Escrito Por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos Importantes De La Película Son Revelados***

Un hombre tiene sueños premonitorios de un posible ataque alienígena, pero el distanciamiento de su esposa e hijas hace que estas no le crean, hasta que es demasiado tarde y se ven en la necesidad de enfrentar a los invasores para sobrevivir. Esta es la premisa de «Extinction», la película de ciencia ficción que se estrenó la semana pasada en Netflix con las actuaciones de Michael Peña («Ant-Man»), Lizzy Caplan («Cloverfield») y Mike Colter («Luke Cage»). Así por encima, nos remite a algo que ya hemos visto antes, como el espectacular thriller de Steven Spielberg, «War Of The Worlds» —protagonizado por Tom Cruise— o la serie también producida por Spielberg, «Falling Skies»; ambas comparten un conflicto similar, salvo por el factor premonitorio.

Definitivamente, «Extinction» parece no aportar nada novedoso a la trama, hasta que, cerca del segundo punto de giro, nos enteramos que los invasores son realmente seres humanos y quienes se defienden son una especie de androides que fueron creados en principio para servir a la humanidad. Este punto fue el gran factor sorpresa de la trama y lo único que le da mérito a la idea general de la historia, sin embargo, está tan pobremente relatada, que no crea ese impacto dramático.

Primeramente, la trama empieza bastante confusa y aburrida, presentándonos el paradigma de nuestro protagonista Peter (Peña) y su tambaleante situación familiar en la que se enfatiza con el solo propósito de generar mayor empatía en el espectador. De repente, sin mayor reparo ni suspenso, se desata la invasión que venía advirtiendo Peter en sueños, y desde ese momento el objetivo primordial es el de sobrevivir y escapar, hasta que atrapan a uno de los invasores, se percatan de que es humano y descubren su realidad androide. El tema es que los puntos de inflexión de la trama no tienen la fuerza suficiente para mantenernos enganchados. No nos sorprenden, porque no hay una escena previa que anticipe la sorpresa lo suficiente y genere esa expectativa. En otras palabras, la narrativa carece del factor suspenso o misterio, dándole mayor protagonismo a la acción y la persecución, colocando los puntos fuertes de la trama de manera automática, sin pensar realmente en qué punto de la historia conviene más revelarlos.

A eso le sumamos una producción que visualmente se vio muy falsa, en cuanto a las naves y el ambiente apocalíptico que hay en la ciudad. Parecía una película clase B o un videojuego con muy malas animaciones, y eso le restaba realismo a las escenas. Salvo por Michael Peña, quien intenta darnos una interpretación medianamente aceptable, el resto de los personajes son inmutables, no aportan nada a la trama… Ni siquiera su esposa nos despierta un sentimiento empático cuando casi muere; mientras que sus hijas, hasta cierto punto llegan a ser molestas, porque se convierten en un riesgo cliché de las típicas niñas a las que hay que salvar una y otra vez por su imprudencia.

Lastimosamente fue una muy buena idea, pero narrativamente mal ejecutada, con actuaciones débiles, una mala caracterización de los personajes y una producción muy descuidada en cuanto a escenografías y efectos. La verdad que no es un gran aporte al género de la ciencia ficción.

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