Escrito Por: Enrique Kirchman
***Advertencia: Datos importantes de la serie son revelados***
La serie española y producción original de Netflix, Élite, cautivó a la audiencia internacional desde su lanzamiento en 2018 con una trama que casi que replicaba a la exitosa serie estadounidense —también original de Netflix— 13 Reasons Why. Típico reciclaje de la fórmula del éxito que como funcionó en un mercado, ¿por qué no explorar los mismos temas con otras audiencias? ¡Y les funcionó! Sin embargo, con el pasar de las temporadas, Élite (al igual que 13 Reasons Why) ha caído en un inverosímil que, incluso, a cualquier adolescente fanático le parecería de mal gusto.
La primera temporada de Élite gira en torno a tres estudiantes de bajos recursos —Samuel, Christian y Nadia— que tienen la oportunidad de estudiar en el colegio burgués Las Encinas. Como era de esperarse, el desarrollo de la trama se da en base al choque de clases sociales y al misterio que se desenvuelve por la relación de una chica rebelde de la alta sociedad (Marina) con un chico de poca monta (Nano). Desde la primera escena del inicio de la primera temporada sabemos que hay un crimen cuyo misterio le dará sentido a la historia a lo largo de los episodios y alrededor del cual se abordarán otras subtramas. Como primera impresión, nos engancha. Queremos saber qué sucede y por eso continuamos hasta el final, pero cuando vemos que la misma fórmula narrativa se repite en la segunda, tercera y cuarta temporada… pues… podemos llegar a perderle el gusto.
¿Qué funciona en Élite, que nos mantiene enganchados?
¡Las actuaciones! Definitivamente, el casting juvenil encaja perfectamente, incluso con las adiciones que le han hecho en cada temporada. El elenco original integrado por Itzan Escamilla (Samuel), María Pedraza (Marina), Miguel Bernardeau (Guzmán), Arón Piper (Ander), Álvaro Rico (Polo), Omar Ayuso (Omar) y las despampanantes Danna Paola (Lu) y Ester Expósito (Carla) tenía una fuerza y una química grupal que les jugaba muy a favor, con intercambios de diálogos y esa acción/reacción que plasmaban en pantalla de manera natural, dinámica y verosímil para chicos de su edad y de esas procedencias sociales. Rescato personalmente el carácter volátil de Guzmán, los diálogos punzantes de Lu y esa actitud de femme fatale de «La Marquesa» Carla.
Posteriormente, se suma Claudia Salas (Rebeka), como una «nueva rica», y Georgina Amorós (Cayetana) como una wannabe, cuyos personajes se solidificaron en la cuarta temporada con muchas más dimensiones psicológicas y emocionales que cuando iniciaron. Las añadiduras más recientes fueron las de Carla Díaz (Ari), Martina Cariddi (Mencía) y Manu Ríos (Patrick), quienes interpretaron al trío de los hermanos Blanco, y Pol Granch (Phillippe), un príncipe que se interesa, cual cuento de Cenicienta, en Cayetana, la chica de mantenimiento de la escuela. De estos últimos, solo rescato a los personajes Patrick y Mencía, que en realidad aportan algo de novedad a estas cuatro temporadas, versus Ari Blanco, que funciona como el reemplazo de Lu, y el príncipe Phillippe, cuyo personaje no encaja del todo, a pesar de que parece que le sacarán mayor protagonismo en la próxima temporada (tal vez sea la próxima víctima o victimario).
Lo cierto es que las actuaciones son impecables. Estos chicos son realmente talentosos. La perspicacia de Rebeka, la pretensión de Cayetana, la devoción romántica de Omar y las ansias de vivir libremente de Ander, entre muchas otras características, logran que el público de alguna forma elija a un favorito entre toda la gama de personalidades que nos ofrece la trama. Si tan solo canalizaran ese talento a una mejor historia…
¿Qué se ha vuelto cansón de la serie?
Hay dos cosas que a mi parecer se han convertido en un bajón narrativo. Por un lado, el hecho de que cada temporada tenga que desarrollarse en base a una «misteriosa muerte» en la cual siempre quedan involucrados los mismos personajes (Samuel y Guzmán, por ejemplo). Por otro lado, que simplifican la vida adolescente a un continuo e insaciable apetito sexual.
La adolescencia abarca una serie de tribulaciones que vale la pena explorar a nivel narrativo. Sí, hay un despertar sexual, pero hay muchísimas más cosas que aquejan a un adolescente en formación y crecimiento. El acceso a las drogas, las dudas sobre su futuro profesional, la baja autoestima, la presión de grupo, el bullying, el acoso sexual, la violencia intrafamiliar, el embarazo, la discriminación, la anorexia, la obesidad, entre muchos otros problemas que se suman a una persona que recién está descubriendo quién es y qué es lo que quiere. Sin embargo, en Élite nos resumen todo a la promiscuidad y fetiche sexual. Ojo, no hay nada de malo en ello, siempre que se hagan con protección y consentimiento de las partes, pero que toda la trama se centre a enfatizar solo encuentros sexuales diversos, me parece un agotamiento narrativo demasiado superficial y morboso. Tenemos a Ander y a Omar probando un trío con el manipulador Patrick, quienes prácticamente que en todos los episodios nos mostraron una escena sexual, bastante candente, debo añadir. Por otro lado, tenemos a Ari, Samuel y Guzmán en un casi triángulo amoroso que termina por generar repetitivas (e innecesarias) fricciones. Y luego tenemos a Rebeka, que descubre el gusto por las chicas, gracias a la conquista de Mencía, quien resultó ser una call girl. Ni la serie Sex Education (que es muy buena, por cierto), tiene tantas escenas de sexo como esta.
Al final, todo el drama sexual gira en torno a otro crimen con la policía escudriñando entre los mismos sospechosos de siempre. O sea, ¡ya cierren esa escuela! ¡Todos los años muere alguien! Pareciera un colegio público de Estados Unidos y no un colegio elitista español.
Por otra parte, a mi parecer, Élite cometió el mismo error de otras series escolares como Glee y 13 Reasons Why, que luego no saben qué hacer para mantener, temporada tras temporada, a los mismos personajes que en teoría crecen y se tienen que graduar y, por ende, pierden vigencia con el tema central de la serie. Tal fue el caso de Samuel, Ander y Guzmán que los hicieron repetir el año para poder tenerlos en la cuarta temporada. Todo apunta a que no regresarán en la quinta, como tampoco lo hará Omar. Todos los personajes de enganche de la serie se han ido, por lo que deben de darle un giro interesante para poder mantener el interés de quienes solo siguen la serie por sus personajes favoritos. De por sí, hizo falta Lu y Carla en esta cuarta entrega.
Todavía no se ha dicho cuándo se estrenará la quinta temporada, solo que será en 2022, y ya están confirmados dos jóvenes actores nuevos en el rodaje que inició en febrero de este año: la actriz argentina Valentina Zenere y el actor brasileño André Lamoglia. Ya veremos cómo empatan los sucesos que quedaron inconclusos, ahora que Guzmán se ha ido de eurotrip con Ander.
¿Qué piensan ustedes de esta última temporada?