Uno pensaría que la combinación entre un legendario talento como el de Helen Mirren («The Queen») y el estilo más jovial y cómico de Ryan Reynolds («Deadpool») tal vez no van de la mano, especialmente si nos van a contar un drama cuya historia se remonta a las atrocidades cometidas durante el holocausto judío perpetuado por los nazis. Sin embargo, esa percepción puedo decir con propiedad que es errónea. Mirren y Reynolds no solo poseen el talento y el carisma, sino que tienen una química natural que aporta esa empatía necesaria en el espectador para dejarse sumergir en la conmovedora trama de «Woman In Gold».
Dirigida por Simon Curtis («My Week With Marilyn»), este drama biográfico cuenta la historia de Maria Altmann, una anciana judía que escapó muy joven a Estados Unidos durante las Segunda Guerra Mundial, y que en el año 2000 demandó al gobierno austriaco con el propósito de recuperar cinco pinturas hechas por el famoso artista Gustav Klimt, entre esas una que por encargo el artista había hecho de su tía Adele Bloch-Bauer (conocida como «La dama de oro»), que pertenecían a su tío, pero reposaban ilegalmente desde hace poco más de medio siglo en el museo Belvedere de Austria. La historia es impresionante desde todos los puntos de vista, no solo por tratarse de una octogenaria mujer que no buscaba fortuna sino reunirse y estar en paz con su pasado familiar, sino también por haber superado todos los obstáculos legales, hasta la Corte Suprema de Estados Unidos y un poco esperanzador arbitraje en Austria, de la mano de un joven abogado que dejó su vida en pausa por años con tal de ayudarla y salir victoriosos al final.
Foto: Retrato de Adele Bloch-Bauer o «La Dama de Oro» de Gustav Klimt.
«Woman In Gold» es una de esas películas que se suman a una larga producción de obras cinematográficas alusivas al holocausto, como «Schindler’s List», «La Vita È Bella», «The Reader», «Zwartboek», «Die Fälscher» y «The Pianist», entre varias otras, que me cautivan con una poderosa historia, me aceleran el corazón con sus escenas emocionalmente impactantes y casi que increíbles de las injusticias e inhumanidades que sucedieron durante esa época, hasta el punto de sacarme lágrimas y provocarme una inexplicable ira, como si se tratara de una vivencia personal. El debutante guionista Alexi Kaye Campbell y el director Simon Curtis se las arreglan para mezclar el drama con momentos relajados y jocosos de la cotidianidad de los personajes, haciendo de la trama algo light para digerir, sin llegar a ser densa ni cansona; por el contrario, en todo momento, por más que sepamos que todo tendrá un final feliz, nos urge develar el misterio de cómo consiguieron vencer al sistema.
Mirren, como siempre, logra entregarnos una convincente representación, con todo y el acento, y Reynolds, aunque no tan acostumbrado a los dramas, acompaña bien a la actriz inglesa, con escenas fuertes, como cuando le reclama a gritos y con insultos que no abandone el caso, una escena que estoy seguro le dieron ganas a Reynolds de pedirle disculpas a Mirren al segundo después de gritar «corte», por la intensidad con que le habla. Hasta se puede decir que la breve participación de Katie Holmes, de quien no soy muy fanático, fue un buen aporte, ya que nos presentan a una Holmes mucho más madura y natural en su actuación.
«Woman In Gold» es una excelente película (que merecía estar nominada a los Golden Globes y que espero se le reconozca en los Oscar) que habla de la perseverancia, más que de la esperanza, que nos muestra lo invaluable de ciertas cosas, la importancia del arte, que aunque algunos miden su valor con dinero, para otros tiene una trascendencia mucho mayor y abstracta… Nos hace reflexionar sobre todo lo artísticamente sublime que se destruyó durante la opresión nazi, y lo que sería de la humanidad hoy, sino hubiéramos recuperado el arte que ahora tenemos.
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Escrito Por: Enrique Kirchman