de recurrir al dramático atuendo negro de Superman. Por ejemplo, el inicio de la película. Mientras que Whedon comienza con una escena aleatoria de Batman luchando contra un criminal en una azotea, donde finalmente se topa con uno de los exploradores alienígenas (con forma de polilla) de Steppenwolf, para percatarse de esa forma de la presencia de un mal superior, Snyder opta por flashbacks de la muerte de Superman y cómo su grito final se convierte prácticamente en el detonante de la historia al activar «las cajas madre», ya que la muerte de Superman representaba para estas cajas y para Steppenwolf la eliminación de su principal amenaza. Snyder justifica de manera verosímil la aparición de la figura antagónica, versus la azarosa versión de Whedon.

Lo que más le celebro a Snyder es el haber reemplazado y reorganizado la secuencia de la batalla final, eliminando las escenas que Whedon le dio a esa familia indefensa que The Flash y Superman corren a proteger, casi que con un protagonismo que creó falsas expectativas (yo en serio pensé que la niña de la familia era una heroína en potencia), para reforzar, en su lugar, la participación de Cyborg y de The Flash en el momento del clímax e incluir la aparición de un villano superior como Darkseid (el equivalente a Thanos en Marvel), que le dé continuidad a la saga. Sobre todo, eliminó las escenas «supuestamente jocosas» del final, cuando Cyborg y Superman finalmente separan las tres cajas y al caer rompen en risas haciendo bromas, pasando a una Mujer Maravilla que dice «Niños, trabajo con niños«; una escena que le restaba toda la fuerza dramática al final, versus la versión de Snyder en la que la liga se une para finalmente decapitar a Steppenwolf lanzándole la cabeza a Darkseid, quien se decide viajar a la Tierra para buscar venganza. ¡Eso es drama, al buen estilo Snyder! Lo más importante, eliminó la ridícula escena poscréditos en la que The Flash y Superman hacen una carrera para ver quién es más veloz.

Y ahora se preguntarán, entonces, ¿qué fue lo que no te gustó, Enrique? A pesar de que la película es más realista en cuanto a las escenas de acción, mostrando la violencia y sangre que se espera en ese tipo de confrontaciones, la historia sigue manteniendo un tono naive en la caracterización de los personajes y sus diálogos muchas veces redundantes. De hecho, no hay diálogos ni líneas memorables en la película. Ni siquiera hay conversaciones profundas entre los personales, las cuales parecen haber sido escritas con el único propósito de hacer avanzar la línea de acción, sin preocuparse mucho más en explorar los sentimientos y la psicología de los personajes; o sea, aspectos más íntimos. Entre lo más dramático que se mostró a nivel diálogos fue la conversación de Lois con Marta, aquella en la que luego descubrimos que Marta en realidad es Martian Manhunter haciéndose pasar por ella. En líneas generales, la mayoría de los diálogos son superficiales, muchas veces rayando en lo tonto, como cuando la Mujer Maravilla captura a un delincuente con su lazo y le pregunta «¿Quiénes son ustedes? El lazo de Hestia te obliga a revelar la verdad«… O sea, ¿era necesario decir eso? Ya sabemos lo que hace el lazo. Además, ¿hace falta un lazo de Hestia para que el pobre mortal le diga a una poderosa amazona quién es? Con el solo hecho de que me tenga colgando en las alturas es suficiente motivo para hacer lo que me pida. No necesito la extra ayuda de un lazo que me haga decir la verdad. Por otra parte, Gal Gadot es muy hermosa y físicamente adecuada para el rol de la Mujer Maravilla, pero honestamente, ¡no sabe actuar! Solo por la forma en que gritó «¡Kal-El, no!» cuando Superman estaba apunto de atacar a Cyborg luego de resucitar, uno se da cuenta que la calidad actoral de Gadot deja mucho que decir. Un momento dramático como ese quedó como un grito de telenovela mexicana.

Luego tenemos personajes (y actores) desaprovechados como el de The Flash, a quien quisieron darle la simpática personalidad de un Ant-man o Peter Quill, pero no llega ni cerca a las jocosas intervenciones de Paul Rudd y Chris Pratt en Los Vengadores. Prácticamente, todos los diálogos y chistes de The Flash son infantiles y vergonzosos. Ezra Miller es uno de los grandes actores de su generación y su personaje de Barry Allen es la de un interesante científico nerd, pero acá lo siguen poniendo como si estuviera en un episodio de «The Big Bang Theory».

Por otro lado, los efectos visuales. Sí, llegaron a corregir muy bien el pésimo CGI del bigote de Henry Cavill, pero en general, el chroma de la película se ve demasiado falso, al igual que las animaciones son muy evidentes, por lo que casi da esa sensación de estar viendo escenas de intermedio de un juego de Play Station, lo cual nos saca del realismo visual. En la secuencia final hay tanto caos visual, que es difícil ubicar a los personajes en los decorados y darles un sentido de continuidad espacial. Adicionalmente, hay una situación lumínica o de textura en la imagen que parece lavada o difuminada, que da la impresión de que el filme está en baja calidad.

Considero que hay muchos aspectos negativos que no se le pueden achacar a Snyder, dado que se tomó cuatro horas para poder arreglar el desastre de Whedon… Creo que hubiese tenido que hacer toda la película de nuevo, para poder arreglarla completamente, sin embargo, dentro de sus posibilidades, logró darle un giro de 180º. El talento de Snyder en la narrativa es tan bueno, que incluso aquella breve pero poderosa escena del final, del sueño de Bruce Wayne en un futuro apocalíptico en el que debe pelear contra un endemoniado Superman junto a Deathstroke (Joe Manganiello), Mera (Amber Heard), Cyborg, The Flash y The Joker (Jared Leto); es precisamente la introducción de The Joker la que nos cautiva con una caracterización completamente distinta a la que vimos de él en «Suicide Squad» (2016). Esta vez, Leto le agrega ese matiz más oscuro y menos caricaturesco, que revive su interpretación, que no era mala pero tampoco destacaba por encima de la de Heath Ledger en «The Dark Knight» (2008) o la de Joaquín Phoenix en «Joker» (2019). Sin embargo, ahora quiero ver más de su Joker.. y, por cierto, ese diálogo entre él y Batman fue, de hecho, el mejor de la película.

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