{Crítica} «Tag»: Una Trama Absurda De La Vida Real, Pero Con Un Mensaje Que Vale La Pena


Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Un grupo de cinco amigos llevan 30 años jugando el juego de tag, la versión estadounidense de lo que en Panamá se conoce como ‘la queda’, en el que un jugador toca a otro y este debe entonces buscar inmediatamente a otro jugador a quien pasarle ese estigma imaginario, porque nadie quiere ser el último tocado. Se puede decir que es un juego sin ganadores, solo un perdedor, que viene siendo quien no ha podido tocar a otro. El twist de la trama es que de los cinco amigos, Jerry Pierce (interpretado por Jeremy Renner) es el único que en esos 30 años, desde que eran niños, nunca la ha sido atrapado (o tocado), y ahora los otros cuatro planean la forma de que esta vez sí logren tocarlo, justo cuando está por casarse y supuestamente retirarse del juego ese año.

La particularidad del juego es que desde que salieron de la universidad, los amigos solo juegan al tag durante todo el mes de mayo y quien quede tocado hasta las 12 de la noche del 31 de mayo, será el perdedor durante todo ese año, hasta el próximo mes de mayo, cuando deberá buscar la manera de tocar a otro de sus cuatro amigo y así reiniciar la cadena. Eligieron solo jugar durante un mes del año, porque están conscientes de que sus responsabilidades de adulto, que incluyen formar una familia, tener un trabajo, entre otras cosas, los mantendrán alejados durante gran parte del tiempo, y el juego es una forma de tener una excusa para verse al menos durante un mes del año y perpetuar la amistad.

«Tag» (o «Te Atrapé» en español), como se titula la película protagonizada por Ed Helms («The Hangover»), con las actuaciones adicionales de Jon Hamm («Mad Men»), Jake Johnson («New Girl»), Lil Rel Howery («Get Out»), Jeremy Renner («The Avengers»), Isla Fisher («Now You See Me») y Annabelle Wallis («The Mummy»), está basada en una historia de la vida real que se dio a conocer a través de un artículo de The Wall Street Journal publicado en enero de 2013. La diferencia es que en la realidad, se trataba de un grupo de 10 amigos que tenían 23 años jugando tag, desde que estaban en la secundaria en el Gonzaga Preparatory School de Washington. Ocho años después de graduarse del colegio, se reunieron y surgió el tema del juego y decidieron reanudar la jugada con un nueva regla: jugarían solo el mes de febrero de cada año (a diferencia de la ficción, que era en mayo).

En la película se tomaron algunas licencias narrativas importantes para ficcionar ciertos aspectos que ayudaron a darle un objetivo claro al protagonista. Por ejemplo, en la historia real ninguno de los jugadores tuvo un tumor en el hígado (como le sucedió a Hoagie Malloy) ni tampoco existió un Jerry Pierce invicto sin ser tocado. Estas fueron añadiduras para poder estructurar la narrativa y tener un protagonista (Hoagie) claro, con un antagonista claro (Jerry) y un conflicto definido: Hoagie debe intentar tocar a Jerry, quien hará lo posible por evadirlo. Sin embargo, lo que sí es completamente cierto, y hasta más descabellado que en la ficción, es todo lo que hacían los chicos para tocar a sus compañeros y deshacerse del estigma. Se disfrazaban, entraban de incógnitos en los trabajos de los otros, usaban a sus esposas como espías y hasta a compañeros de trabajo para despistar a los demás.

Foto: Los 10 amigos de la vida real en quienes se basó la historia de la película «Tag».

Según el artículo de WSJ, en una ocasión, uno de los jugadores de la vida real, llamado Mike Konesky, irrumpió en la casa de su amigo Brian Dennehy a las 2:00 a.m. para tocarlo, pero cuando llegó a su habitación, caminando de puntillas, se tropezó con una lámpara y su ahora esposa le advirtió «¡Corre, Brian!», pero de igual forma Konesky pudo atraparlo. Otro año, el mismo Konesky canjeó sus millas de viajero frecuente para viajar a la ciudad de Boston y acechar a su amigo Chris Ammann. Konesky pasó dos días escondidos entre los arbustos de la casa de su amigo, patrullando su calle y esperándolo en su bar favorito para sorprenderlo cuando lo viera, pero su amigo se había ido todo el fin de semana de viaje y nunca llegó, por lo que Konesky viajó en vano y fue el perdedor de ese año. Joe Tombari es otro de los jugadores que vive en California con su esposa y en una ocasión, durante el mes de febrero, su vecino llegó a tocarles la puerta y les pidió que lo acompañaran al baúl de carro para que vieran algo que se había comprado. Cuando el vecino abrió el baúl, el sacerdote Sean Raftis —uno de los competitivos jugadores— saltó desde dentro del baúl y tocó a Joe. Su esposa se asustó tanto que se tropezó y se desgarró un ligamento de la rodilla.

De hecho, al final de la película nos muestran algunos videos reales de los jugadores disfrazándose o escondiéndose para sorprender a sus amigos en estacionamientos, centros comerciales, en su casa y en cualquier parte, por lo que se confirma lo intrépido que eran y lo comprometidos que estaban con el juego, solo por mantener una amistad que de una u otra forma ha durado décadas, algo que muy rara vez sucede. Ese es el mensaje positivo que nos deja la historia, que la vida no necesariamente se trata de cuántos amigos pierdes en el camino, como dice la frase, sino que pase lo que pase, donde sea que nos encontremos social, económica o emocionalmente, los amigos son un gran estabilizador que nos aleja, al menos de forma momentánea, de los problemas. Y eso lo podemos ver en la trama, con el caso de Hoagie, quien estaba muriendo; o el de Chilli (Jake Johnson), quien se había divorciado y estaba en bancarrota; o el de Reggie (Lil Rel Howery), quien se atendía con una psicóloga; o incluso de Bob (Jon Hamm), que era un exitoso hombre de negocios. Sin embargo, durante ese mes que intentaron atrapar a Jerry, se olvidaron de sus problemas y responsabilidades, y al final se dieron cuenta de lo importante de mantener esos lazos ante lo efímera que es la vida.

Lastimosamente, «Tag» no supo explotar ese lado sensible, sino que se enfocó más en la comedia física, con situaciones repetitivas de intento tras intento para tocar a Jerry y tocarse entre ellos. De momentos, los supuestos momentos de comicidad rayaban en lo ridículo, aunque algunos personajes como los de Isla Fisher, Leslie Bibb y Ril Lel Howery le supieron añadir un toque más auténtico y divertido. Las escenas de intento de atrapar a Jerry, quien los superaba en agilidad y los agredía físicamente una y otra vez, son filmadas de tal forma que nos remiten a un episodio extendido de «Jackass», que en lo personal nunca me gustó. Parecía como si estuviésemos viendo un resumen de aquellos Vines que una vez estuvieron de moda en redes sociales. Sí hay momentos cómicos, sí nos enternece el final, pero creo que yo hubiese enfatizado narrativamente más en ese factor dramático de Hoagie para crear un gran gancho sorpresivo al final, en lugar de darle tanto protagonismo a las persecuciones y comedia física.

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