{Crítica} «Causa Justa»: Se destaca la fotografía, algunos FX… y Patricia De León


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Escrito por: Enrique Kirchman

***Advertencia: Datos importantes de la película son revelados***

Recientemente, se estrenó en Netflix la película panameña Causa Justa, la cual había sido originalmente estrenada en salas de cine en 2019, año en que la vi por primera vez con varias expectativas: por un lado, Arian Abadi era un nuevo rostro en la actuación y también regresaba a las pantallas panameñas la espectacular Aida Morales, a quien ya conocíamos por su participación como la implacable sirvienta en la comedia negra Chance (2009) de Abner Benaim. Por otro lado, los efectos especiales y visuales perfilaban bastante aceptables para las exigencias de la historia, mientras que la dirección de fotografía parecía ser uno de los significantes estrellas del relato. En aquella época no tuve oportunidad de hacer la crítica, por lo que aproveché ahora para verla en Netflix una segunda vez y refrescar mi memoria para redactar mi análisis, en esta edición de Butaca: Flashback.

Dirigida por Luis Franco Brantley y Luis Pacheco, con un guion de Joaquín Horna Dollande y aportes de Carlos Carrasco y Manuel Rodríguez, Causa Justa se basa en la operación militar estadounidense Just Cause, que se llevó acabo la noche del 20 de diciembre de 1989, cuando la potencia norteamericana invadió Panamá para capturar al general Manuel Antonio Noriega y desarticular a la Fuerzas de Defensas. El enfoque narrativo recae disperso sobre distintos personajes —unos con mayor relevancia que otros— y sus vivencias en la víspera de la invasión y durante el trágico evento.

Captura de Pantalla 2021-08-05 a la(s) 10.54.25 p. m.

No hay duda de que la fotografía de este filme es uno de sus grandes aciertos. Alvis González y Jeico Castro hacen un gran trabajo desde su cuidada composición y encuadres, los movimientos de cámara sutiles y una iluminación bastante dramática, que se puede identificar fácilmente en otros trabajos de Castro —como en Kimura (2017)— destacándose, tal vez, como su sello artístico de autor. La propuesta fotográfica y lumínica es muy del estilo de la narración clásica, donde destaca la perfección visual más que el realismo, algo que, tal vez, para una historia de barrio puede llegar a ser muy escenificado y casi teatral, pero aún así está artísticamente bien logrado. Me llamó mucho la atención, por ejemplo, la escena en la cantina donde vemos a Carmina (interpretada por Patricia de León) sentada en una mesa bebiendo con otros tres hombres y Doña Herminia (interpretada por Rosa Lorenzo) finalmente la encuentra para avisarle de la muerte de Anselmo. La propuesta lumínica de esta escena, mezclando tonos cálidos y verdosos, sumado a la textura de la imagen y el complemento de una locación perfectamente ambientada, la convierten en una de mis escenas favoritas, no solo visualmente, sino también narrativa y actoralmente.

Todos los códigos del relato, hasta el pindín que se escucha como parte de la música diegética, jugaron a favor del personaje de Carmina en esa escena en la cantina, con una fuerza dramática que se siente más real que cualquier otra durante todo el filme. Y es que Patricia de León fue otro de los gratificantes aciertos de Causa Justa. Es preciso aclarar que a pesar de ser panameña, Patricia lleva años trabajando como actriz en la ciudad de Los Ángeles, en series y películas clase B, por lo que se nota su entrenamiento frente a la cámara, a diferencia de talentos nacionales con menos filmografía, cuyo fogueo ha sido más en los escenarios teatrales. De León se supo meter exitosamente en el papel de una mujer del mal vivir que se aprovecha del hombre más tonto hasta del más macho, usando su cuerpo como método de supervivencia y argucia. Su caracterización, desde el aspecto físico y del vestuario hasta su expresión corporal y verbal, como sus tribulaciones psicológicas, están muy bien expresadas a través de su personaje, colocándola como uno de los más creíbles y naturales de la trama. Lo mismo sucede con la colombiana Aida Morales, que interpretó a doña Rosa, una mujer de barrio con carácter y temple, que también se proyecta con naturalidad y sinceridad frente a la cámara, relajada, sin forzar reacciones. Cabe destacar también a Anthony Anel Grant, quien interpretó a Ismael, un chico que se dedica a engañar yeyesitos que lo buscan para comprarle marihuana y cuyo rol en la película era evitar, inútilmente, que sus amigos fueran a la guerra como batalloneros. Grant, a pesar de ser conocido por sus sketches de comedia, logró varios momentos dramáticos interesantes durante la trama, que incluso opacaron a otros roles principales. En el caso del emergente Arian Abadi, quien interpretó al patriótico teniente Calixto, le faltó más fuerza dramática. Para ser su primer trabajo en cine, Abadi logra un performance aceptable, pero le jugó en contra una incompleta caracterización desde el guion, una subtrama que nos permitiera compenetrarnos más con su personaje, sus motivaciones, sus miedos, sus principios. Por el contrario, lo vimos inmiscuido en muchas historias sin desarrollarse al 100% en ninguna:

  1. Su padrino Anselmo muere y debe ubicar a Carmina, pero Carmina termina enterándose por una tercera persona (la vendedora de lotería).
  2. Su novia está embarazada, pero nunca vimos un momento tierno entre ambos. Y al final se entera de que va a ser papá por un tercero (por su primo).
  3. Se le opone al Mayor Robledo (Aaron Zebede) y su intento de huir, pero cuando los gringos toman el control, Robledo denuncia a Calixto y este es apresado por los militares estadounidenses, por lo que fracasa en su misión patriótica.

En otras palabras, el personaje de Abadi está metido en todo y no logra nada, lo cual lo deja como un personaje narrativamente débil y poco interesante.

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Ese es, precisamente, el gran defecto de la película: su estructura narrativa. Aparenta ser una estructura alternativa paralela, en la cual hay un mismo evento conjunto (la invasión) que une a los personajes y cómo afrontan la misma situación. Sin embargo, no hay un objetivo claro en ninguna de las historias. Durante los primeros 25 minutos nos alternan tantos personajes en situaciones distintas, que uno termina por perderse la relevancia de algunos. Hay personajes que pudieron no haber aparecido y no hubiesen afectado en nada las historias más fuertes, que eran las de Carmina, Calixto e Ismael. Sin embargo, a parte de estos tres, nos introducen también la de Bill y Cromwell (interpretados por Arturo Montenegro y Leo Wiznitzer, respectivamente), la de los amigos del difunto Anselmo, la de Calito y el Chino y ninguna tuvo una resolución ni una búsqueda de un objetivo claro de parte de sus protagonistas. Al principio parecía ser que el objetivo era encontrar a Carmina, quien en principio debe buscarla Calixto, quien le encarga la búsqueda a su primo soldado, luego la hija de doña Rosa la va a buscar, pero Ismael se ofrece y finalmente quien la encuentra es la billetera Herminia, que ni siquiera era un personaje principal. A pesar de eso, la búsqueda de Carmina para avisarle del funeral de Anselmo tampoco era el objetivo, porque este se resuelve a mitad de la película. Entonces, simplemente, parece ser que el objetivo de la película es sobrevivir a la invasión, contando «vivencias» de distintos personajes en lugar de historias completas con un conflicto claro, motivado y alcanzado.

El relato sirvió más para un despliegue de efectos visuales y especiales, como las explosiones, los incendios y helicópteros, que en gran parte estuvieron muy bien logrados (en algunas otras ocasiones, le restó verosimilitud), que transformaron lo que pudo llegar a ser un gran drama social en una película de acción/bélica, que se quedó a medias. Pienso que el valor de la trama estaba en las historias de los personajes del barrio con los que era más fácil identificarse, sobre todo ese público que vivió la invasión y que pudo relacionarse con sus propias historias tristes y arriesgadas de aquella época: la búsqueda de familiares desaparecidos que nunca llegaron a casa, el intento de conseguir alimentos, la crisis económica, la destrucción de hogares, huir de las Fuerzas de Defensa o de los gringos. Causa Justa parecía que iba a explorar ese drama al principio, pero luego se torna en una historia patriótica de soldados que intentan convertirse infructuosamente en héroes de acción y ahí se perdió el valor social e histórico de la trama.

Definitivamente, un buen trabajo de diseño de producción, pero que pudo ser mejor encaminado a nivel narrativo.

Rating: 05

Trailer:

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